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Santander pierde la lucha por Prisa por la fallida oferta de Blas Herrero

El intento de compra de los medios del grupo a precio de saldo ha facilitado a Amber la consecución del apoyo de Telefónica para imponerse al otro bloque de accionistas que lidera el banco

19 diciembre, 2020 00:00

La oferta presentada hace unas semanas por el empresario Blas Herrero para hacerse con el negocio de medios de comunicación de Prisa ha terminado por volverse en contra del bloque de accionistas liderado por Santander, que la impulsó o que, al menos, la vio con mejores ojos. La “amenaza” de persistencia en el intento ha hecho reaccionar al primer socio, Amber Capital, pero, más importante aún, le ha llevado a encontrar un aliado como Telefónica.

Juntos, el fondo de inversión y la compañía que preside José María Álvarez-Pallete controlan casi el 40% del capital de la editora de El País, un porcentaje tan respetable que ha sido capaz de desalojar de la presidencia de la compañía a Javier Monzón, aupado en su día al cargo por el banco y cuya gestión ha contribuido a ahondar más las discrepancias entre los dos bloques.

Señal de desgobierno

La operación de Blas Herrero encendió todas las alarmas en las filas de Amber. El hecho de que una oferta a precio de saldo (200 millones de euros por la división de medios del grupo, incluidos El País y la Ser) pudiera llegar hasta el consejo de la compañía fue visto por el fondo como una señal de desgobierno cuya extensión había que evitar a toda costa.

El órgano ejecutivo de Prisa rechazó la propuesta por no considerarla adecuada desde el punto de vista económico. Sin embargo, todo apuntaba a que Herrero, que decía contar con el apoyo otros inversores en esta aventura, volvería a la carga más adelante.

Extraño segundo plano

El apoyo que inquietaba a Joseph Oughourlian, presidente de Amber, no era el recabado por Herrero para la futura operación sino el que pudiera tener en el propio capital de Prisa. En el plazo que restaba hasta la celebración de la junta prevista este viernes para aprobar la venta de la división española de Santillana, al fondo le ha dado tiempo para recabar el apoyo de Telefónica y tomar las riendas de la empresa.

Algo que, paradójicamente, hasta ahora no había hecho, al menos con tanta decisión. El fondo quedó relegado a un segundo plano a la hora de elegir un nuevo presidente que diseñara la estrategia a seguir en una empresa con graves dificultades financieras, cuyo deterioro ha causado notables pérdidas a los inversores, especialmente a Amber.

Escisión encubierta

El fondo considera que la división de educación, con Santillana como buque insignia, es el futuro de Prisa. Sin embargo, el bloque liderado por Santander mantiene una clara apuesta por los medios.

La operación planteada por Blas Herrero suponía, en el fondo, un paso más hacia la escisión de la compañía en dos, algo que incluso podría llegar a ser una realidad desde el punto de vista societario. Los detalles ofrecidos en su día por Herrero a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) sobre la oferta incluían la creación de una sociedad instrumental que se encargaría de adquirir la división de medios de Prisa y en cuyo capital participaría el propio empresario junto al mencionado grupo afín de inversores.

En busca de soluciones

En esa nueva sociedad podrían también participar aquellos accionistas de la compañía cotizada que así lo desearan, siempre y cuando llevaran a cabo sus correspondientes aportaciones de capital. En resumen, los partidarios de los medios participarían en la nueva sociedad y el resto se quedarían en Prisa junto a Amber.

Fuentes del mercado apuntaron por entonces que Santander fue uno de los socios más activos a la hora de promover una solución de este tipo. La presencia de la entidad financiera en el capital del grupo está relacionada con su condición de acreedor y la incapacidad de Prisa de hacer frente a sus compromisos en tiempo y forma. En idéntica situación se encuentran otros bancos, como HSBC, que ostenta casi el 10% del capital.

El interés de Botín

No obstante, la presidenta de Santander, Ana Botín, nunca ha ocultado su interés por el mundo de los medios de comunicación. Incluso, en algunas apariciones públicas ha llegado a mencionar que en su juventud le hubiera gustado ejercer como periodista. Pero lo acontecido en las últimas horas, un tanto inesperado, apunta a que los movimientos del banco han ido esta vez demasiado lejos. Con Monzón fuera de la compañía, Oughourlian parece dispuesto, ahora sí, a tomar de manera más firme las riendas y ejercer como el primer accionista que es.

Si continúa contando con el apoyo de Telefónica para las decisiones estrategias, será complicado que no salgan adelante. La primera señal será la elección del próximo presidente, para lo que será clave la reunión que el consejo de administración celebrará el próximo martes.