La débil demanda eléctrica arroja dudas sobre el ritmo de la recuperación
Los efectos de la sexta ola del Covid-19, especialmente en la actividad laboral, amenazan con lastrar la que los organismos auguran como mejor de las economías europeas en 2022
15 febrero, 2022 00:00Las previsiones apuntan a la española como la economía europea que más crecerá este 2022; sin embargo, algunos indicadores arrojan dudas al menos sobre el arranque del ejercicio. Uno de ellos es el de la demanda eléctrica, uno de los más fiables, que muestra preocupantes signos de retroceso respecto a 2021, con descensos que han llegado a superar el 5%.
Pese a datos positivos, especialmente en materia de empleo, no ha sido el comienzo de año soñado para proseguir con la remontada de la crisis y alcanzar las cifras de Producto Interior Bruto (PIB) anteriores a la pandemia cuanto antes. Un elemento que los expertos achacan en gran medida a los efectos de la sexta ola del Covid-19 provocada por la llamada de la variante ómicron.
Bajas laborales
Lo cierto es que en lo que va de año, la demanda eléctrica ha caído un 3,8% en relación al mismo periodo del año anterior, una diferencia muy considerable para este tipo de variable. Y más aún si se tiene en cuenta que 2021 no fue precisamente un ejercicio notable en cuanto a consumo eléctrico, como consecuencia de que aún estuvieron vigentes múltiples restricciones relacionadas con la pandemia.
Al menos, el balance ha mejorado respecto al registrado en enero, que concluyó con un desplome del 5,5% de la demanda, una de cuyas causas fue el notable número de bajas laborales que se registraron por entonces como consecuencia de la meteórica expansión de ómicron.
Leve repunte en febrero
“Las primeras semanas del año fueron peculiares porque una gran número de personas tuvieron que estar algunos días de baja tras dar positivo en una prueba PCR. Además, en la comparativa con enero de 2021 cabe tener en cuenta que este ejercicio no se ha dado un fenómeno como el de la tormenta Filomena, que disparó el consumo durante algunos días”, señalan desde una gran consultora.
La paulatina recuperación de la actividad, ya con muy pocas restricciones, ha hecho que la demanda eléctrica repunte algo durante la primera mitad de enero; no obstante, la evolución se sitúa en torno al 0,4%, es decir, una variación convencional que no es suficiente para compensar la abrupta caída de enero.
Efecto trimestral
En cualquier caso, los expertos prevén que estos efectos se diluyan a lo largo del año, con lo que aun es demasiado pronto para determinar que sea un factor que conduzca a pensar que el crecimiento será finalmente inferior al previsto.
“Eso sí, influirá en el primer trimestre, igual que el resto de variables, debido a la incidencia de la sexta ola. El arranque del año no está siendo demasiado vigoroso, con lo que las cifras de los tres primeros meses podrían ser algo decepcionantes”.
La esperanza del turismo
Sin embargo, la parte más importante del año llegará a partir de la primavera. “No hay que olvidar que un pilar fundamental para considerar a la economía española como la que registrará una mejor evolución en 2022 es la esperada recuperación del turismo; si finalmente la temporada estival se desarrolla sin incidencias y prácticamente sin restricciones, los avances serán notables y podrán compensar el complicado inicio de año”, señalan las fuentes.
Otro de los aspectos que llama la atención es el retroceso experimentado por la aportación de las energías limpias al mix eléctrico en lo que va de año, después de que 2021 se cerrara como el año más verde de la historia. Desde que comenzó 2022, las tecnologías de bajas emisiones son responsables del 40% de la generación, más de 8 puntos por debajo de la cifra registrada para el conjunto del pasado ejercicio.
Los ciclos y el carbón, disparados
La escasez de lluvias ha desplomado la producción hidráulica y la eólica tampoco ha tenido un arranque de año ideal, con un descenso cercano al 30% en la generación. El hueco vuelve a ser cubierto por los ciclos combinados y, en menor medida, el carbón, dado que la capacidad instalada de las centrales térmicas es ya reducida.
Sin embargo, los incrementos de ambas en lo que va de año (un 182% y un 59%, respectivamente) están contribuyendo tanto a mantener disparado el precio de la luz (debido a los altos precios del gas natural y de los derechos de emisión de gases contaminantes) como a complicar el avance de España en los objetivos de descarbonización fijados por la Unión Europea para el país.