Entrada de la sede de PharmaMar, uno de los valores impulsados por el Covid-19 / EP

Entrada de la sede de PharmaMar, uno de los valores impulsados por el Covid-19 / EP

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El Covid-19 impulsa un 306% a PharmaMar, la discreta inversión de Sandra Ortega

La vuelta al Ibex de la biofarmacéutica pone en valor la pujanza que la crisis ha otorgado a sectores íntimamente ligados con la I+D

14 septiembre, 2020 00:00

El anuncio de la inminente inclusión de PharmaMar en el Ibex 35 ha confirmado a la biofarmacéutica como uno de los valores de moda en la bolsa española. Mucho ha tenido que ver con esto la pandemia del coronavirus, que ha llevado a los inversores a apostar por sectores relacionados con la salud aunque, en el caso de PharmaMar, la espiral alcista viene de lejos. No en vano, en los últimos doce meses la acción se ha disparado un 306%, un comportamiento sin parangón en el Mercado Continuo. Una de las beneficiadas ha sido Sandra Ortega, primogénita de Amancio Ortega, que mantiene de forma discreta una participación del 5%.

Las cifras en torno a la trayectoria bursátil de PharmaMar son apabullante. En los últimos seis meses, desde que los principales índices mundiales tocaron suelo, sus títulos se han revalorizado un 147,5%. Desde que comenzó 2020, su capitalización bursátil se ha incrementado en 975 millones de euros; en la actualidad roza los 1.800 millones, casi el triple que la que registra Ence, que es el valor al que sustituirá en el selectivo a partir del 21 de septiembre.

Avances contra el Covid-19

Poco antes de que se declarara en España el estado de alarma, PharmaMar atrajo la atención de los inversores al anunciar que la Aplidina, uno de sus compuestos terapéuticos desarrollados en las investigaciones para el tratamiento de tumores cancerígenos (la principal línea de actividad de la compañía), podría ser efectivo para el tratamiento del coronavirus. Pocos días después se confirmó el resultado positivo en los primeros ensayos, al tiempo que su filial Genómica lograba diversas acreditaciones y reconocimientos oficiales para sus kits de diagnósticos del Covid-19.

PharmaMar se benefició de no contar con comparables en la bolsa española, lo que hizo que la apuesta inversora por sectores como el suyo, que se ha producido en todos los mercados (especialmente en Wall Street) se concentrara en la empresa.

El germen de Zeltia

El oropel y boato del Ibex 35 no es, en realidad, una novedad para la compañía, que ya formó parte del selecto grupo de compañías cotizadas aunque, eso sí, en su “otra vida”, cuando aún conservaba su nombre original: Zeltia.

Fundada muy poco después del fin de la Guerra Civil, Zeltia diversificó su negocio en diversas industrias como la farmacéutica, la agraria y la química. Ya en los años 80 se atrevió a apostar con firmeza por algo que, entonces, sonaba un tanto exótico en España: investigación y desarrollo (I+D), especialmente en aquellas filiales sobre las que tenía el control.

Abelló y Mario Conde

La decisión tuvo como derivada, de forma indirecta, una de las operaciones de mayor volumen de la historia empresarial española hasta la fecha (finales de la década). Una de aquellas participadas de las que Zeltia decidió alejarse por no entrar en su nueva estrategia, Antibióticos S.A., fue vendida al grupo italiano Montedison por 58.200 millones de pesetas (cerca de 350 millones de euros). Esa maniobra cubrió de oro a sus dos principales accionistas: Juan Abelló, que controlaba un 45% de Antibióticos, y Mario Conde (con un 25%). Fue el espaldarazo definitivo que llevó a este último a emprender una fulgurante carrera que le llevó a controlar el que, por entonces, era el primera banco de España por activos: Banesto.

Un año antes, Zeltia dio un paso que, a la postre y hasta hoy, iba a ser determinante para su futuro: la creación de su filial PharmaMar, especializada en el desarrollo de fármacos antitumorales de origen marino. Una iniciativa de su todavía presidente y primer accionista, José María Fernández Sousa-Faro, que creció al calor de los avances que la matriz experimentaba también en el campo de la investigación contra el cáncer.

El hito del Yondelis

Tras no pocos esfuerzos, Yondelis, su primer producto, comenzó a obtener autorización en los mercados de buena parte del mundo, ya inmersos en el presente siglo. Zeltia, habitual componente del Ibex por aquellas fechas, pasó dificultades como consecuencia de la crisis, que redujo su tamaño y la retiró del primer plano bursátil al que ha vuelto ahora, ya transformada en PharmaMar. Porque la filial obró el milagro y terminó por absorber a su propia matriz, toda vez que a mediados de la presente década aportaba cerca del 90% del negocio.

La presencia Sandra Ortega en el capital de PharmaMar es consecuencia de la herencia recibida de su madre, Rosalía Mera, la primera esposa del fundador de Inditex, fallecida hace poco más de siete años. A mediados de 2002, a través de su sociedad de inversión Rosp Corunna, Mera reinvirtió parte de lo ingresado por la salida a bolsa de Inditex en la compra de un 4% de Zeltia que, después, amplió hasta el 5%. La inversión fue de 78 millones de euros.

Inversión heredada

Rosalía Mera fue una inversora comprometida con su tierra, Galicia, y también con los proyectos de investigación, además de con la filantropía. Por entonces, Zeltia conservaba su sede en Galicia (el traslado a Madrid coincidió con la fusión con PharmaMar).

Rosp Corunna también custodia el 5% de Inditex que Mera mantuvo en cartera tras la OPV de la que actualmente es la mayor empresa española por capitalización bursátil. Actualmente, esta participación está valorada en algo más de 3.600 millones de euros y hacen que Sandra Ortega sea, de lejos, la mujer más rica de España. A precios actuales, su participación en PharmaMar roza los 90 millones de euros.