Vecinos reivindicando la finalización de las obras del metro de la Línea L9 en la plaza de Sanllehy / CG

Vecinos reivindicando la finalización de las obras del metro de la Línea L9 en la plaza de Sanllehy / CG

Vida

Línea L9 de Barcelona, el metro que nunca llega

Vecinos del inacabado tramo central de esta obra interrumpida desde hace casi una década reclaman a la Generalitat que reanude los trabajos una vez aprobados los presupuestos

3 febrero, 2020 00:00

Casi una década después de que se paralizaran las obras de su construcción, los vecinos del tramo central de la inacabada Línea 9 del metro de Barcelona empiezan a tener un atisbo de esperanza de que éstas se reanuden. La tramitación de los Presupuestos de la Generalitat para 2020, que salvo sorpresa se aprobarán en el Parlament el próximo 18 de marzo, era un requisito indispensable para desbloquear la financiación de esta costosa infraestructura, pendiente de la concesión de un crédito por parte del Banco Europeo de Inversiones (BEI) de 740 millones de euros, por fases, a los que se deberán sumar otros 292 millones en intereses y comisiones durante su devolución en 30 años.

Una vez las nuevas cuentas del Govern --prorrogadas desde 2017-- y la consiguiente partida presupuestaria sean una realidad, se abrirá la puerta a solicitar ese préstamo que lleva años encallado. Los vecinos del tramo inacabado de la L9 aguardan ese momento con esperanza, pues lo ven como una nueva oportunidad para tener, por fin, el esperado metro cerca de sus casas. No en vano, la mayor parte de las paradas por finalizar corresponden a barrios de montaña mal comunicados.

Un grupo de dichos vecinos, residentes en la plaza de Sanllehy y sus alrededores, se concentró el pasado jueves para reclamar, junto a una reproducción simbólica de cartón de la parada que se ubicará en su subsuelo, la reactivación de las obras. Y advierten de que, si esto no ocurre, volverán a movilizarse como en años anteriores. En su memoria siguen muy vivas las concentraciones que tuvieron que llevar a cabo para que se cerrara el pozo de las obras, que mantuvo inactiva, levantada y completamente vallada la hoy bonita plaza nada menos que ocho años: desde 2007 hasta junio de 2015. Con posterioridad, ya en 2018, recuperaron las protestas en plena calle para reclamar a las instituciones que acaben la construcción de la L9. Y en eso siguen.

Cuatro kilómetros de túnel por hacer

“En este punto, todavía faltan por perforar unos 20 metros para terminar el pozo, pero el túnel que hay debajo está hecho desde el inicio de la línea, en el Besòs, hasta pasado Lesseps. Sólo falta por acabar este tramo central, con unos cuatro kilómetros de túnel pendientes de hacer hasta Manuel Girona, en el barrio de Pedralbes”, explica Joan Prades, miembro de la Plataforma Vecinal Can Baró.

Los vecinos de la zona, cuyos problemas de movilidad y falta de transporte público son similares a las de los otros barrios afectados, también montañosos, apuntan además otras singularidades propias: la principal, la proximidad del Park Güell. Al no haber una parada de metro cerca, la gran afluencia de turistas al parque modernista de Antoni Gaudí ha colapsado la zona de buses, autocares y lanzaderas turísticas, con las molestias de ruido y contaminación que eso conlleva.

Autobús turístico de dos pisos y, en segundo plano, bus lanzadera azul hacia el Park Güell a su paso por la avenida Virgen de Montserrat de Barcelona / @VeinsdeCanBaro

Autobús turístico de dos pisos y, en segundo plano, bus lanzadera azul hacia el Park Güell a su paso por la avenida Virgen de Montserrat de Barcelona / @VeinsdeCanBaro

Sin estaciones nuevas al menos hasta 2025

Pero ese problema va, de todos modos, para largo, pues en el mejor de los casos se estima que, una vez se hayan aprobado las cuentas y el crédito, pasará la mayor parte de 2020. Los kilómetros de túnel pendientes de excavar no acabarían hasta 2023. Y la primera estación nueva del tramo inacabado desde Sagrera a Zona Universitaria, de 16 kilómetros, no vería la luz hasta 2025.

Así, según las previsiones más optimistas, en ese 2025, las primeras estaciones del tramo central que abrirían sus puertas serían, además de la de La Sagrera TAV, las de Guinardó, Lesseps, Sarrià y Camp Nou (inicialmente previstas para 2023). Posteriormente, en 2026, le tocaría el turno a Maragall, Sanllehy y Mandri. Y, ya en 2027 y 2028, El Putxet, Manuel Girona, Campus Nord y Motors. En ese momento la obra quedaría finalizada. Y todavía quedarían pendientes y sin fecha las de Prat de la Riba, Muntanya, La Ribera y Aeropuerto Terminal de Carga. Aunque los vecinos ven con mucho escepticismo dichos plazos.

Obras de la futura parada de la L9 en Guinardó, una de las muchas abandonadas desde 2011, en la actualidad / CG

Obras de la futura parada de la L9 en Guinardó, una de las muchas abandonadas desde 2011, en la actualidad / CG

Grado de ejecución

En el caso concreto de los de Sanllehy, además, les preocupa que la suya, con sus problemáticas añadidas, no se considere prioritaria, y se haya incluido en una segunda fase del proyecto, a pesar de que su grado de ejecución --un 42% en este momento-- sea mayor que otras.

En la actualidad, entre las estaciones inacabadas con las obras más avanzadas figuran algunas como las de Maragall (97%), Guinardó (95%) o Lesseps (92%). Y, entre las que menos, obviamente, aquellas del tramo central donde el túnel no se ha perforado: El Putxet (18%), Mandri (23%), Sarrià (14%), Prat de la Riba (1%) y Manuel Girona.

Grado de ejecución de las obras de la Línea L9; en color naranja, los dos extremos en funcionamiento

Grado de ejecución de las obras de la Línea L9; en color naranja, los dos extremos en funcionamiento

Una larga espera

La Línea L9 empezó a construirse en 2003, su primer tramo entró en uso en 2009 y en la actualidad tiene un total de 24 estaciones en funcionamiento en sus dos extremos: 9 en el tramo L9 Norte, de 11 kilómetros, que discurre entre La Sagrera y el barrio de Can Zam, en Santa Coloma; y 15 en su tramo L9 Sur, entre Zona Universitaria y Aeropuerto Terminal 1.

Una vez se acaben las obras, la L9 de Barcelona debería contar con 52 paradas, 20 de ellas con enlaces a otros medios de transporte, y un total de 47,8 kilómetros. Debido a su complicada orografía, en algunos puntos su profundidad será de unos 90 metros. Una característica que habla por sí sola de la magnitud del proyecto.