Los consejeros de Grifols, Raimon y Victor Grifols / EFE

Los consejeros de Grifols, Raimon y Victor Grifols / EFE

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Grífols admite sus conflictos de intereses ante el regulador de EEUU

La farmacéutica reconoce las dificultades a la hora de acceder a los mercados en busca de financiación debido a su elevada deuda y alerta sobre la actuación de los fondos especuladores

23 abril, 2024 00:13

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Las ya célebres operaciones con partes vinculadas de Grífols, elemento básico de la fuerte crisis reputacional que padece la compañía a raíz del informe de Gotham City Research, ya ocupan un puesto de privilegio en las cuestiones urgentes a resolver por la farmacéutica, que ha admitido los problemas y riesgos que suponen los conflictos de interés que surgen a raíz de este tipo de transacciones con accionistas y empresas gobernadas por personas con cargos de responsabilidad en la cotizada. 

Tras múltiples requerimientos por parte de los supervisores, Grífols ha procedido a situar esos conflictos de interés entre los principales riesgos relacionados con la operativa y la estructura de la empresa, especialmente por su posible influencia negativa en la confianza de los inversores.

Requerimientos de la SEC

En el informe anual remitido a la Comisión de Valores de EEUU (SEC, por sus siglas en inglés), Grífols señala que ese tipo de operaciones "pueden presentar la apariencia de posibles conflictos de interés, que puede tener un efecto adverso a nuestros intereses".

Como hiciera en su día la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el supervisor estadounidense también ha requerido información adicional al productor de hemoderivados a raíz de la crisis provocada por la publicación de los informes de Gotham. Desde hace más de diez años, Grífols cotiza en la Bolsa de Nueva York, a raíz de su entrada a lo grande en el mercado estadounidense con la compra de Talecris.

Cruce de Wall Street con Broadway, Nueva York

Cruce de Wall Street con Broadway, Nueva York PIXABAY

Al margen de cuestionar las prácticas contables de la compañía y la veracidad de las cifras que publica, el fondo bajista también hacía hincapié en las operaciones vinculadas de Grífols, con particular foco en aquellas ejecutadas con Scranton Enterprises, accionista de la cotizada y en la que participan varios miembros de la familia fundadora, que forma parte del consejo de administración.

"La aparición de conflictos de interés como consecuencia de operaciones con partes vinculadas puede minar la confianza de nuestros inversores", admite Grífols en el documento, tras situar este punto entre sus principales factores de riesgo.

Anteposición de intereses

Así, la farmacéutica admite que personas con responsabilidades en la compañía podrían dedicar parte de su tiempo a las empresas vinculadas y también hacer que privilegien sus intereses económicos personales frente a los de la compañía.

En el caso del contenido del informe de Gotham, este conflicto se concentra en las operaciones entre Grífols y Scranton en la compraventa de dos productores de plasma, sobre los que la cotizada aun dispone de una opción para asumir su control y que sigue gestionando pese a deshacerse del activo. 

Thomas Glanzmann, consejero delegado de Grifols, durante una junta de accionistas

Thomas Glanzmann, consejero delegado de Grifols, durante una junta de accionistas EFE

Precisamente, entre los factore de riesgo también se menciona la elevada influencia de la familia Grífols en las decisiones fundamentales de la compañía. En el informe se estima que los fundadores mantienen el control sobre el 36% de las acciones clase A, que son las que aglutinan la totalidad de los derechos políticos de la compañía.

A raíz de la crisis de Gotham y a iniciativa de los vocales independientes y la presión de algunos de los fondos accionistas, la compañía ha apartado de cualquier labor ejecutiva a los miembros de la familia y ha determinado que el presidente, Thomas Glanzmann, dejará de tener funciones ejecutivas a partir de 2025.

A vueltas con la deuda

Glanzmann también aparecía señalado en el informe de Gotham, que cuestionaba su independencia por su larga presencia en el consejo de Grífols y su indudable afinidad los fundadores. La incorporación efectiva a partir de este mes de abril de Nacho Abia como consejero delegado, sin relación previa con la empresa ni los accionistas, será el paso previo para otorgarle todos los poderes ejecutivos a partir del próximo año.

Los riesgos relacionados con los conflictos de interés se sitúan casi a la altura de los derivados del elevado endeudamiento de la empresa, que reconoce que esta situación aumenta su vulnerabilidad ante los posibles cambios de ciclo y le dificulta el acceso a los mercados con vistas a encontrar financiación.

Acceso al mercado

Estas consideraciones coinciden con el anuncio por parte de Grífols de que estudia una posible nueva emisión de bonos para obtener ingresos para poder afrontar los vencimientos de 2025.

A tal efecto, la compañía sigue esperando noticias del cierre definitivo de la venta del 20% de Shanghai RAAS a Haier, previsto para el primer semestre de 2024 y que reportará a la empresa ingresos de unos 1.800 millones de dólares que destinará de forma íntegra a repagar deuda.