Una herencia de tres edificios y dos hospitales públicos. Estos son los componentes de una operación urbanística reciente en Barcelona que ha atraído inversores de todo tipo en la ciudad y que ha sorprendido porque ha tenido lugar en el llamado Cuadrado de Oro del Eixample, la zona de la almendra central de la capital catalana que alberga comercios, hoteles de lujo y grandes monumentos como la Pedrera o la Casa Batlló.
Mientras un trajín de turistas se arremolinaba ante las dos grandes obras modernistas del corazón de Barcelona, en una discreta notaría de la capital catalana, tres inmuebles de la misma zona cambiaban de mano. Lo explican fuentes del sector inmobiliario, que alertan de que la operación, llevada a cabo en las últimas semanas, ha sacudido el sector. No por su precio, sino por ser totalmente inusual.
Un 'hereu' deja tres edificios
El protagonista de la historia es un heredero, o hereu en catalán, de una acaudalada familia local. El hombre falleció sin descendencia y con una cartera que cuenta al menos con tres inmuebles situados en la confluencia de las calles Aragó y Girona, pared con pared con el Mercado de la Concepció.
Ante su óbito sin sucesores, se activó una subasta para colocar los valiosos activos. Pero no fue una venta convencional. El patrimonialista dejó por escrito en su testamento que quería que los beneficiarios de sus cotizados edificios fueran dos fundaciones médicas: la del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona (Barcelona), Can Ruti, y la del Hospital de Sant Pau, situado en la misma Ciudad Condal.
Subasta abierta
Se abrió la subasta ante el fedatario público. A la misma, claro, acudieron los abogados de las dos fundaciones sanitarias. Estaban atentos, pues la venta pública no era directa. El hereu dejó escrito que sus edificios se sacarían a la venta por sólo cinco millones de euros. El notario los debería subastar y, si nadie igualaba precio, la tarifa iría bajando hasta que se encontrara a un interesado o las fundaciones se los quedaran.
Hubo interesados. Gestores de inversiones y directivos de hedge funds de Barcelona acudieron a la colocación de bienes, pues los activos eran "interesantísimos, por mucho que uno de los edificios no tuviera ascensor".
Ganan los hospitales
Fue en vano. Las fundaciones hospitalarias les regatearon y se llevaron unos codiciados bienes que, en caso contrario, los fondos habrían reformado y transformado en pisos de lujo, pues la zona no permite el uso hotelero.
Finalmente, y según las mismas fuentes, el triplete de edificaciones se subastó por cerca de tres millones de euros. Los beneficiarios finales fueron, insisten, Can Ruti y Sant Pau. Con ello, "se perdió una de las operaciones inmobiliarias del año en la capital catalana", pues la ubicación de los inmuebles, sumada al valor del comercio situado en la planta noble -la flasghip store de barbacoas Weber, el mayor productor de tecnología de jardín del mundo- le añadía valor.
Can Ruti: "Lo utilizaremos para investigar"
¿Qué dicen los envidiados ganadores? Este medio ha preguntado a la Fundación Sanitaria Sant Pau, que no ha contestado. Por su parte, la Fundación Institut Germans Trias i Pujol (IGTiP), de Can Ruti, ha confirmado que han ejercitado su derecho ante los fondos. "Dentro del legado del cual el Instituto es beneficiario, hay unos inmuebles en la calle Aragón que se han subastado públicamente y ante notario", ha reconocido un portavoz.
La misma fuente subraya que "este legado debe permitir impulsar diversos proyectos de investigación del IGTiP en los próximos años, ya que los ingresos que se obtengan, según dejó especificado el donante en su testamento, deben destinarse a la investigación biomédica". La fundación de Can Ruti recuerda que "la recepción de donaciones por medio de legados es una oportunidad para impulsar proyectos de este perfil, pese a que aún es poco habitual en nuestro entorno".
Miles de metros en pleno Eixample
¿Qué se ha vendido, o malvendido según algunas opiniones del sector inmobiliario? Tres inmuebles que suman 827, 636 y 840 metros cuadrados con hasta cinco alturas. El precio real de venta del paquete se estima en cerca de diez millones de euros, aunque finalmente se ha colocado por poco más de tres.
Eso sí, se ha cumplido la voluntad del heredero y los recursos percibidos se han canalizado a la investigación científica ante la desazón de parte del mercado inmobiliario local.
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