La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso / EUROPA PRESS

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso / EUROPA PRESS

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Madrid hace bandera de la fiscalidad que ha impulsado su crecimiento

La estrategia de bajar impuestos que ha seguido el Gobierno regional desde 2004 ha generado un ahorro de 48.000 millones de euros a los contribuyentes

29 noviembre, 2020 00:00

El pacto alcanzado recientemente entre Moncloa y ERC contra la asimetría en la fiscalidad autonómica ha provocado una furibunda respuesta por parte del Gobierno de la Comunidad de Madrid, que se explica por el hecho de que el ejecutivo regional ha convertido la estrategia de bajar sucesivamente los impuestos durante los últimos 15 años, prácticamente, en una cuestión identitaria. Una política que se considera clave para que haya logrado ser la comunidad autónoma española con mayor PIB, incluso en términos absolutos y ampliar más de tres puntos, hasta el 15,3%, la distancia con Cataluña en PIB per cápita.

Acusada por una parte del resto de gobiernos autonómicos de ser un “paraíso fiscal”, la Comunidad de Madrid comenzó a aplicar incentivos en forma de reducciones de impuestos a mediados de la pasada década. Desde entonces, tributos como sucesiones y donaciones, transmisiones patrimoniales, actos jurídicos y el tramo autonómico del IRPF han disminuido su proporción de forma drástica, aunque uno de los casos más llamativos es el de patrimonio, bonificado al 100% por la administración regional.

Ahorro de 48.000 millones

Según datos que ha dado a conocer en recientes comparecencias el consejero de Hacienda de la Comunidad de Madrid, Javier Fernández-Lasquetty, las sucesivas rebajas fiscales aplicadas por la administración autonómica en todo este periodo han generado un ahorro total a los contribuyentes de 48.000 millones de euros; es la cifra que hubieran tenido que abonar en impuestos los ciudadanos que tributan en la región si se hubieran mantenido las tasas en las cotas de 2004.

Un dinero que ha pasado a estar en el bolsillo de los ciudadanos, lo que ha repercutido de forma positiva en variables como el consumo, la generación de riqueza y el emprendimiento.

 

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Los efectos se han dejado sentir en los indicadores de riqueza de la Comunidad Autónoma. Su PIB per cápita se ha incrementado un 14% en este periodo, mientras que el de Cataluña, desde donde ahora se reclama la simetría fiscal, se ha elevado poco más de un 11% en el mismo periodo. Lejos de afectar a su recaudación fiscal, la Comunidad de Madrid ha logrado finalmente incluso incrementarla respecto al periodo anterior, al inicio de la rebaja impositiva.

Desde el punto de vista empresarial, la fórmula empleada por la administración madrileña también ha dado frutos notablemente positivos. Sin ir más lejos, los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que en 2005 en Madrid se constituían un 4,6% menos de sociedades que en Cataluña. Esta última registraba 19 de cada 100 nuevas empresas en España, por 18 de Madrid.

Empresas y grandes patrimonios

En 2019, la situación ha cambiado por completo, toda vez que en la Comunidad de Madrid se crea un 20% más de empresas que en Cataluña y, además, alberga 23 de cada 100 nuevas sociedades constituidas en España, frente a las 19 de Cataluña.

Uno de los pilares de la estrategia fiscal de Madrid ha sido, precisamente, una considerable rebaja en los tributos autonómicos a las empresas, así como la citada bonificación de patrimonio desde su restauración por parte del Gobierno central, en 2011. Desde aquel año, más del 90% de los nuevos altos patrimonios registrados por la Agencia Tributaria son contribuyentes de la Comunidad de Madrid.

Batalla lejana

Se trata de cifras y hechos que explican de forma muy ilustrativa por qué el Gobierno regional de Madrid se ha levantado en armas ante la posibilidad de que el ejecutivo central, merced al citado acuerdo con ERC, derribe parte de este escenario sobre el que ha construido una historia de crecimiento fantástica.

No es la primera vez que estalla la polémica por la política fiscal de la Comunidad de Madrid, ni tampoco que desde el actual Consejo de Ministros se amenaza con un fin de la asimetría fiscal. De hecho, muy poco después de que el Ejecutivo echara a andar tras la sesión de investidura del 7 de enero, antes del estallido de la pandemia, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ya se había pronunciado en este sentido, hasta el punto de que entonces, como ha sucedido ahora, el Gobierno regional liderado por Isabel Díaz Ayuso amenazó con acudir a los tribunales por lo que entendía que era una injerencia inconstitucional en las competencias autonómicas.

El papel de Valencia

El propio consejero Fernández-Lasquetty defendió en aquel momento la posición de la comunidad con un juego de palabras, al asegurar que, vistos los resultados, Moncloa debería imitar, y no limitar, a Madrid.

Lo cierto es que aunque las miradas se dirijan ahora hacia Cataluña por ser ERC quien ha impulsado el pacto con el Gobierno --y, sobre todo, le ha dado publicidad--, han sido otras comunidades autónomas, con especial incidencia en la Comunidad Valenciana, las que han encabezado la rebelión contra la agresiva estrategia fiscal madrileña.

Jugar con ventaja

La atracción de talento que ejerce Madrid, con sus incentivos fiscales y su efecto en la economía regional, se produce también a base de gastar menos en servicios públicos. Además, también cuenta con el factor de la capitalidad, que juega claramente a su favor. Es cierto que se trata de gestionar el margen existente, pero los gobiernos autonómicos más críticos con Madrid sostienen que está abusando de ese margen hasta ejercer una suerte de dumping fiscal a costa del resto de administraciones regionales.

Desde Madrid se recuerda que el sistema con el que cuenta es el mismo que el de la mayoría de las CCAA que, por lo tanto, podrían aplicar perfectamente su modelo. De manera recurrente, los gobiernos de la Comunidad de Madrid han respondido a los ataques con el argumento de que la auténtica asimetría fiscal se da en Euskadi y Navarra, que cuentan con un sistema diferente merced a los célebres conciertos.