El colapso del transporte vacía los almacenes de los fabricantes de bebidas espirituosas

Los fabricantes de bebidas espirituosas, aquellas que presentan una graduación superior a 15º, afrontan "graves" problemas en España para abastecer a sus clientes. Esta situación se debe al colapso del sistema de transporte internacional, lo que también pone en riesgo las exportaciones del sector. En una entrevista concedida a Efe, el director ejecutivo de la patronal Espirituosos de España (FEBE), Bosco Torremocha, explica que "no prevemos recuperar los niveles de ventas de 2019 hasta finales del año que viene o principios de 2023".

El líder patronal se refiere a la situación como un "cóctel" en el que se entremezclan los costes del transporte marítimo, el encarecimiento de las materias primas y el atasco en Aduanas como causantes de esta crisis. En este sentido, explica que "la cuestión no es solo el incremento de los costes, sino que a pesar de pagar no tienes la certeza de cuándo te lo van a servir". La situación también afecta a las exportaciones de los fabricantes españoles de espirituosos, que venden al exterior en torno al 40% de su producción.

Miles de empresas en riesgo

Los datos de los que dispone la patronal apuntan a un cierre de 2021 mejor que el de 2020, el año más duro de la pandemia, cuando sus ingresos cayeron en torno a un 30%. Sin embargo, se seguirá entre un 12% y un 15% por debajo de sus cifras de facturación de 2019. El director de FEBE considera inadecuada cualquier comparación con 2020, cuando hostelería cerró sus puertas durante meses, sin ocio nocturno ni turismo al que servir.

El problema está, explica el líder de FEBE, en que si la situación de desabastecimiento se prolonga algunas compañías verán comprometida su supervivencia: "Una rotura de stock es un drama para una empresa, aunque si dura dos semanas es menos trágico”. Sin embargo, incide, “si se alarga y no puedes atender pedidos, no tienes facturación y por tanto no tienes liquidez...". Torremocha también recuerda que la situación de muchas empresas, de los cerca de 3.800 centros de producción de espirituosos de España, ya era delicada por los efectos de la crisis financiera de 2008, dado que el consumo “bajó mucho e intentábamos todavía recuperarnos”.