Vistas desde el restaurante Marea Alta, todavía en obras, situado en las tres últimas plantas de la Torre Colón de Barcelona.

Vistas desde el restaurante Marea Alta, todavía en obras, situado en las tres últimas plantas de la Torre Colón de Barcelona.

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El nuevo restaurante de la Torre Colón cuesta cuatro millones

El establecimiento situado en las plantas 23, 24 y 25, Marea Alta, abrirá en agosto

22 junio, 2016 13:50

Las tres últimas plantas de la Torre Colón de Barcelona están en proceso de convertirse en restaurante, el Marea Alta. Una inversión de cuatro millones de euros ha necesitado el proyecto para hacerse realidad. Las obras, que todavía no han terminado, empezaron en noviembre, pero la tramitación de los permisos se inició hace tres años y medio. Aunque todavía no han puesto fecha, prevén que en agosto abrirá sus puertas al público.

El nuevo restaurante se sitúa en las tres últimas plantas del edificio del número 8 de la avenida Drassanes. El copropietario, Enrique Valentí, ha justificado en una visita a las obras el elevado coste, y ha cargado contra la moratoria de Colau, que afirma que también afecta al sector de la restauración. Además, “construir a 100 metros de altura” también supone un gasto adicional. Los socios inversores son “tres familias catalanas para un restaurante catalán”, que Valentí no ha querido desvelar.

Después de poner en marcha Casa Paloma, Chez Cocó y Bar Bas, que todavía dirige en las Ramblas, el cocinero y empresario madrileño apuesta por un espacio que evoca el ambiente marinero del norte. “Estamos frustrados por haber perdido la temporada de primavera y verano, pero abrir en agosto nos irá bien para darle rodaje”, explica.

El interior en obras del nuevo restaurante de la torre Colom de Barcelona, Marea Alta.

“El error de cobrar por las vistas”

Forma hexagonal, 360 grados de vistas a toda la ciudad y un total de 1.000 metros cuadrados. La cocina se localiza en la planta 25, la más alta. El piso 24 estará destinado al restaurante, que podrá albergar hasta 110 comensales y contará con una carta con el pescado y el marisco como protagonistas, ahumados, crudos, marinados y guisados. El precio de las comidas y las cenas rondará los 50 euros.

“No queremos caer en el error de cobrar por las vistas; los turistas lo comprarían, pero los locales, no”, asegura Valentí. Aunque afirma que no será un establecimiento destinado a los “guiris”, la terraza que se abrirá en el piso inferior, la planta 23, sí se dirigirá más al turismo. Será un sangria’s bar con una capacidad para 80 personas, en el que se podrán degustar hasta 12 tipos distintos del cóctel.

Lujo moderado

El interiorismo sencillo dominará el espacio, en el que las vistas sobre la costa, la montaña y la ciudad es la mayor atracción. Es por esto que el mayor reto era conseguir que, una vez sentado, el cliente pueda seguir disfrutando del paisaje.

El ambiente que quedará pretende “homenajear los barcos de pesca”, por lo que será industrial, espartano y “sin lujos”. Blanco, amarillo y azul marino serán los colores predominantes, que completarán un suelo de madera de barco.