La bodega Miguel Torres registra pérdidas
La empresa catalana entró en números rojos antes de la crisis del Covid-19
16 diciembre, 2020 00:00La elaboradora de vino y brandy Miguel Torres SA, de Vilafranca del Penedès, con siglo y medio de existencia a cuestas, está a la espera del cierre del ejercicio fiscal 2020 el próximo 31 de diciembre, para contabilizar el impacto definitivo que le ha ocasionado el coronavirus.
Las incertidumbres son muchas, pero la dirección de la casa no prevé que los daños le afecten excesivamente.
Medidas y ERTE
Durante la pandemia, Miguel Torres ha puesto en marcha planes de contingencia. El negocio continuó en marcha, con las restricciones inevitables. La entidad hubo de activar un expediente de regulación temporal para parte de la plantilla.
Pero poco a poco, la situación tiende a normalizarse pese a las circunstancias desfavorables del mercado.
Época aciaga
Aunque 2020 se recordará como un ejercicio muy complicado en los anales de Torres, la magnitud de las presentes vicisitudes no es ni remotamente comparable con la que revistieron episodios vividos en épocas pretéritas. El más funesto ocurrió tras el estallido de la Guerra Civil en 1936.
A la sazón, los bombardeos redujeron la empresa a cenizas y hubo que reconstruirla por completo a partir de 1940.
Resultados 2019
Por lo demás, ya antes del advenimiento del coronavirus, la veterana compañía comenzaba a experimentar dificultades. De hecho, el ejercicio de 2019 no solo no fue brillante, sino que afloró pérdidas. Éstas ascendieron a 4,1 millones, en contraste con los 4,3 millones de beneficios cosechados en 2018.
En los últimos doce años, desde que la casa confecciona cuentas consolidadas, nunca había encajado saldos deficitarios. La tabla adjunta resume las principales magnitudes.
Año | Giro | Resultado |
2019 | 257 | -4,1 |
2018 | 257 | 4,3 |
2017 | 266 | 8,7 |
2016 | 263 | 9,8 |
2015 | 263 | 6,7 |
2014 | 239 | 6,4 |
2013 | 227 | 8,1 |
2012 | 231 | 11,4 |
2011 | 215 | 11,1 |
2010 | 205 | 10,1 |
2009 | 184 | 4,4 |
2008 | 196 | 3,3 |
La cifra de negocio se mantuvo inalterada en el entorno de los 257 millones. Dos tercios proceden de la exportación, que es el plato fuerte de la prestigiosa marca catalana. El 72% del giro corresponde a la comercialización de vino y espumosos y el 24%, a brandy.
Fondos propios
Torres emplea a 1.350 personas. Los gastos laborales subieron de 61 a 63 millones y otros dispendios de explotación, de 88 a 92 millones, en cifras redondas.
Pese a los resultados negativos transcritos, el balance de Miguel Torres respira solidez por todos sus poros.
El patrimonio neto alcanza los 289 millones, es decir, su capitalización supera con largueza la cifra de ventas. La deuda bancaria se limita a 44 millones. Además, el fondo de maniobra es positivo en nada menos que 129 millones.
Subsidiarias
Miguel Torres dispone de 30 filiales, la mayoría de ellas en España. Su red exterior comprende Andorra, Suecia, Irlanda, EEUU, Chile, Brasil y China. Veinte de ellas registraron quebrantos en 2019 y diez, beneficios.
El viraje más aparatoso es el de la propia matriz Miguel Torres. Pasó de ganar 5,4 millones a declarar un saldo adverso de medio millón.
Consejo y accionistas
El consejo de administración está formado íntegramente por miembros de la familia fundadora. Lo encabeza el patriarca Miguel Agustín Torres Riera, que asimismo es el principal accionista del grupo con el 61% del capital; los vocales son sus hermanos Juan y Marimar; el órgano de gobierno se completa con los herederos de la quinta generación: Ana Margarita Torres Maczassek, Marta y Cristina Torres, hijas respectivas de Miguel Agustín, Juan y Marimar Torres Riera. La dirección del consorcio corre a cargo de Miguel Torres Maczassek.