Hace poco más de dos años, Indra sorprendía al mercado al anunciar el relevo de Fernando Abril-Martorell en la presidencia, a propuesta del Gobierno, como representante del Estado, primer accionista de la compañía. Desde que Marc Murtra encarnó ese cambio, la empresa ha sido capaz de crear en torno a 1.100 millones de valor para los accionistas, un grupo en el que ha integrado socios industriales como Sapa y Escribano, además del fondo Amber, que ya acumulan unas más que llamativas plusvalías latentes.
"Se busca otro perfil". Fue el argumento empleado entonces para dar por finalizada la etapa de Abril-Martorell en la empresa que, no mucho tiempo después, también iba a dejar de contar con referentes como Cristina Ruiz y Jorge Mataix, que ejercieron como consejeros delegados durante un tiempo.
El refuerzo de la SEPI
Con un horizonte más despejado, superada la pandemia, con un consejo por completo remozado en lo que se refiere a los independientes y un primer ejecutivo de prestigio como José Vicente de los Mozos al frente de las operaciones, ese "otro perfil" ha tomado forma de manera nítida. Algo de lo que los accionistas pueden dar buena fe.
Y el primero, el propio Estado. Tras la salida de Corporación Financiera Alba, la sociedad de cartera de la familia March, histórico socio que aseguraba la españolidad de una compañía tan estratégica como Indra, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) tomó la iniciativa y reforzó su presencia en el capital con la compra de un 10% adicional, para alcanzar el 28% y consolidarse como primer accionista.
Dos años después, las plusvalías latentes por esta adquisición adicional se aproximan a los 70 millones de euros gracias al respaldo que la trayectoria y los resultados de Indra han tenido por parte del mercado, con una respuesta incontestable en un termómetro casi siempre fiable como es el bursátil.
Desde la llegada de Murtra como presidente no ejecutivo, a finales de mayo de 2021, los títulos de Indra acumulan una revalorización de algo más del 86%. Un comportamiento que no resiste comparación con el mostrado en el mismo periodo por el Ibex 35, cuyos avances no alcanzan el 3%.
El dividendo, clave
Si se toman como referencia los últimos 12 meses, sólo Banco Sabadell (+66%) presenta un mejor rendimiento que Indra (+57%) dentro del conjunto de valores que componen el índice selectivo. Con una perspectiva algo más amplia, que trasciende incluso por unos meses el mandato de Murtra, Indra es el cuarto mejor valor del Ibex a tres años, con un avance del 105%, y uno de los seis que han sido capaces de multiplicar por más de dos su precio en este periodo (junto al Sabadell, BBVA, Arcelor Mittal, Repsol y Santander).
Sin duda, un factor clave ha sido el regreso del dividendo, una vez que Indra ha sido capaz de estabilizar un escenario de resultados netos positivos y de dejar atrás una etapa de nueve años sin poder remunerar a sus accionistas.
La operación esperada
El eterno aspirante a confeccionar un campeón nacional de la industria de los sistemas para Defensa parece ahora en mejor disposición que nunca para lograr el objetivo. Además de consolidar su presencia como líder en numerosos proyectos de ámbito europeo, Indra ha formalizado al fin su entrada como minoritario en el capital del fabricante de motores ITP Aero, lo que dará paso a una alianza en busca de sinergias, negocios complementarios y colaboración, imprescindibles en un ámbito en el que el volumen de las inversiones no sólo trasciende el tamaño de las empresas, sino, incluso, el potencial de los estados.
"Tenemos que ser tractores de la industria española de Defensa; se trata de coserla, no de fagocitarla", explicó de forma gráfica De los Mozos hace unas semanas en el transcurso de un desayuno informativo. En esa misma comparecencia adelantó que la operación de entrada en ITP se llevaría a cabo "si conseguimos encajar los vagones".
Por ahora, el tren circula a velocidad de crucero y pronto se conocerán más detalles sobre su recorrido. Será con el plan a tres años en el que el ex-Renault trabaja con su equipo prácticamente desde su aterrizaje en Indra, que será aprobado durante el primer trimestre de 2024 y presentado en el transcurso de un Investors Day.
Hasta entonces, Indra cotiza en zona de máximos de los últimos nueve años y se asoma a un escenario prácticamente inédito, con posibilidades reales de liderar un referente europeo de la industria de Defensa y, al mismo tiempo, con una potente división tecnológica (Minsait) y un creciente negocio de tráfico aéreo cuya entrada en EEUU le ha situado en la segunda posición mundial en este segmento y en disposición de desbancar del trono a la francesa Thales.
Una industria en alza
Las perspectivas de un mayor gasto en Defensa por parte de los miembros de la OTAN, manifestada en la cumbre que tuvo lugar el pasado año en Madrid, han sido igualmente un catalizador para la cotización de Indra.
El escenario planteado por la invasión rusa de Ucrania, de cuyo inicio se han cumplido 17 meses a finales del pasado junio, ha reforzado la idea de los componentes de la Alianza Atlántica de que su soberanía pasa necesariamente por la adecuada defensa de sus fronteras, lo que redundará en acelerar planes como el proyecto FCAS, de avión de combate europeo, algunos de cuyos desarrollos son liderados por Indra.
La entrada en ITP Aero y las alianzas que se establezcan potenciarán la capacidad de la compañía para representar este papel. En este contexto se sitúa la estrategia manifestada por Murtra acerca de buscar "socios industriales y no financieros" para esta nueva fase.
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