Josep Lluís Bonet, presidente de la Cámara de Comercio de España, de Fira de Barcelona y de Freixenet

Josep Lluís Bonet, presidente de la Cámara de Comercio de España, de Fira de Barcelona y de Freixenet

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Josep Lluís Bonet: "La sociedad exige a los empresarios que se manifiesten"

El presidente de Freixenet, de Fira de Barcelona y de la Cámara de Comercio de España considera que el 27S los catalanes se juegan su bienestar y el de sus familias

29 agosto, 2015 22:36

Josep Lluís Bonet es un ejecutivo de larga trayectoria, presidente de una empresa familiar multinacional como es Freixenet, que desde hace años preside la Fira de Barcelona y desde su constitución la Cámara de Comercio de España. En esta última época de su vida, sin embargo, ha tenido protagonismo por hablar claro, por decir en voz alta lo que otros piensan, pero no se atreven a expresar.

--Usted que también entiende de marcas, ¿cómo está la marca Cataluña en España?

--El resto de los españoles miran con sorpresa y disgusto la posición de la política imperante en Cataluña en este momento. Están muy confundidos. Nadie sabe --ni siquiera lo sabemos aquí-- cómo están las cosas. En mi opinión, la mayoría de los catalanes piensan lo mismo que yo: soy catalán, no quiero dejar de ser español porque soy español y europeo. Es como hemos funcionado hasta ahora, y hemos funcionado bien.


--¿Los roces políticos no tienden a empeorar las cosas?

--Las dificultan, pero lo que es más importante es que somos catalanes, españoles y europeos. Pertenecer a la Unión Europea ha sido decisivo para España y para el progreso que se ha vivido; y para salir de la crisis. Por eso, la UE es línea roja. De ahí no hay que salir de ninguna manera.


--Varias organizaciones empresariales están elaborando un manifiesto para pronunciarse sobre la situación política catalana. Usted interviene.

--Yo vengo hablando de esto desde hace años como empresario y como ciudadano. No es que yo prepare un manifiesto: contestaré a cualquier cosa que me pregunten, y si es en un papel también lo firmaré. La gente debe expresar lo que piensa.


--Usted es un caso raro. ¿Aquí no ha habido por parte del empresariado una cierta cobardía?

--No, cada uno debe decir lo que piense, si quiere. Yo he contestado cuando me han preguntado porque me parece normal. Es más, en este momento --el de la verdad-- diría que se tiene que hablar mucho más. El empresario tiene la obligación, como líder de la empresa, de hablar con sus colaboradores, trabajadores, clientes y proveedores de un tema tan trascendente como éste y exponerles lo que piensa. Otra cosa es en público; ahí, cada uno es libre de expresarse o no.


--Pero eso sólo lo han hecho en este país tres o cuatro personas.

--Respeto que cada uno hable o no. Además, en los últimos meses, quizá un año, sí ha habido mucho más dinamismo público: empresarios que se han asociado, que lo han dicho. Pero, insisto, lo que deben hacer los empresarios es hablar con su gente, se juegan su bienestar y el de sus familias. Tomar una decisión u otra el 27S es muy importante. Luego, como ciudadano, cada uno puede hacer lo que crea conveniente. Personalmente, quiero defender lo que yo creo. Y, desde la posición institucional que ocupo, trasladar a la ciudadanía lo que pienso.


--¿Por qué hemos llegado a esta situación en Cataluña, donde hasta la Generalitat ha adoptado una posición radical?

--Creo que ha habido poco diálogo. Aquí, una cantidad significativa de gente, con el Gobierno a la cabeza, ha tomado la iniciativa, presiona en una dirección y ha ocupado el ágora. Entonces, claro, cuando una persona como yo dice lo que piensa levanta cierta expectación. Pero lo que ha habido es falta de diálogo por todos lados; aquí en Cataluña, y entre Cataluña y el resto de España también. Falta de comunicación, que evidentemente no puede ser unívoca, porque entonces no es comunicación.


--¿Quién se ha comportado más responsablemente estos años, los empresarios o los partidos?

-El empresario es demasiado importante en el sistema como para no tener posición. La sociedad, a mi juicio, exige a los empresarios que se manifiesten. Si el empresario no cumple esa misión, entonces la política invade todo ese campo de lo público, que creo que es lo que ha pasado en Cataluña y en España. Y entonces el juego esencial el sistema pasa a ser otro, distinto, más superficial.


--¿Qué opinión tiene de Artur Mas?

-Tengo una buena opinión como persona. Y la relación que he tenido con él en la Fira de Barcelona, ha sido impecable; y es evidente que no coincido con él en sus planteamientos políticos. En lo que pueden afectar al futuro de los catalanes estoy en desacuerdo.


--¿Es un político de talla, un estadista?

--Como presidente de Fira y de Fira 2000 la relación ha sido impecable. Hemos trabajado juntos para que Barcelona, Cataluña, España y Europa tengan un recinto ferial, el de Barcelona, que ha llegado a ser líder.


--Se ha entendido muy bien con el Gobierno nacionalista. ¿Se va a entender igual de bien con el nuevo equipo de gobierno del Ayuntamiento de Barcelona?

--Hasta aquí sí. Con Xavier Trias tuvimos una relación excelente. Tras el cambio, en los primeros movimientos en los que he participado hemos ido bien, sin ninguna contraindicación. El último consejo general de la Fira, de julio, ya presidido por Ada Colau, estuvo muy bien, aunque es verdad que Fira está en récord histórico. Y en lo que se refiere al congreso de los móviles, en un momento decisivo ella se alineó, como ya había hecho Trias, con lo que ha sido un éxito: la ampliación hasta el 23 del contrato del congreso. Existía el riesgo de que esto se estropease, pero no ha sido así.


--¿Comparte los temores, expresados por el FMI y otras instituciones, de que España entre en un proceso de inestabilidad política?

--Lo que creo es que el empresario español debe tener una posición en todo momento en la sociedad. Por tanto, tiene que manifestarse y actuar para garantizar la estabilidad política y social. En ese sentido creo que España tiene una perspectiva de éxito, y Cataluña, la más dinámica de todas las autonomías en internacionalización, está por delante. Pero siempre que haya estabilidad política y social. Y el empresariado tiene que exigir reiteradamente la estabilidad.