Imagen de los trabajadores de Cacaolat en la puerta de la factoría tras cinco días de huelga indefinida / CGT

Imagen de los trabajadores de Cacaolat en la puerta de la factoría tras cinco días de huelga indefinida / CGT

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Cacaolat explora un pacto tras seis días de paros en la fábrica catalana

Los trabajadores del grupo y la dirección encabezada por Enric Crous se verán de nuevo las caras ante el mediador para intentar acabar con la huelga

8 enero, 2019 00:00

Cacaolat lleva seis días de huelga indefinida. Los bares y supermercados empiezan a notar la falta de suministros, algo que no se espera que cambie como mínimo durante la mañana de este martes. Los trabajadores mantienen cerradas las puertas de la fábrica de Santa Coloma de Gramanet (Barcelona) para reclamar un calendario laboral “digno”. Esta mañana la dirección del grupo, encabezada por Enric Crous, dispone de otro intento para llegar a un acuerdo con la plantilla.

Los representantes del comité de empresa recuerdan que desde el primer día se han mostrado favorables para alcanzar el acuerdo. El problema es que la dirección no ha dado su brazo a torcer antes de que se iniciara el paro en la producción y que una vez ha tenido lugar, se ha negado a hablar con los representantes de la parte laboral, tal y como indican los mismos interlocutores.

Encuentro con un mediador

Se espera levantar este freno en la negociación en el encuentro con el mediador. Tendrá lugar en la sede de la Inspección de Trabajo y las peticiones de las partes, por ahora, prosiguen sin cambios. La dirección del grupo asegura que las necesidades productivas obligan a decretar como laborables los fines de semana de verano y diciembre y el comité de empresa quiere que se cumpla con el convenio. Es decir, que sean festivos.

Advierten que esta demanda se solventaría con una ampliación de plantilla. Los sindicalistas la han llegado a cifrar en cinco personas, una cifra que no ha sido confirmada por la dirección de Cacaolat. De hecho, los portavoces de la empresa han declinado hacer ninguna manifestación pública desde el inicio del conflicto laboral.

Llamamiento al boicot

Existe cierta preocupación incluso por los trabajadores por la dimensión que ha tomado el paro laboral. Los portavoces del comité de empresa, encabezado por Juana Mari Lozano (CCOO), ha mostrado su agradecimiento por las muestras de apoyo que han recibido hasta la fecha. El acto organizado en el día de reyes, en el que se repartió de forma simbólica carbón a Crous, fue concurrido y se ha puesto en marcha una caja de resistencia para recoger fondos.

Pero se han encendido las alarmas por unas etiquetas que han aparecido en los lineales de varios supermercados. En ellas, se pide a los consumidores que no compren Cacaolat en “solidaridad con los trabajadores en huelga”. Se ha dado un paso más a la iniciativa de un bar de Santa Coloma que explicó a los clientes que no quería servir el producto mientras durara la protesta laboral.

Consecuencias a medio y largo plazo

“Una cosa es el apoyo que se haga en un establecimiento y otra una petición de boicot”, ha manifestado Lozano en declaraciones a Crónica Global. Los sindicatos piden que no se dañe una marca “querida por todos” como Cacaolat. Detallan que la mayoría de la plantilla cuenta con una experiencia de 20 o 30 años en la compañía y que ya han pasado momentos muy difíciles, como acabar en el concurso de acreedores de Nueva Rumasa hasta que Damm y Cobega les salvaron de la quiebra.

Por ello, se pide a todo el mundo que sea consciente de los daños a largo plazo de un boicot a un producto de consumo. El daño comercial que se hace a una marca y que se traduce en menores ventas. A la larga, apuntan, esto lleva a un impacto en las cuentas de resultados y en una reducción de la fuerza laboral. El objetivo contrario que se persigue en la huelga indefinida convocada en la compañía.