Bodegas Torres, una máquina de ganar dinero
La compañía Miguel Torres SA, de Vilafranca del Penedès (Barcelona), ocupa el segundo puesto en el escalafón de las firmas vinícolas catalanas por volumen de facturación, pero es de lejos la más rentable y la más capitalizada.
Las magnitudes hablan por sí solas. En 2015, su cifra de negocio subió a 263 millones de euros, es decir, un 9,6% más. Desde 2008, los ingresos sólo se redujeron en 2013, por la apatía del consumo en España. Pero en conjunto, la empresa gira hoy un 34% más que ocho años atrás.
Ello ha sido posible porque Torres es sobre todo una empresa exportadora. Sus caldos se pueden encontrar en 150 países y los envíos al exterior acaparan el 74% de las ventas.
Los resultados que logra la casa son también ubérrimos, muy superiores a los de sus competidores. El año pasado declaró un flujo de caja consolidado de 22,1 millones. El beneficio de explotación se cifró en 17,2 millones. Las cuentas del grupo arrojaron un alza del excedente final de 6,4 a 6,7 millones.
Miguel Torres cuenta con unos activos de 338 millones. Los recursos propios ascienden a 276 millones, cifra conspicua que ha engordado a paso de carga gracias a que históricamente el superávit se ha destinado a robustecer las reservas.
Torres tiene 1.334 empleados y está dirigida por Miguel Torres Maczassek, quinta generación de la familia que empuña las riendas de la gestión. La sociedad posee 2.432 hectáreas de viñedos, de ellas 2.000 en España, 400 en Chile y el resto en California. Ahora tiene entre manos la construcción de una bodega en Lleida, amparada en la denominación de origen Costers del Segre. Además cuenta con otras dos en Penedès, una en Priorat y otras tres en Ribera del Duero, Rioja y Rueda.