Lápidas junto a sacos de escombros tras el derrumbe del Cementerio de Montjuïc de Barcelona / CG

Lápidas junto a sacos de escombros tras el derrumbe del Cementerio de Montjuïc de Barcelona / CG

Vida

Dos años después del derrumbe de Montjuïc: "Aún me faltan cuatro familiares"

Los afectados por el hundimiento de Barcelona celebran un triste día de Todos los Santos: 26 meses después, los nichos siguen caídos y hay decenas de cuerpos sin identificar

1 noviembre, 2019 00:00

"Llevo dos años con cuatro familiares perdidos". Este es el resumen de su situación personal que hace Núria Miñana, una de las afectadas por el derrumbe en el Cementerio de Montjuïc, el mayor de Barcelona. Ella, igual que otros afectados por el hundimiento del 15 de septiembre de 2017, vivirán un día de Todos los Santos negro. "Los nichos siguen sin estar reconstruidos, y un montón de cadáveres, sin identificar", lamenta agriamente.

La versión oficial es un poco más suave. Preguntada por la cuestión, una portavoz de Cementiris de Barcelona (Cbsa) ha subrayado que "la reconstrucción del bloque se inició el 5 de junio de 2019, una vez completada su licitación. El objeto de las obras tiene como objetivo no solo esta tarea, sino que comprende la rehabilitación de los edificios adyacentes". La misma representante ha precisado que la obra "está completa al 25%, con previsión de finalización en primavera de 2020". ¿Y las identificaciones? ¿Cuántos de los 350 cuerpos que quedaron sepultados por el siniestro tienen nombre y apellido? "Se firmó un contrato con el laboratorio Anabiol en marzo para el proceso de identificación de cuerpos. Esta empresa ya ha contactado con todos los titulares y familiares que se han localizado. Han sido informados y se les ha tomado muestras", ha defendido Cbsa. Según la misma fuente, el proceso "sigue el calendario previsto" y, en paralelo a ello, "se está realizando la recogida de muestras de difuntos e inconexas y se están iniciando los análisis". 

 Afectados, durísimos: "Solo tengo la mitad de mi madre"

Todo ello sabe a poco en casa de Núria Miñana. Esta usuaria del cementerio tenía a nueve familiares reposando en el que es el mayor cementerio de Barcelona cuando se vino abajo un bloque con 144 sepulturas. "Me dicen que están avanzando. En defensa de Cementiris hay que decir que el nuevo director general [Miquel Trepat] es más dialogante que el anterior [Jordi Valmaña]. Hay más diálogo. Dicho lo cual, yo llevo dos años esperando a que identifiquen y me devuelvan a mis allegados. Y solo me han devuelto la mitad de mi madre", se queja, gélida. ¿A qué se refiere? "Pues que tenía a mi madre enterrada en el lugar. Tras el derrumbe, consiguieron identificar solo parte del cuerpo. De cintura para arriba. El resto, no. Me falta la mitad de mi madre. Es así", aclara. Cuando Miñana usa la palabra falta se refiere a que algunos de sus allegados fallecidos están mezclados con cascotes y maderas. Reposan en un montón llamado restos inconexos que está en posesión de Cementiris. Su tarea, si es posible, es separar e identificar el máximo de trozos.

Ello se está revelando como una labor mucho más compleja de lo esperado. "A mí me salió que los test de ADN eran inconcluyentes. Pues bien, ahora tengo a mi tía enterrada con otras cuatro personas que no sé si son familiares míos o suyos". Quien habla es Cristina García, otra afectada. La ciudadana valora como "un asco" todo lo sucedido desde el hundimiento hasta ahora. "Nos dijeron que ocurrió por falta de mantenimiento. La Síndica de Barcelona lo avaló. ¿Por qué la juez no?", se pregunta. García avanza que "las familias no se rendirán" y compara el desastre de Montjuïc con la exhumación del dictador Francisco Franco. "A uno lo sacaron con todos los honores, mientras que a nosotros...", se queja. Cree la afectada que "hay intereses creados" que estarían ocultos tras la reconstrucción e identificación de los restos. Lo ilustra con su propia experiencia. "A mí me dijeron que mis cuatro difuntos se habían mezclado con los restos. Luego, que los habían sacado ellos mismos. Y ahora las pruebas de ADN no con concluyentes. ¿Qué me soluciona todo esto?", inquiere.

Abogados: "Seguimos trabajando"

En el galimatías que supone la resolución y reconstrucción posterior a la tragedia del Cementerio de Montjuïc, los abogados de los afectados recuerdan que siguen trabajando. El despacho Palacio-Lassaletta representa a unas 50 familias cuyos difuntos fueron sepultados por el alud. "Dos años después, se puede decir que no está cerrado. La reconstrucción del bloque de nichos está en marcha, pero incompleta, y la identificación de los cuerpos sigue su curso. Cabe recordar que Cementiris accedió a hacer test de ADN después de la presión de los allegados", ha recordado el letrado. José María de Palacio, socio-director, enfatiza que "el cambio de dirección en la empresa ha posibilitado algunas reuniones entre las partes", lo que antes no ocurría por una estrategia mucho más cerrada de Jordi Valmaña. "Dos años después, Cementiris sigue sin resolver el caso, por lo que este bufete continúa trabajando", resume el profesional en conversación con este medio.

Cabe recordar que el derrumbe del Cementerio de Montjuïc sepultó hasta 144 nichos en los que reposaban 350 difuntos. Un informe de la Síndica de Barcelona alertó poco después de la tragedia que se detectaba "falta de mantenimiento" en éste y otros camposantos de la ciudad. Ello fueron mimbres suficientes para que el conocido abogado Miguel Durán denunciara penalmente al Ayuntamiento de Barcelona por cinco delitos: malversación, daños, prevaricación, profanación y falsedad documental. La querella criminal fue rechazada en primera instancia y, tras ello, en la segunda. No obstante, los jueces matizaron que no daban el asunto por juzgado, por lo que la vía penal no está cerrada. En el plano político, el hundimiento de Montjuïc afloró la mala gestión del entonces concejal de Presidencia, Eloi Badia --hoy edil de Ecología-- y, sobre todo, un trabajo mejorable y una actitud cuando menos poco dialogante del entonces director general de Cementiris, Jordi Valmaña. Éste, derrotado, fue fulminado por Ada Colau en abril de este año, dejando una sucesión de lunares muy controvertidos en su obra de gestión.