Sede del Sabadell (i) en Barcelona y sede del BBVA (d) en Madrid / CG

Sede del Sabadell (i) en Barcelona y sede del BBVA (d) en Madrid / CG

Business

BBVA sólo quiere al Banco Sabadell si antes vende TSB

Los dos bancos se han dado tiempo de forma implícita para retomar una operación que no presenta obstáculos objetivos insalvables

28 noviembre, 2020 00:00

El BBVA y el Banco Sabadell volverán a sentarse para hablar de una posible fusión. Aun unas pocas horas después de que los consejos de ambas entidades decidieran dar por terminadas las negociaciones, la idea sigue en la mente de unos y de otros, conscientes de que no hay una alternativa mejor. El intento ha servido para mostrarles que no existen diferencias insalvables entre ellos, pero sí una serie de cuestiones que deben pulir. Y entre ellas destaca TSB, la filial británica del Sabadell, que tantos quebraderos de cabeza le ha dado.

No es una casualidad que la entidad que preside Josep Oliu haya anunciado, inmediatamente después de confirmar la ruptura de las conversaciones con el BBVA, la próxima aprobación de un plan estratégico que marcará como prioridad el mercado doméstico y que, por el contrario, contemplará “alternativas estratégicas de creación de valor respecto a los activos internacionales del grupo, incluyendo TSB”. Es decir, puerta abierta para la venta de la entidad adquirida en 2015.

Estrategia no improvisada

“No se trata de una reacción a lo del BBVA, algo así no se improvisa”, apuntan desde el Banco Sabadell, que detallará su nuevo plan en el primer trimestre de 2021. Es evidente que, por encima de todo, la filial británica ha sido un lastre para el banco desde que pasó a formar parte del grupo. Y no era necesario que llegara la entidad de origen vasco para recordárselo o para que tomara la decisión de desprenderse él. Pero no es menos cierto que, al margen de las desavenencias desde el punto de vista económico, el factor TSB ha tenido un peso destacado en el desenlace del proceso negociador.

“Seguramente retomarán la operación. Pero ya tendrá que ser con un Banco Sabadell sin TSB”, apunta una fuente próxima al consejo de la entidad que preside Carlos Torres. “El BBVA mirará entonces de otra manera al Sabadell y verá más cerca una opción que, por otro lado, es prácticamente la única que resta, una vez frustrada la de Bankia”.

 

 

BBVA y Banco Sabadell han decidido dar por finalizadas las conversaciones sobre una posible fusión / EFE

 

Será entonces más sencillo llegar a un acuerdo en lo económico, que finalmente es lo que ha terminado por convencer a los consejos de administración de que lo más adecuado era dejar de emplear recursos en una operación que no saldría adelante.

“Es difícil plantear una fusión como esta, en la que lo primero que se pone sobre la mesa es la necesidad de desprenderse de activos", señalan los mismos interlocutores. "Complica el proceso de valoración, que es una de las circunstancias que se han dado en este caso, en el que el precio ofrecido por el BBVA  ha estado lejos de las pretensiones del Sabadell”.

Eliminar vestigios

En el comunicado de información privilegiada que el Sabadell remitió este viernes a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) sobre la decisión de su consejo de administración se menciona como motivo “no haber alcanzado las partes un acuerdo sobre la eventual ecuación de canje de las acciones de ambas entidades”.

“El desacuerdo ha sido de tipo económico, pero en términos generales, no tanto por unos números concretos de una ecuación de canje”, señalan fuentes del sector. Para empezar, ni siquiera hubo un pacto en firme sobre que el sistema a emplear para proceder a ejecutar la operación fuera un intercambio de títulos. En el BBVA, una mayoría prefería el pago en metálico, lo que supondría el lanzamiento de una OPA pero, también, eliminar cualquier vestigio de los actuales accionistas del Sabadell en la entidad resultante, lo que no resultaba del agrado de su cúpula. No tanto para la contraparte. 

Cómodo en Garanti

El BBVA ha considerado la operación desde el primer momento como una adquisición en toda regla, sobre todo por la diferencia de tamaño entre ambas, pero también por su actual exceso de capital como consecuencia de la venta de su negocio en EEUU. Tampoco ha sido, probablemente, la forma más adecuada de afrontar el envite.

Entre las alternativas que ahora se le plantean al BBVA se encuentra la de completar la compra del turco Garanti, del que controla cerca del 50%, que ha adquirido en tres etapas diferentes. Sin embargo, no parece que sea en estos momentos una prioridad para la entidad, que asegura sentirse cómoda con esa participación.

Con miras al dividendo

La desinversión en EEUU le ha otorgado un amplio colchón de capital con el que tranquilizar al Banco Central Europeo (BCE) e incluso situarse en una posición privilegiada si finalmente el emisor y regulador decide levantar el veto a los dividendos sólo a las entidades más solventes, como se rumorea en los últimos días.

Precisamente, la alternativa que de manera más explícita ha expresado el consejero delegado del BBVA, Onur Genç, es la de financiar un ambicioso programa de recompra de títulos para complementar la remuneración al accionista, tras el obligado parón por las restricciones derivadas de la pandemia.

¿A tres bandas?

El horizonte contempla que a medio plazo, con el panorama algo más despejado y con un Banco Sabadell más libre de ataduras y con un buen plan en desarrollo, vuelva a haber un intento de operación con el BBVA. El mercado contempla incluso la introducción de Kutxabank como un tercer elemento.

Kutxabank también fue en su día una posibilidad contemplada por el Sabadell. Sin embargo, en este caso las cuestiones relacionadas tanto con la gobernanza como con las posibles injerencias políticas aparecen como obstáculos muy serios a superar.