El pueblo de Lleida que amenaza a los urbanistas insatisfechos, Sant Llorenç de Morunys

El pueblo de Lleida que amenaza a los urbanistas insatisfechos, Sant Llorenç de Morunys TURISME CATALUNYA

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El rincón de Lleida que amenaza a los urbanistas insatisfechos: "Has llegado al sitio equivocado"

El ayuntamiento recuerda a los visitantes que en el pueblo hay ruidos que forman parte de su esencia

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El turismo rural hace años que se puso de moda. Con el paso del tiempo, por eso, se ha sofisticado tanto que, como decía Eva Hache en uno de los monólogos, ya no hace falta ir pidiendo wifi. Los alojamientos tienen hasta spa y en algunos municipios ya venden hasta cupcakes.

La esencia de la ruralidad se ha ido perdiendo. Tanto que algunos visitantes se empiezan a quejar por cosas que antes iban a buscar. Hasta el punto que un ayuntamiento de Cataluña ha tenido que advertir a los foráneos que igual han llegado a un sitio que no cumple sus altas expectativas para un pueblo de toda la vida.

No es broma. El consistorio de Sant Llorenç de Morunys ha tenido que lanzar un mensaje incluso en sus redes sociales para recordar a los urbanistas que aquí hay ruidos que forman parte de la esencia del pueblo. Les guste o no.

Allí, en el municipio, las campanas tocan a cuartos, los gallos cantan, hay “ganado que pasta cerca del pueblo” y los payeses trabajan la tierra para dar de comer al mundo. Recuerda el mensaje que han lanzado también por las calles del pueblo.

Mensaje a los visitantes

Saben que no son todos. “Hace años que nuestra vila acoge muchos visitantes en verano”, indican y “la gran mayoría de ellos ya se sienten Piteus”, se enorgullecen. Lo que lamentan es que “hay una minoría que no entiende” cómo es la vida en el campo. Sus sonidos, sus trabajos, su gente, su manera de hacer.

Es a ellos a quienes el consistorio ha lanzado un mensaje claro y contundente. "Si lo respetáis encontraréis un pueblo que siempre ha sido de acogida, si no es así, has llegado al lugar equivocado", sentencian.

Qué molesta a los urbanitas

No se puede ser mas claro y directo. Los visitantes urbanos han de acostumbrarse a la vida en un pueblo y trasladar sus hábitos y exigencias al municipio donde van. Ya existen hoteles que les dan todas las comodidades, la localidad no va a cambiar sus costumbres por ello.

Y es que aquí, como reza al cartel, el tiempo se marca al ritmo de las campanas, que suenan cada cuarto de hora como lo han hecho desde hace siglos. Los gallos cantan al amanecer, no como parte de una postal bucólica, sino porque forman parte de una comunidad viva, con corral, granja y tierra trabajada. Y si no gusta, hay más lugares, pero aun así, el Ayuntamiento ha visto como algunos veraneantes se quejaban de todo ello y ha tenido que ser contundente en su respuesta.

Otros pueblos con la misma problemática

No es el único caso. Casos similares han surgido en Ribadesella (Asturias), donde el sonido del ganado provocó protestas, o en Oliete (Teruel), donde el olor a estiércol llevó a algunos visitantes a redactar reclamaciones formales. 

Con el auge del turismo rural tras la pandemia, que registró un 12% de incremento en 2024 según el INE, muchos pueblos españoles han tenido que salir en defensa de su autenticidad frente a una minoría que exige silencio absoluto y servicios urbanos en contextos que no fueron pensados para eso. Hasta el punto que, como dicen en Sant Llorenç han recibido varias “quejas en el ayuntamiento sobre cosas que creíamos intocables”.

Qué tiene Sant Llorenç

Y lo son. Sant Llorenç de Morunys tiene razones de sobra para defender su esencia. El municipio, de poco más de 900 habitantes y apenas 4,3 km2, conserva un casco antiguo medieval rodeado por murallas y cuatro portales históricos. 

El centro neurálgico es la iglesia de Sant Llorenç, antigua abadía románica del siglo XI transformada en parroquia barroca. Declarada Monumento Histórico-Artístico, conserva restos del claustro renacentista y un retablo de Josep Pujol que deslumbra por su detalle.

Qué ver

No muy lejos, se alzan la Capella de la Pietat (siglo XV), un pequeño templo gótico a pie de carretera, y la iglesia de Santa Creu de Morunys, una joya rural de factura románica en las afueras. 

Pero el lugar que más impresiona, tanto por su ubicación como por su simbolismo, es el Santuario de la Mare de Déu de Lord, construido sobre un risco llamado, precisamente, la Mola de Lord. Desde allí, la vista abarca valles, montañas y cielo abierto, un auténtico balcón natural que ha sido lugar de peregrinación desde el siglo X.

Detalle de la iglesia de Sant Llorenç de Morunys

Detalle de la iglesia de Sant Llorenç de Morunys TURISME SOLSONÉS

A eso se le suma el entorno. El pueblo también es punto de partida para los amantes de la naturaleza. Senderos bien señalizados recorren la serra del Port del Comte, que en invierno se transforma en estación de esquí y en verano acoge rutas de BTT, parapente, setas y caminatas familiares. 

Cómo llegar

Sant Llorenç de Morunys se encuentra a unas 2 horas y cuarto en coche de Barcelona. Basta con tomar la C-58 hacia Manresa, continuar por la C-55 hasta Solsona y desde allí seguir la LV-4241, una carretera secundaria que asciende entre bosques y curvas hacia la Vall de Lord.

Desde Girona requiere media hora más. Lo más fácil es tomar la C-25 (Eix Transversal) hasta Manresa, para enlazar con la C-55 hacia Solsona y finalizar por la misma LV-4241. También es posible llegar en transporte público hasta Manresa y enlazar desde allí, aunque los horarios pueden ser limitados fuera de temporada alta.