Anna González Manjón está especializada en biología molecular del cáncer

Anna González Manjón está especializada en biología molecular del cáncer Cortesía de Anna González Manjón

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Anna González Manjón, bióloga: "Nuestro estilo de vida no es compatible con la reducción de emisiones"

La bióloga catalana, especializada en biología molecular del cáncer, reflexiona para Crónica Global sobre el cambio climático e insiste en la importancia de concienciar a la población, empresas y gobiernos sobre la necesidad de un cambio de paradigma

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Anna González Manjón estudió biología humana en la Universidad Pompeu Fabra y se especializó en biología molecular, más concretamente en biología molecular de células cancerígenas. Durante años estuvo desarrollando diferentes proyectos tanto en Holanda, donde cursó el doctorado, como en Australia donde hizo el postdoctorado. Precisamente allí supo del programa Homeward Bound, una iniciativa global de liderazgo dirigida a mujeres y personas no binarias con perfiles STEMM.

El objetivo, generar redes interdisciplinares, empoderar al colectivo y desarrollar estrategias para combatir los efectos provocados por la acción humana en el planeta. Anna fue uno de los 124 perfiles científicos seleccionados para participar en la pasada expedición a la Antártida. De aquella experiencia surgieron ideas y numerosos proyectos. Desde hace aproximadamente un año, trabaja como desarrolladora de proyectos científicos en la Fundación Kilian Jornet en iniciativas que protejan y preserven los entornos montañosos.

¿Cómo recuerda la experiencia en la Antártida?
Hay muchas mujeres científicas pero existe un cuello de botella. Es un ámbito en el que muchas empiezan pero pocas continúan en puestos más altos, de mayor relevancia. Precisamente el objetivo de estos programas de Homeward Bound es dar herramientas útiles de liderazgo, de visibilidad a estas mujeres para que puedan desarrollar habilidades y posicionarse en mejores puestos desde donde puedan participar en la toma de decisiones. Sitios en los que no suelen estar.
La primera parte del programa es un curso online de un año en el que nos dan todas esas herramientas. La segunda fase fue la expedición a la Antártida durante dos semanas. Salimos desde Ushuaia y atravesamos el estrecho de Drake hasta llegar a la península Antártica desde donde hacíamos landing a diferentes puntos de la península.
Me decía que allí es cuando realmente tomó conciencia de la fragilidad del planeta.
Es un ambiente tan remoto que puedes ver el planeta sin el impacto humano. Te hace reflexionar mucho porque te das cuenta de lo que sería la Tierra si los humanos no estuviéramos en ella, o si nuestro impacto fuera menor como sucede con el resto de especies que la habitan.
El hecho de poder caminar por la Antártida y ver a los pingüinos que no se asustan, a las ballenas que salen a curiosear junto al barco… Todo eso te hace sentir mucho más en contacto con la naturaleza de lo que nunca habías estado. Es otro ritmo, otra dinámica. Por primera vez en mi vida percibí esta conexión con la naturaleza. Y creo que el propósito de este viaje es crear este vínculo que, a veces, parece olvidado, pero existe. Porque solo cuando existe ese vínculo con la naturaleza te das cuenta de que la tienes que proteger. Para querer algo, primero hay que conocerlo.
Anna González Manjón está especializada en biología molecular del cáncer

Anna González Manjón está especializada en biología molecular del cáncer © Yolanda Cardo.jpg

¿Percibiste síntomas provocados por la acción del hombre?
Sí, aunque parezca un territorio remoto, totalmente aislado, al final está conectado con el resto del planeta. Lo que ocurre en el planeta tiene consecuencias en la Antártida y viceversa.
Una de las cosas que más me impactó es que fuimos en verano, verano austral, enero y febrero, y aunque las temperaturas deben ser algo más suaves no deberían superar los 0º. Las superaron, estábamos a 1º, incluso hubo días que llovió cuando realmente, aunque sea verano, no llueve, nieva. Estos síntomas visibles significan que se está incrementando la temperatura y que, de hecho, en la Antártida se está incrementando más que en otras zonas del planeta. Esto afecta al retroceso de los glaciares y al resquebrajamiento de las plataformas de hielo.
Tuvimos la oportunidad de visitar Palmer Station, una base científica norteamericana que justo tiene detrás un glaciar, y nos decían que su retroceso es de siete metros al año. Es muchísimo. Estos son algunos cambios que se ven en la Antártida y que desgraciadamente van a ir a peor si no podemos controlar la emisión de gases de efecto invernadero.
Eso parece inevitable, ¿hay espacio para el optimismo?
Solo si reducimos la emisión constante a la atmósfera de gases de efecto invernadero derivados de los combustibles fósiles. Es la única forma. Esto es lo que se lleva intentado años. Primero con el Protocolo de Kyoto y después con el Acuerdo de París. El propósito de todas estas COP (Conference of the Parties), de todas estas reuniones internacionales, es reducir estas emisiones.
El problema es que es un asunto muy complejo y todos dependemos de ello. Es decir, el problema es que nuestro estilo de vida no es compatible con la reducción de emisiones. Por tanto, a no ser que nos planteemos cambiarlo… Y no quiero decir que sea solo nuestra responsabilidad, también son los gobiernos, las empresas, somos todos. Pero hay que hacerlo para que esto no vaya a más.
Debe haber un compromiso global.
Totalmente. Tiene que haber un cambio de estructuras y de mentalidad. A estructuras me refiero, por ejemplo, a que haya más carriles bici. Pero solo si nosotros incrementamos el uso de bicicletas el gobierno querrá hacer más carriles bici. Al final es una rueda que se retroalimenta. Obviamente los gobiernos tienen que cambiar pero nosotros también tenemos que querer hacerlo, necesitamos cambiar. Transmitir a la población esa parte de concienciación es muy importante.
Nadie quiere renunciar a su estilo de vida.
Claro, y aquí está el problema. Estamos muy acostumbrados a un determinado estilo de vida y a la que se “ataca” esta forma de vivir para cambiarlo, lo percibimos como una amenaza a nuestros derechos, a nuestra libertad. Cuando ya no puedes ir en coche a la ciudad porque es contaminante, no ves la parte positiva de la medida que es que al final será beneficioso para tu salud. Lo ves como una restricción de tus derechos, y ese cambio de mentalidad es un ejercicio individual que debemos hacer.

Imagen de gurpo de la pasada expedición a la Antártida impulsada por Homeward Bound en la que participó la bióloga catalana

Imagen de gurpo de la pasada expedición a la Antártida impulsada por Homeward Bound en la que participó la bióloga catalana Cedida por Anna González Manjón

Fruto del curso de liderazgo surgió la idea de crear un pódcast sensorial para niños precisamente con el propósito de concienciar.
Este proyecto de pódcast surge a través de Homeward Bound. El programa nos brindaba muchas oportunidades para comunicarnos con el resto de participantes con la finalidad de poder desarrollar juntas diferentes proyectos. Así es como conocí a Mélisande Bertrais. Ella tenía la idea de hacer un pódcast sobre la Patagonia y sus valores culturales para niños y niñas. Y es el proyecto que comenzamos a desarrollar juntas unas semana antes de partir hacia la Antártida.
La idea era volar a Buenos Aires y desde allí ir bajando hasta Ushuaia. Durante el recorrido (4000 km) fuimos entrevistando a diferentes personas (científicos, geólogos, expertos, miembros de asociaciones) sobre la vida en la Patagonia, la naturaleza, las comunidades indígenas, e ir generando un contenido (...) Ahora estamos editando todo este contenido en diversos episodios para que, de alguna forma, la Patagonia también pueda llegar a niños y niñas de Francia, España y otros países de habla hispana. Hay sobre todo mucho contenido auditivo, sensorial para que no sea una mera explicación sino que puedan escuchar el sonido de los ríos, del viento, de las montañas, de los glaciares, de la naturaleza de la Patagonia pero también de conversaciones con los indígenas.
Desde hace poco más de un año trabaja en la Fundación Kilian Jornet. ¿Cuál es su cometido?
Mi trabajo es el de gestora de proyectos científicos. La fundación nació con el objetivo de preservar las montañas y su entorno. Y entornos, aquí, se refiere tanto a los animales, a las plantas como a los habitantes que viven en estos entornos montañosos. Para ello la fundación se estructura en tres pilares: investigación, educación y acciones directas. Yo coordino varias cosas, pero como bióloga y experta técnica asesoro en muchos de los proyectos científicos.
En la parte de educación generamos contenidos didácticos de educación medioambiental para niños y adultos. Nuestro público, principalmente, es el asiduo a la montaña que se ha incrementado bastante desde el covid. Obviamente, querer ir a la montaña tiene beneficios y es totalmente comprensible, pero ese incremento llega acompañado de una masificación y de mucha gente que va sin tener unos conocimientos básicos sobre cómo comportarse. Ese es otro de nuestros objetivos. Concienciar a ese público que va a la montaña a que lo haga de la forma más sostenible y respetuosa posible.
Luego hay otro tipo de proyectos dentro de las acciones directas en los que identificamos un problema concreto, que bien puede ser un camino en mal estado o una área degradada, y creamos proyectos específicos para solucionarlos, como el Green Trail Concept en el que constatamos y evaluamos cómo son de sostenibles, o no, las carreras de montaña y dar soluciones.
¿Cómo se trasladan al terreno ese tipo de acciones?
Muchas veces tenemos que hacer activaciones en diferentes zonas de la montaña para restaurar los caminos. Por ejemplo, ahora estamos en la Cerdanya gestionando este espacio de interés natural que hasta ahora no contaba con ningún órgano gestor. Es un espacio incluido en la Red Natura y está financiado con fondos de la Generalitat. Alrededor de un 3% de estos espacios de interés natural están protegidos en Cataluña, pero el gobierno quería incrementar la protección y la gestión sostenible.
¿Son áreas específicas?
Nosotros optamos, junto a la asociación Paisatges Vius, para que nos adjudicaran las áreas naturales de Tossa Plana de Lles-Puigpedrós y Tossals d’Isòvol-Olopte porque Kilian se crió allí y hay un vínculo muy especial.
Desde la fundación nos encargamos de la gestión de las cotas de más de 2500 metros y Paisatges Vius de las zonas de menos de 2500 metros. Al final es una gestión coordinada con ellos y obviamente con todos los ayuntamientos implicados, agentes forestales y la Reserva Nacional de Caza.
Desde hace poco más de un año trabaja en la Fundación Kilian Jornet

Desde hace poco más de un año trabaja en la Fundación Kilian Jornet © Yolanda Cardo

Es decir, identificáis posibles amenazas en determinadas áreas y establecéis protocolos de actuación.
Sí. Para nosotros es muy importante identificar las zonas vulnerables, las especies vulnerables y poderlas compatibilizar con el uso público de los caminantes, de los que van en bicicleta, de la gente que habita alrededor.
Tenemos acciones de investigación relacionadas con especies de la zona, diagnósticos de los lagos de alta montaña para conocer su estado y cuáles son sus necesidades. Y luego está la parte de educación, que hemos comentado, para que el público entienda y se implique. Explicar por qué, a lo mejor, no se puede acceder a una determinada zona porque hay especies amenazadas o en peligro de extinción; o por qué no se puede bañar en los lagos de montaña porque altera todo el ecosistema. Tú, al final, usas cremas, productos para la piel y las especies de estos lagos son muy sensibles.
En el tiempo que llevan trabajando en este proyecto, ¿habéis observado alguna zona o especie especialmente vulnerable?
Comenzamos a finales de 2024 estudiando diferentes especies. Una de ellas es la perdiz nival o perdiu blanca que la llamamos en Cataluña. Es un ave que se encuentra en cotas más altas de los 2500 metros y está amenazada. Estamos estudiando dónde están estas perdices e intentando modificar los senderos que llegan a la Tossa Plana de Lles-Puigpedrós para que no se solapen, para que no alteren la vida de esta especie.
El gall fer (urogallo) es otra especie vulnerable de la zona. El problema es que la masificación, la presencia humana, le asusta mucho y no puede procrear. La población está disminuyendo mucho. A más gente, menos población de gall fer. Es fundamental la compatibilización del uso público con estas dos especies.
Y también estamos estudiando diferentes reptiles porque nos pueden decir muchas cosas sobre el cambio climático. Los reptiles, al no poder regular su temperatura corporal, cuanto más calor hace más arriba tienen que subir. Si antes estaban a 2000 metros ahora los estamos encontrando a 2500 metros. Necesitan más frío que solo encuentran en cotas más altas. ¿Qué pasa?, que muchos suben más rápido que su hábitat, como las plantas que necesitan más tiempo, y no pueden sobrevivir. No solo pasa con los reptiles, está ocurriendo también con otras especies.
¿La gente es receptiva?
Creo que en los practicantes de deportes de montaña hay una conciencia previa por el mero hecho de moverse, de estar en contacto con los hábitat de las montañas. Creo también que la naturaleza tiene esa reciprocidad positiva y que llevar a la gente a la montaña puede ayudar. Es un poco lo que comentábamos de la Antártida de ir a un paraje natural, tomar conciencia de dónde estás, de los animales, entender de alguna forma esta naturaleza. Y cuando tú la entiendes, la conoces, es cuando quieres protegerla.
Pero claro, ir a la naturaleza conlleva esa masificación de espacios. Es difícil encontrar el equilibrio. Hay una línea muy fina entre querer que la gente experimente la naturaleza pero que ese conocimiento vaya acompañado de concienciación.
¿Es optimista al respecto?
Hay que serlo, es que si no lo somos, ¿qué nos queda? A veces es difícil cuando ves tantas cosas y ves en qué dirección vamos, todos los límites a los que estamos llegando y que desgraciadamente seguimos igual en muchas cosas.
Pero también tengo que decirte que hace poco estuve en la Conferencia de los Océanos de las Naciones Unidas y salí optimista porque hay muchas soluciones que ya existen, no hace falta inventar nada, se trata de aplicarlas. E insisto en lo que comentamos anteriormente, las personas debemos cambiar nuestro punto de vista, adaptarnos un poco más y no pensar que cuando se nos cambia algo en nuestro estilo de vida es una merma de nuestra libertad.