Los precios hacen que España vuelva a vender electricidad seis años después
El mercado mayorista ibérico ha recuperado el atractivo para países del entorno que ha visto disparados los costes aún mucho más durante la locura inflacionista de los últimos meses
21 febrero, 2022 00:00La espiral inflacionista que padecen los mercados energéticos en los últimos meses, en especial a partir del verano de 2021, ha devuelto de forma paradójica a España una condición que había perdido hace seis años: ser exportadora neta de electricidad a través de sus interconexiones con los países vecinos. Y, además, por una cuestión de precio, sobre todo en lo que se refiere a Francia.
En lo que va de año, poco más de seis semanas, el saldo exportador del sistema eléctrico español arroja cifras próximas a los 1.600 gigawatios/hora (GW/h). Si atendemos a las cifras de los tres últimos meses finalizados, el resultado del intercambio sólo con Francia refleja unas ventas cercanas a los 3.300 GW/h frente a adquisiciones de apenas 1.100, de acuerdo con los datos de Red Eléctrica.
Cambio de tendencia
En menor medida, el balance también es significativo en el caso de Portugal, con cerca de 2.650 GW/h vendidos frente a poco más de 1.000 adquiridos. De resultas, desde noviembre el saldo exportador del sistema eléctrico español se sitúa en torno a 3.800 GW/h, una cifra muy significativa para un periodo de tiempo tan reducido.
El año 2016 rompía una tendencia prolongada por espacio de una década. Por primera vez en diez años, España concluía un ejercicio en una posición de importadora neta de electricidad, es decir, había adquirido en el exterior más energía eléctrica de la que había vendido.
Cuestión de precios
Un fenómeno que se inició con un balance que no alcanzaba los 1.000 GW/h en el conjunto del año pero que llegó a situarse por encima de los 11.000 GW/h en 2018, año en el que se marcó un récord histórico en el saldo importador de electricidad.
¿Por qué se dio este cambio de tendencia? Por el mismo motivo que, en los últimos meses, se ha recuperado el escenario de la pasada década: por la evolución de los precios.
La reforma de Soria
En 2018, el precio medio de la electricidad en el mercado mayorista ibérico, que comparten España y Portugal gracias a sus múltiples interconexiones, superó los 64 euros por megawatio/hora (MW/h). Una cantidad que cualquiera aceptaría gustoso en los últimos meses pero que, por entonces, era demasiado elevada, incluso en comparación con vecinos europeos como Francia.
Los expertos señalaron por entonces a la errática política del Gobierno en materia de energía, que no terminaba de apostar de manera firme por las renovables y que había realizado una reforma en el año 2013, de la mano del entonces ministro de Industria José Manuel Soria, en la que se habían introducido una serie de cargas fiscales para detener el imparable déficit de tarifa.
Predominio de la nuclear
El caso era que un mercado como el francés presentaba precios más atractivos, gracias a un mix fundamentado en una energía barata como la nuclear, lo que hacía que España recurriera con frecuencia a comprar electricidad a Francia para abaratar costes.
También eran frecuentes las compras a Portugal ya que, aunque se comparte mercado, el país vecino no cuenta con un impuesto a la generación eléctrica como el que la citada reforma implantó en España (actualmente suspendido de forma temporal para tratar de paliar la subida de precios).
Mercado desbocado
La tendencia ha cambiado a partir del pasado verano, cuando los precios de la electricidad se han disparado prácticamente en toda Europa, sobre todo como consecuencia del encarecimiento de las materias primas y los derechos de emisión de gases contaminantes.
El mercado ibérico ha llegado a registrar precios superiores a los 400 euros por MW/h en el mercado mayorista y ha cerrado el año con una media por encima los 111 euros, un máximo histórico muy alejado del segundo registro más elevado. Sin embargo, el escenario en los países del entorno no ha sido mucho mejor.
Un recibo muy cargado
Al contrario, los precios de la electricidad en mercados como Francia, Alemania o Italia han sido en estos meses sensiblemente más elevados, aunque la factura eléctrica en España siga entre las más altas de la Unión Europea.
“En el coste del recibo tiene mucho más peso la parte llamada regulada, es decir, los impuestos y cargas como peajes, costes extrapeninsulares, déficit de tarifa y primas a las renovables; el coste de la energía, que supone poco más de un tercio, ha sido en muchos tramos de la segunda mitad del año, más bajo en España y Portugal que en Francia”, apuntan desde una de las principales consultoras.
Paradójicamente, un escenario tan hostil como el actual ha vuelto a hacer de España un mercado atractivo para adquirir electricidad desde el punto de vista de los precios. Una circunstancia que se une a la sobrecapacidad del sistema y a un inicio de año con una preocupante caída de la demanda energética, que provoca excedentes de generación.