Las escuelas de educación especial se sienten discriminadas por el Govern
El gobierno autonómico ha seguido los mismos protocolos Covid que en los colegios ordinarios, excepto en la eliminación de los cribados
13 febrero, 2022 00:00Las polémicas en torno a la gestión de la pandemia en las escuelas no tienen fin. Los protocolos del Govern han indignado a todos los padres, pero especialmente a los de los alumnos de escuelas de educación especial, que denuncian haberse sentido discriminados. Las normas que se han seguido desde el inicio del Covid han sido iguales a las de los colegios ordinarios “sin tener presente la situación real de los niños con necesidades especiales”. Pero no a la hora de eliminar los cribados. En esta medida el Ejecutivo autonómico sí que ha distinguido, por lo que estos alumnos se deben seguir sometiendo a pruebas y a cuarentenas en caso de darse casos positivos.
Decisiones que han provocado ansiedad a los pequeños, pero también a sus familias. Es el ejemplo de Maria Alterachs, madre de Martí, de 13 años y con Trastorno de Espectro Autista (TEA).
Las consecuencias de la “mala gestión”
“Ha sido devastador”. Así define esta madre las consecuencias que la “mala gestión” del Govern ha supuesto para la evolución de su hijo y que se inició en marzo de 2020, cuando el cierre de las escuelas se hizo sin “tener en cuenta a los alumnos con necesidades especiales”. “Los aprendizajes online no funcionan, no se les puede romper las rutinas que son imprescindibles para su salud mental, dejar de ir a logopedas y fisioterapeutas, ni cortar en seco la parte social que tanto les cuesta”.
Se trata de niños que, fuera de la escuela, tienen una vida muy limitada, siempre acompañados de sus padres. Una situación que duró varios meses y que tuvo un precio muy elevado. En el caso de Martí, aprendizajes perdidos que, a día de hoy, no ha recuperado y “desbarajustes emocionales” que le han llevado incluso a tener que aumentar su medicación. Además, regresiones importantes de conducta. “Cosas que pensábamos que habíamos superado a base de trabajar mucho, en pocos días se perdieron y han empeorado, fruto de la ansiedad de la nueva situación”. Por eso, esta madre no entiende que el Govern haya aplicado según qué normas en estos colegios.
Pérdida de aprendizaje
Una de las cosas en las que sí se les ha diferenciado de las escuelas ordinarias es en los cribados, que no han sido eliminados. Una prueba que no es agradable para nadie, pero menos para estos niños. Realizarla de forma habitual implica un confinamiento por cada caso positivo que deriva a “una pérdida de aprendizaje” y dejar de acudir a psicólogos, terapeutas y logopedas. Profesionales que son un elemento esencial para su bienestar, explica la portavoz de Tornem a les Escoles, Sheila González.
La decisión de mantener los cribados se ha tomado por “prudencia”, dicen desde la Sociedad Catalana de Pediatría. Un hecho que cambiará desde el próximo 21 de febrero --cuando se pondrá fin a las cuarentenas--, tal como anunció el Govern el pasado viernes. González cree que es un error haber puesto el foco en las escuelas durante la pandemia, ya que ha generado a los niños y a las familias una responsabilidad que no tenían por qué asumir. “No se ha puesto en la balanza el coste que tendría, que es muy alto”, advierte. Aun peor es el caso de las escuelas de educación especial, que no han tenido un protocolo específico no sólo en los cribados, sino en el uso de las mascarillas. Desde el pasado jueves no es obligatorio su uso en los espacios exteriores –como en el patio--, pero sí en los interiores.
El uso de mascarilla en las aulas
El Ejecutivo autonómico se plantea eliminarlas de forma escalonada durante el segundo trimestre, pero no ha concretado la fecha. Algo que lamentan las familias de niños con necesidades especiales, para los que la comunicación no verbal es un elemento muy importante y para los que, el uso de tapabocas, les puede hacer sentir aislados. Consideran que el gobierno autonómico "va tarde", teniendo en cuenta que los niños de educación especial no tienen patologías que les hagan más vulnerables ante el virus. “Países como Dinamarca no la han tenido que llevar dentro de las aulas y no han tenido más brotes que nosotros”.
Martí tartamudea mucho y, por tanto, el uso de mascarilla no le ayuda nada. Su madre explica que ha optado por “no hablar antes que hacer el esfuerzo titánico para que al final, quizás, no se le entienda”. El hecho de llevar este elemento en el aula “puede traer consecuencias”, alerta Marta Robles, directora de la Federación Catalana de Autismo. Por eso, cree que se debería valorar si está protegiendo o si, por el contrario, es una medida no del todo fiable en los grupos burbuja.