El restaurante de la Mola se aferra a más de 7.000 firmas para evitar el cierre
Los responsables del comedor convocan una concentración ante la Diputación de Barcelona el próximo 18 de diciembre
5 diciembre, 2023 22:04Noticias relacionadas
Los responsables del restaurante de la Mola se aferran a la esperanza para evitar el cierre del histórico comedor de la cima de la montaña vallesana. Según ha podido saber Crónica Global, el próximo 18 de diciembre a las doce del mediodía han convocado una concentración delante de la Diputación de Barcelona (propietaria del espacio).
Aprovecharán para entregar las más de 7.000 firmas que han recogido hasta la fecha en contra de la decisión de dejar el parque natural sin servicio de restauración, pues consideran que los argumentos dados para tal medida (que los miles de montañeros que visitan el parque suben a comer, y ello daña el medio natural) no tiene fundamento, pues de los más de 300.000 ciudadanos que se acercan cada año hasta ese espacio natural, solo 25.000 son atendidos en el comedor.
"Improrrogable"
El contrato del restaurante La Mola, el más alto del Vallès, termina a finales de enero y es "improrrogable". Pero no hay una alternativa para ofrecer el servicio de restauración. La Diputación de Barcelona (DIBA) se tomará un tiempo para analizar si conviene licitar de nuevo la concesión o concluye que este tipo de comercio es perjudicial para el medioambiente, como explicó el pasado jueves.
Cabe recordar que en lo alto de la Mola se encuentran, además del comedor, un monasterio del siglo X, propiedad de la Diputación y declarado Bien de Interés Cultural Nacional (BCIN), así como servicios de visitas guiadas y otras actividades de interpretación, gestionados con un contrato de concesión del 2018 que finaliza a finales de enero del 2024.
"Vender bocadillos no sale a cuenta"
Por su parte, los gestores del restaurante, con Gemma Gimferrer al frente (lleva allí toda la vida, desde los 6 años, cuando lo compró su padre, hace de ello 57) defienden que la Diputación no sabe lo que está haciendo, pues desconoce la realidad del lugar, al que solo se llega a pie y en el que cambiar el modelo de negocio es insostenible: "Vender bocadillos no sale a cuenta".
Asimismo, la única manera de llevar los víveres hasta la cima es con mulas y un burro perfectamente entrenados, que se quedarán sin un lugar en el que vivir si se confirma la clausura. Por todo ello, los dueños del comedor piden, al menos, una transición consensuada hasta la decisión sobre el futuro del servicio de restauración.