Merck y Almirall: el baile de sillas que anticipa un impulso de la inversión
El salto de Garijo y el fichaje de Guenter anticipan operaciones a partir de los fondos de la Unión Europea que valorarán la capacidad de investigación del sector
10 octubre, 2020 00:00La pandemia ha abierto en canal al sector farmacéutico. Se ha puesto en marcha un trasvase de altos cargos en espera de “culminar el gran proceso de concentración pendiente”, a criterio de consultoras como Evaluate HQ, KPMG e IQMIA. El ascenso de Belén Garijo en Merck y el fichaje de Peter Guenter (actual CEO de Almirall) por parte de la multinacional alemana están actuando ahora como un cornetín de enganche. Una llamada, en realidad, a destacadas inversiones.
Belén Garijo se sitúa en el nivel ejecutivo más alto de Merck --será vicepresidenta y consejera delegada--, sustituyendo a Stefan Oschmann. El movimiento en la cúpula de la multinacional de matriz alemana dejaba una clara vacante en el segundo nivel de la empresa, que finalmente será cubierta por Peter Guenter a principios de 2021. Guenter ha sido hasta la fecha el hombre fuerte de la farmacéutica española Almirall, empresa cotizada en el Ibex 35, con una participación de control en su capital del núcleo familiar Gallardo, fundador e impulsor de una de las primeras firmas nacionales de laboratorios. Guenter asumirá en Merck la responsabilidad del negocio de Salud y, detrás de él, Matthias Heinzel estará a cargo del negocio de Ciencias de la Vida.
Mayor concentración
La salida de Guenter ha penalizado la cotización de Almirall y deja tocada su estructura ejecutiva. La empresa nació de una célebre farmacia modernista de la Gran via de Barcelona y fue refundada como laboratorio por Antonio Gallardo (segunda generación), uno de los empresarios que en la Transición entraron en Fomento del Trabajo Nacional para convertirla en una patronal democrática y abandonar la estructura del antiguo sindicato vertical. La tercera generación del grupo, liderada por los hermanos Jorge y Antonio Gallardo, convirtió a la compañía en un laboratorio de referencia.
Hace algunos años, los Gallardo decidieron salir a bolsa y profesionalizar su estructura de gestión. Ficharon a Peter Guenter, un ejecutivo centrado en el negocio y apartado de las pugnas de poder en el seno de la familia, cuya cuarta generación presenta un flanco más patrimonial que profesional. Almirall, siguiendo al pie de la letra los consejos de los expertos en empresa familiar de la prestigiosa escuela de negocios IESE, decidió separar la propiedad de la gestión. Ahora, el nuevo desafío de estos laboratorios, metidos de lleno en la expansión comercial de los productos dermatológicos, consiste en encontrar el sustituto de Guenter, “que ha dejado su cargo por motivos personales y no profesionales”, según las fuentes oficiales de Almirall.
Las empresas de laboratorios se orientan en el valor añadido y la digitalización de los laboratorios impuesta por la pandemia, dos de las condiciones exigidas por Bruselas para acceder a los llamados Next Generation European Union (NGGEU). La totalidad de los flujos europeos se destinarán a la inversión; un elemento que, a criterio de la patronal del sector, Farmaindustria, convertirá a “España en un hub europeo del sector farmacéutico”, tal como afirmó el presidente de esta organización sectorial, Martín Sellés, en su comparecencia en la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica del Congreso. La opinión de Sellés está en línea con el informe titulado Recuperación o metamorfosis, elaborado por el Real Instituto Elcano. Los analistas de Elcano se preguntan cómo reaccionará el sector ante los nuevos desafíos y concluyen que no habrá recuperación sin cambios (metamorfosis). Uno de los elementos centrales de este análisis concluye que el futuro solo será posible con una mayor concentración, no necesariamente de los núcleos de propiedad de las empresas, pero sí de sus estructuras de investigación y producción.
¿Una superfarmacéutica mundial?
La operación Merck demuestra que el tamaño gana y que sin embargo la concentración de marcas, tan esperada en España, avanza con mucha lentitud; especialmente en Cataluña, un cluster de laboratorios familiares de calidad --Uriach, Esteve y Ferrer, entre otros--, que requeriría mayor tamaño para crecer en facturación y desarrollo científico. Los laboratorios de familia aseguran estar preparados para hacer frente a la situación actual. Parten del hecho de que, en un momento de gran dedicación a la vacuna del coronavirus, el tamaño pesa menos que la calidad a la hora de ofrecer activos intermedios a las grandes marcas, que marchan al frente de la investigación. Es un criterio aparentemente contrario a la corriente seguida en otros países en los que se ha impuesto la integración casi total entre las grandes cabeceras y los laboratorios pequeños de alto valor añadido.
El mercado global imprime velocidad al sector. Antes del verano, la británica AstraZeneca Plc se aproximó a su competidora norteamericana, Gilead Sciences Inc, para iniciar “una fusión que crearía una superfarmacéutica mundial”, según un informe de Bloomberg. Aunque todavía no existen negociaciones formales para las due diligence y el intercambio accionarial, en el mercado se ha descontado ya la presencia de este poderoso competidor, que alcanzaría una capitalización conjunta de 332.000 millones de dólares y que hoy dedica enormes esfuerzos a combatir la pandemia.
AstraZeneca dispone de una inmensa cartera de medicamentos en oncología, enfermedades cardiovasculares y respiratorias; Gilead, por su parte, es el mayor fabricante mundial de medicamentos para el VIH. La fusión ha llegado a descontarse en el Nasdaq (el pasado 25 de setiembre AstraZeneca dejó de cotizar en Wall Street), pero los gobiernos de EEUU y de Reino Unido podrían convertirse en el freno de esta unión. Londres y Washington siguen muy de cerca la evolución de la vacuna y ambos quieren controlar sus productos nacionales. Dos presidentes proteccionistas, como Boris Johnson y Donald Trump, contrarios al credo librecambista, podrían acabar frenando la operación aun a riesgo de alargar los efectos de la pandemia.
Crecer o morir
En Europa, las grandes, como Novavax, Pfizer, GSK, Sanofi, Janssen y Moderna, están entre las más avanzadas para comercializar las vacunas; al margen, existen otros proyectos conocidos de compañías chinas y otros muy avanzados, impulsados oficialmente por Rusia. Hasta este momento, algunas fundaciones privadas han destinado cerca de 4.500 millones de euros al apoyo del remedio que inmunizará al planeta entero, según datos del grupo de análisis internacional Policy Cures Research.
El sector se dispara, aunque sus protagonistas autóctonos traten de esconder la cabeza debajo del ala. Las fusiones de las empresas siderúrgicas llegaron al final del siglo pasado con la extinción de los altos hornos y las fusiones de las cementeras fueron producto del éxito del moderno hormigón. Las empresas de laboratorios tienen ante sí la disyuntiva entre crecer o morir. Los primeros intercambios de funciones y cargos, como el ascenso de Garijo y el fichaje de Guenter en Merck, han provocado debates en las cadenas de valor de unas compañías provistas de cuadros altamente cualificados. La pandemia acelera los cambios.