Ante la falta de lluvias, Cataluña mira al cielo a la expectativa de las tan esperadas precipitaciones. Pero, en vez de eso, ¿no debería mirar hacia abajo? Ante la amenaza de una sequía severa y a las puertas de la situación de emergencia, la Agencia Catalana del Agua (ACA) estudia la posibilidad de potabilizar el agua subterránea que se encuentra bajo la ciudad de Barcelona.
La entidad dependiente de la Generalitat está evaluando la viabilidad de este proyecto, según ha detallado la emisora de radio pública autonómica Catalunya Informació. Esta alternativa a la regeneración, la llegada de barcos o al minitrasvase del Ebro podría compaginar la extracción agua del río Besòs y de los acuíferos subterráneos, teniendo en cuenta que la ACA ya está llevando a cabo trabajos de prospección y sondeos a entre 20 y 30 metros de profundidad para determinar hasta qué punto la captación de agua subterránea podría formar parte de la red de control de la agencia.
¿Regar con agua subterránea?
Esta opción esta sobre la mesa del ACA después de que el Ayuntamiento de Barcelona ha le solicitase utilizar el agua subterránea al menos para el riego de las zonas verdes de la ciudad, que actualmente se hace en un 80% con agua potable y en un 20% con agua subterránea. El consistorio argumentó la semana pasada que el agua subterránea de Barcelona no es apta para el consumo humano ni se puede tratar para hacerla potable, según las directrices de la propia agencia, por lo que solicitaba este permiso extraordinario.
La ACA también está trabajando en dos proyectos para llevar agua del río Ebre a la comarca del Priorat, donde la sequía afecta gravemente a los cultivos de viña y olivo, que son la base de la economía local. La Generalitat ha presentado una propuesta que consiste en canalizar agua del Ebre para regar unas 5.000 hectáreas de terreno. Los proyectos, que tienen un presupuesto de unos 60 millones de euros, ya cuentan con los estudios de viabilidad y solo están pendientes de la validación de la Confederación Hidrográfica del Ebre. Se prevé que estén listos en los próximos tres años.
Posible pero arriesgado
El uso del agua subterránea como fuente de abastecimiento en las ciudades industriales es factible incluso a costes económicos, pero conlleva una serie de riesgos y desafíos que requieren evaluación. Entre los principales riesgos se encuentran la contaminación por las actividades industriales, la sobreexplotación que puede provocar la subsidencia del terreno y la inestabilidad geológica, y el posible colapso de edificios e infraestructuras debido a la bajada del nivel freático.
Para prevenir estos riesgos y garantizar la sostenibilidad del recurso, es necesario realizar estudios geológicos, de calidad del agua, de impacto ambiental y de evaluación de infraestructuras, así como implementar programas de monitoreo y regulación, practicar una extracción sostenible y considerar otras fuentes de agua alternativas, como el agua residual tratada o la desalinización.
Imposible a corto plazo
En el caso de Barcelona, apresurarse a extraer agua sin una adecuada valoración puede tener consecuencias imprevistas y agravar los problemas existentes. Por ello, es necesario tener en cuenta la seguridad, la sostenibilidad ambiental y la salud a largo plazo de los recursos hídricos sobre las necesidades a corto plazo.
Participar en un proceso de evaluación integral para que la extracción sea responsable y sostenible, minimizando los riesgos, requeriría una serie de estudios difícilmente ejecutables en solo cuatro meses, cuando se prevé que la sequía pueda alcanzar una gravedad extrema. Especialmente teniendo en cuenta que la velocidad burocrática de la Generalitat en otros casos ha sido más bien la de cuatro años por estudio.