La salida a bolsa de Europastry catapulta a los Gallés al selecto club de los 1.000 millones
El salto al parqué termina de dimensionar el patrimonio de los fundadores de la empresa como uno de los más elevados de Cataluña
29 septiembre, 2024 00:00Noticias relacionadas
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Los siempre potentes focos del mercado de valores terminarán de poner en el mapa, en poco menos de dos semanas, a Europastry y, además, terminará de perfilar y traducir a números el tamaño del patrimonio de la familia fundadora y accionista de control. Los Gallés pasarán a engrosar oficialmente el selecto grupo de fortunas de Cataluña cuya dimensión se aproxima o supera los 1.000 millones de euros.
Tras una primera tentativa frenada poco antes del verano por recomendación de los asesores ante la inestabilidad que mostraba por entonces el mercado, Europastry ya tiene calendario para convertirse en empresa cotizada a partir del próximo 10 de octubre. La banda de precios no vinculante que se ha establecido para la salida a bolsa presenta un máximo de 18,75 euros por acción, lo que valoraría la participación mayoritaria que mantendrán los Gallés en el grupo en torno a esa cifra redonda a partir de la cual el ámbito de los grandes patrimonios mundiales empieza a abrir sus puertas.
Por lo pronto, le permitirá codearse, mirar a la cara y sentarse en la mesa principal de los más adinerados de Cataluña. Los dueños de Europastry unirán su apellido con los de Puig, Andic (fundador y propietario de Mango), Daurella (Coca-Cola), Grífols, Serra Farré (Catalana Occidente), Carulla (Agrolimen), Lao, Gallardo (Laboratorios Almirall), etc.
Serán los inversores los encargados de valorar cuán rentable fue la idea de Pere Gallés de apostar con firmeza a finales de los años 80 por el negocio de las masas congeladas para productos de panadería y bollería, que daba una nueva dimensión y abría un abanico casi infinito de posibilidades a aquella actividad artesanal que había visto desde siempre en su casa.
Aquel primer Europastry, con ambiciones moderadas y muy focalizado en su primera planta de producción en Sant Joan Despí, vio la luz en 1987, aquel año en el que Juan Antonio Samaranch, por entonces presidente del Comité Olímpico Internacional (COI) pronunció en Lausanne aquellas ya míticas palabras que hicieron realidad el sueño de unos Juegos en Barcelona.
Puede en este caso aplicarse el recurso tan empleado de "ahí empezó todo". Porque una cita tan universal y capaz de poner a una ciudad y a un país entero en el escaparate de todo el mundo era justo lo que necesitaba un proyecto al que pronto se le iba a quedar demasiado pequeño su entorno.
Siempre con socios
Aquel primer centro de producción local se ha convertido en la actualidad en una red de 27, doce de los cuales se ubican en el extranjero (Estados Unidos, Países Bajos, México, Portugal, Rumania y Alemania). Allí se desarrollan cerca de un centenar de líneas de producción, con 2.600 procesos diferentes, capaces de dar salida al mercado anualmente 560.000 toneladas de masa congelada.
Un crecimiento meteórico en menos de cuatro décadas, que ha contado con el aval y la confianza de inversores tan destacados como AB Asesores, en sus inicios, y posteriormente Ibersuizas, el ya extinto Banco Pastor (absorbido por el Popular, cuyo control pasó a manos de Santander tras su resolución), Banco Sabadell y Vall Companys.
El último en esta serie de inversiones ajenas a la familia ha sido precisamente el que ha propiciado la salida de Europastry al mercado. El fondo MCH tomó el relevo del grupo agroalimentario Vall y se hizo con un 20% de la compañía en 2011, en un momento especialmente delicado para la compañía.
Aquel año, el actual presidente ejecutivo, Jordi Gallés, tomaba el relevo de su padre, tras el fallecimiento del fundador del grupo. Con la idea dar algún día el salto al parqué ya sobre las cabezas de los estrategas de Europastry, la trayectoria de MCH como socio del grupo se prolongaría más de la cuenta. Aunque, vistas las cifras, parece que tal espera ha merecido la pena.
La bolsa pone números
Será el vehículo inversor el que realmente se lleve el botín de la salida a bolsa, dado que la mayoría de las acciones que se pondrán a la venta pertenecen al paquete que mantiene desde hace trece años. La operación le reportará ingresos de hasta 270 millones de euros.
Para los Gallés, la operación no contribuirá a engordar su patrimonio a corto plazo, dado que apenas se desharán de un lote simbólico de títulos. Pero sí le pondrá números. Si todo transcurre como está previsto, la familia fundadora mantendrá una participación de entre el 62% y el 64% en Europastry, una vez que ésta comience a compartir de las pantallas de la bolsa con la flor y nata del empresariado español.
La parte alta de la banda de precios no vinculante valora el grupo en 1.570 millones de euros, lo que hace que salgan las cuentas que convierten oficialmente a los Gallés en milmillonarios. Y, además, mantendrán la tradición de ir acompañados de un socio externo que avale y apoye la gestión. El relevo de MCH lo tomará Criteria Caixa, que suscribirá un 5% de las acciones de la Europastry cotizada.