El Covid-19 ha condicionado los resultados de la banca en 2020 / EP

El Covid-19 ha condicionado los resultados de la banca en 2020 / EP

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El Covid fuerza a la gran banca a provisionar 9.200 millones extra

Las entidades se cubren ante una primera mitad del año en curso que aún consideran peligrosa, ya que no prevén un arranque decidido de la recuperación hasta el segundo semestre

4 febrero, 2021 00:00

La pesadilla del coronavirus ha hecho estragos en los balances del sector financiero español. Los grandes bancos se han visto obligados a dotar a sus cuentas de 2020 de provisiones extraordinarias valoradas en conjunto en más de 9.200 millones de euros, no sólo para paliar los efectos de la crisis en el año que acaban de cerrar sino también con vistas a riesgos futuros.

El cierre de la temporada de resultados anuales en el sector ha dejado un panorama de cuentas seriamente tocadas por la pandemia pese a que, en este caso y a diferencia de la anterior crisis, los bancos se han revelado como parte de la solución y no del problema.

Escenario negativo

Las dotaciones extraordinarias han contribuido a reducir de forma notable, en la mayoría de los casos por encima del 50%, los beneficios netos. El ejercicio ha sido uno de los más complicados que se recuerdan para el sector, toda vez que los efectos de la crisis se han combinado con el escenario de tipos negativos que sigue arañando cientos de millones de euros en los márgenes de las entidades financieras.

En conjunto, los seis bancos que cotizan en el Ibex 35 (Santander, BBVA, Caixabank, Bankia, Bankinter y Banco Sabadell) ha registrado en sus resultados anuales un volumen de provisiones próximas a los 23.000 millones de euros, cerca de dos tercios más que las del ejercicio anterior.

Procesos de reestructuración

De esta cantidad, algo más de 6.000 millones de euros están relacionados directamente con causas derivadas directamente de la pandemia. No obstante, algunos bancos también han dotado cargos adicionales por los procesos de reestructuración que están llevando a cabo con el fin de ajustar el tamaño de su plantilla así como su red de oficinas.

Han sido los casos de Banco Sabadell, que ha cerrado en las últimas semanas el proceso iniciado hace meses; y también de Santander, que ha concluido recientemente las negociaciones con los sindicatos en torno a un ERE para unos 3.600 trabajadores y un plan para el cierre de algo más de 1.000 sucursales en toda España.

Históricos saneamientos

La entidad que preside Ana Botín ha dotado en el cuarto trimestre de 2020 algo más de 1.100 millones de euros (el 63% en España) en relación con este proceso.

Ana Botín, presidenta del Santander / EP

Ana Botín, presidenta del Santander / EP

Todas estas cifras no incluyen los saneamientos contables que han decidido llevar a cabo tanto el propio Santander como BBVA, aprovechando que el año no iba a pasar a la historia por la brillantez de los resultados como consecuencia de la caída de la actividad económica que ha generado la pandemia.

Fondo de comercio

En el caso de Santander, la revisión del fondo de comercio de las operaciones realizadas en los últimos quince años, principalmente en EEUU y Reino Unido pero también en Polonia y Portugal y la actualización de los créditos fiscales dio como resultado un deterioro de 12.600 millones de euros.

Un apunte contable que, como explican en el banco, no supone salida de caja alguna ni coste de capital pero que distorsiona las cifras de resultado ordinario, que aun sin ese efecto reflejan un descenso del 38% (-29% sin tener en cuenta el tipo de cambio).

Mayor morosidad

Mientras, BBVA procedió a registrar un deterioro próximo a 2.100 millones de euros en relación con su negocio en EEUU, que ha terminado por vender a finales de 2020, en una operación cuyo cierre está previsto para este verano.

Onur Genç, consejero delegado del BBVA

Onur Genç, consejero delegado del BBVA

Pese a lo grueso de las cifras, las entidades no descartan tener que seguir realizando cargos extra por la situación derivada de la pandemia. Los bancos se han visto sorprendidos por el descenso en las ratios de morosidad en 2020, cuando sus respectivos modelos apuntaban precisamente hacia lo contrario. Sin embargo, la sensación generalizada es que el problema no ha desaparecido sino que, simplemente, llegará con algo de retraso sobre lo esperado.

Más provisiones

Los bancos aún prevén una primera mitad de año complicada, en la que se prevé un incremento de la morosidad debido a la finalización de los plazos de moratorias y periodos de carencia de los préstamos (aunque los que cuentan con el aval del ICO se extendieron un año más). De ahí que no descartan tener que registrar aún más provisiones, al menos hasta el segundo semestre.

El tiempo que se prolongue esta situación vendrá determinado por la situación sanitaria. Los diferentes ejecutivos que han desfilado ante los analistas y la prensa durante los últimos días han coincidido en apuntar al proceso de vacunación como la principal clave para el repunte de la actividad económica. El ritmo ralentizado que ha adquirido en las primeras semanas hace que las entidades hayan decidido no bajar un ápice la guardia. Al menos, por ahora.