Anna Castan, directora general y cofundadora de la gestora hotelera Izaka, al mando del hotel Barcelona Catedral / CG

Anna Castan, directora general y cofundadora de la gestora hotelera Izaka, al mando del hotel Barcelona Catedral / CG

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Habla la 'hotelera diez': "No contrataré a camareras a 600 euros"

Anna Castan, directora del hotel Barcelona Catedral, apoya a Las Kellys y dirige una empresa "justa y socialmente responsable"

30 junio, 2017 00:00

Anna Castan parece la hotelera diez. La directora general y cofundadora de Izaka, gestora del hotel Barcelona Catedral, dice apoyar la lucha del colectivo de camareras de piso Las Kellys y asegura "hacer las cosas bien". El alojamiento tiene al personal internalizado, cumple el convenio de hostelería al dedillo y despliega un programa de responsabilidad social. ¿Por qué no todos cumplen como ella? "Hay empresarios que no saben ni cómo trabaja su personal", analiza.

Castan dirige una empresa con un activo en el centro de Barcelona y dos establecimientos más en Lloret de Mar (Girona). "Que quede claro, esto es una empresa. Estamos aquí para ganar dinero. Pero es una compañía justa, responsable y socialmente comprometida", aclara.

¿Qué significa ello? "Colaboramos con el programa de inserción laboral de Ca la Dona, tenemos convenios de prácticas con el Casal d'Infants de El Raval que, a veces, se convierten en contrato laboral. Vendemos gastronomía local. Hacemos caldo para la Comunidad de Sant Egidi. Y todos los 30 empleados del hotel, salvo la seguridad, están internalizados y bajo convenio".

La firma cultiva la filosofía de "somos un vecino más" no con ánimo de desgravar impuestos. O de muscular sus relaciones públicas.

"Nos rompieron los cristales el 1 de mayo"

Izaka asegura que dirige un negocio responsable por convicción. "Interactuamos con el vecino. Nuestro restaurante es para los barceloneses, no para clientes. En diciembre participamos en la campaña Una noche a 10 euros para los vecinos. Trabajamos con un turismo de calidad, esto es un cuatro estrellas. Los clientes dejan dinero en la ciudad. Intentamos no hacer daño al ciudadano", valora la directiva. 

¿En qué sentido se evita el perjuicio al residente? "Si mi cliente es ruidoso, lo hablo con el vecino de enfrente. Hay una relación de convivencia", señala.

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La hotelera Anna Castan (centro), con activistas del colectivo Las Kellys / CG

Pese a ello, el Barcelona Catedral ha sido víctima de episodios de turismofobia. "En la marcha del Primero de Mayo nos rompieron los cristales. Eso me dolió. Porque nuestros clientes no trituran la ciudad, la cuidan", lamenta.

El vandalismo activó a la empresaria. Buscó a los colectivos alternativos que critican el turismo masivo y la precariedad en la primera industria de Barcelona. Y encontró a Las Kellys.

Camareras de piso "dignas"

Castan se reúne con seis de las camareras de piso y activistas en la terraza de su hotel. Crónica Global presencia el encuentro. ¿Cómo trabajan las limpiadoras en este alojamiento? "El departamento de pisos es mi equipo directo. Mantienen nuestro principal activo: las habitaciones. Son nuestro core business. ¿Por qué debería externalizarlas?".

"Las externalizaciones han degradado las condiciones laborales. Esa es mi lucha: que las trabajadoras desempeñen su trabajo con dignidad. Un empleo no son unas vacaciones: es duro. Pero tampoco es de recibo que una empleada haga 30 habitaciones en un día. Eso degrada", asevera.

En el Barcelona Catedral las limpiadoras no son de ninguna empresa multiservicios. "Aquí los sueldos son normales. Se cumple el convenio de hostelería. Se contrata en formato casa, por temporada y por empresa de trabajo temporal (ETT) sólo en los picos de trabajo. Las empresas multiservicios no nos sirven aquí", explica.

Así, ¿se equivocan los hoteleros que ceden servicios a terceras empresas? "Las externalizaciones son útiles para pequeños negocios. En los grandes, dañan las condiciones laborales. ¿El caso de Las Kellys? Sí, sus condiciones laborales son indignas", reconoce.

Autocrítica

Preguntada por este medio, Castan responde a si los hoteles de Barcelona deben hacer autocrítica. "Algunos empresarios no conocen las horas o salarios de sus empleados. No saben ni cómo se contratan sus trabajadores. Nosotros, si contratamos por ETT, cotejamos los sueldos limpios y sucios. Siempre", admite.

Castan también manda recados a los políticos. "Esta ciudad vive del turismo. París ha perdido visitantes por los atentados islamistas y ahora lo están lamentando. Tengo la convicción de que el turismo debe ser un motor, pero bien gestionado. De forma responsable", remacha.

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Una activista de Las Kellys, en conversación con la hotelera Anna Castan / CG

A renglón seguido, la directiva carga contra las críticas desmedidas a la actividad. "No vale poner pancartas de 'Turistas volved a casa'. Ni que algunos políticos inflamen el conflicto de los pisos turísticos en el barrio de La Barceloneta. Se trata de gestionar la actividad. Y de hacerlo bien".

En este contexto, la hotelera rechaza la etiqueta de hotelera perfecta. "No somos una empresa diez. Ninguna lo es. Hay conflictos: por las vacaciones, por los turnos y demás. Pero nunca, en ningún momento, se nos ocurrió que personal como las limpiadoras acaben cobrando 600 euros. El turismo en Barcelona nunca se trató de eso", apostilla Castan.