Jaume Roures y Sandro Rosell, cuando la relación entre ambos era más cordial que en la actualidad.

Jaume Roures y Sandro Rosell, cuando la relación entre ambos era más cordial que en la actualidad.

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Roures, Rosell y Barça: ¿por qué ahora?

Mediapro y el club de fútbol comparten intereses y negocios con Qatar, en posiciones no siempre coincidentes

6 febrero, 2016 21:28

El anuncio de Jaume Roures, el empresario propietario de Mediapro, de una querella contra el ex presidente del Barça Sandro Rosell, varios empleados y la propia entidad ha generado un monumental debate en el entorno del club y, en especial, en el ámbito empresarial que mantiene relaciones directas o indirectas con uno u otro de los implicados. 

Las razones que esgrimió Roures en una rueda de prensa en la que se despachó a gusto contra Rosell –lo tildó de “miserable”– no parecen suficientes ni del todo convincentes para justificar la medida y la dureza de sus palabras. La especulación sobre las motivaciones últimas se han extendido en las últimas horas para buscar una explicación a lo acontecido hace ya tiempo (de 2009 a 2011).

¿El contrato de hace un año?

En febrero de 2015, hace un año, la junta directiva del Barça decidió cambiar de aliado televisivo. Vencía su contrato con Mediapro y recibió una oferta de mayor interés económico por parte de Telefónica, que acababa de tomar el control de Canal y entraba en el negocio de la televisión y los derechos del fútbol.

En los prolegómenos de aquella decisión, Roures se vio con Josep Maria Bartomeu y el entonces vicepresidente económico, Javier Faus, e intentó condicionar la decisión del Barça. Ya esgrimió que poseía información que ponía en entredicho la conducta del anterior presidente y de algún alto empleado de la institución. ¿Esgrimió o amenazó?

Qatar, un socio del empresario audiovisual

La decisión estratégica de la junta directiva, sin embargo, pasó por alto las advertencias del empresario audiovisual y firmó con Telefónica. Roures dijo el viernes que ha esperado a cerrar el litigio sobre la guerra del fútbol con Prisa antes de proceder con la querella. Si el Barça hubiera renovado aquel contrato quizá la acción legal no hubiera visto la luz.

Hay, no obstante, muchos más elementos que unen la suerte de Roures y del Barça. Uno de los principales aliados de los negocios de Mediapro en la adquisición de derechos de televisión de clubes es el capital de Qatar. Ni el emirato ni ninguna de sus empresas internacionales participa de manera directa en el capital de Mediapro, pero el propio Roures ha reconocido en diversas ocasiones a sus interlocutores que sí participa de manera directa en algunos contratos de derechos. Es más, Mediapro y una televisión del emirato tienen intereses conjuntos en la televisión Bein Sports, la que poseía los derechos de retransmisión de la Champions League en España hasta que Roures y Telefónica cerraron un acuerdo para que Movistar Plus pudiera difundir los encuentros entre sus abonados.

¿Peligra el patrocinio de la camiseta?

Algunos altos ejecutivos del Barça admiten, de manera discreta, “que puede ser una parte de la motivación” del accionista de Mediapro, pero no la única. Tanto el Barça como Mediapro tienen una elevada dependencia de Qatar. La empresa audiovisual explica en su dossier corporativo que su delegación en Doha cuenta con una plantilla de 90 personas.

El Barça está en fase de negociación con Qatar sobre su contrato de patrocinio de la camiseta, donde se aloja la marca Qatar Airways. “Puede que la relación esté ya muy deteriorada entre el emirato y el club y que la actuación de Roures no está al margen de esta cuestión”, reconoce un miembro de la directiva.

Vendetta a la catalana

En todo caso, entre los directivos del club y su línea ejecutiva hay enorme sorpresa. Primero porque si es verdad que Rosell espió a Roures y después contrató para el Barça al autor del vaciado informático de sus correos electrónicos, el expresidente deja tras de sí un reguero de actuaciones negativas que pesan más que su éxito en el fichaje de Neymar. “Tiene más pinta de una vendetta de uno contra otro”, dicen otros responsables del club que no quieren ver una conspiración.

Lo cierto es que el presunto espionaje se había conocido de manera tangencial tiempo atrás. Seguramente, a partir del encuentro narrado por Roures el viernes en el que, siempre según su relato, se vio con Rosell para pedirle explicaciones y el antiguo mandatario culé le propuso un arreglo “a la catalana”.

“Si el patrocinio con Qatar fracasa es muy posible que Roures haya actuado al dictado de los hombres del emirato”, asegura un miembro de la directiva culé. “Eso no quita –agrega– que la actuación de Rosell, de ser cierta, sea reprobable. Aunque el Barça, en todo caso, fue más perjudicado que beneficiado. Además, el contrato lo perdió Roures por lo que esa es la prueba más clara de que se decidió mirando a los socios y a los intereses del club que con miedo”.