Ya va siendo hora de reconocer los grandes méritos y colosales atributos de Gabriel Rufián, el excelente diputado de ERC que con gran sacrificio personal compagina sus múltiples ocupaciones en favor del amejoramiento de la sociedad y la liberación de Cataluña con la aparición en los más doctos programas de televisión, como Sálvame de Luxe, el formato de alto standing para mentes privilegiadas de Telecinco que ahora se emite los sábados por la noche en dura competencia con ese otro producto de culto que es el debate de La Sexta.

Por su juventud, por su verbo y labia, por sus dotes empáticas, por sus humildes orígenes, dura vida laboral, por su apellido y por ese hablar pausado que sin duda es la marca del hombre reflexivo, el pobre Rufián ha sufrido toda clase de improperios y dicterios fruto de la verde bilis de la negra España. Sin embargo y contra los elementos, don Gabriel ha superado las adversidades y se ha hecho un más que merecido hueco en el panorama audiovisual.

Jorge Javier Vázquez lo tiene claro y no ha dudado en ornar su espacio con una de las figuras más relevantes y con más proyección y futuro de la política española, donde Rufián es un cisne en comparación al resto de colegas del hemiciclo, romos en la esgrima dialéctica, chatos en el pensamiento lateral y mezquinos en la prosa. Bien por Jorge Javier, mejor por el señor Rufián y excelente noticia para los telespectadores, que podrán llenar sus lagunas mentales en ese pozo de sabiduría popular no exenta de conocimientos académicos que encarna el diputado catalán.

Rufián, con el subalterno apoyo de otra gran personalidad catódica como Pilar Rahola, demostró que el éxito, y más en televisión, no es fruto del azar sino de una combinación de magisterio y saber estar, de educación y finura en los comentarios, de un estilo, clase y elegancia inéditos en la televisión. Un genio, Rufián, capaz de afrontar el espinoso tema de la maternidad por encima de los cincuenta años sin despeinarse el tupé.

Dijo Rahola en el curso del debate (trufado de datos científicos y sociológicos) que la vidriosa cuestión de la maternidad en España aún padece los efectos del tardofranquismo, santo y seña de la caspa que se opone a las libertades en general y a las del pueblo catalán en particular. Ante la perplejidad del resto de los contertulios, incapaces de vislumbrar lo obvio, Rufián remató con un argumento demoledor, cual el de los 120.000 cadáveres de la Guerra Civil que aún reposan en las cunetas. ¿Hay o no hay franquismo todavía?

Es de esperar que los responsables de Telecinco persistan en esa línea y tengan a bien regalar a su audiencia con la participación en sus programas del cancaneo de otros grandes filósofos como Joan Tardà, Marta Rovira, Anna Gabriel o David Fernàndez, el chaval de la chancla.

Por otra parte, el programa ratificó la capitalidad televisiva de Badalona, cuna de Vázquez y Rahola y donde pasó sus años de instituto el ínclito y nunca suficientemente ponderado Rufián, emergente estrella y embajador del soberanismo constructivo, que es el único que hay.

Posdata: Ha sido relevado de su puesto de director de TV3 Jaume Peral, quien el pasado día 10 del corriente tuvo la osadía de anunciar en la comisión de control de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales la cancelación para la próxima temporada del programa Divendres, conducido por Helena García Melero, una de las participantes en la paella de Cadaqués.