Esta es la ciudad española donde se hace más 'ghosting': es catalana y no es ni Barcelona ni ninguna capital CANVA
Confirmado, esta es la ciudad española donde se hace más 'ghosting': no es Barcelona, pero está en Cataluña
El 42% de los vecinos cree que esta práctica es una forma aceptable de terminar una relación romántica
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¡Qué rabia da cuando te hacen ghosting! Esta frase es cada vez más común entre los jóvenes y no tan jóvenes que empiezan alguna relación y son completamente ignorados.
El concepto nació con las nuevas tecnologías que han propiciado otras formas de relacionarse. Es más que habitual que ahora un encuentro sentimental o sexual parta de alguna de las distintas aplicaciones de citas disponibles en el mercado. A través de ellas, la gente empieza a entablar contacto y, de repente, la otra persona desaparece. Un ghosting de manual.
Aquí no hay posibilidad de conversaciones incómodas, llamadas a deshora ni, como mínimo, un mensaje explicativo, ahora lo habitual es que simplemente una de las partes desaparezca sin decir nada. No hay cierre, no hay diálogo, solo silencio. Ahora, se prefiere cortar todo contacto de forma repentina y sin explicación, dejan a la otra persona en un limbo emocional.
Aunque en algunos casos puede estar justificado por motivos de seguridad o autopreservación emocional, en la mayoría de las ocasiones responde a la simple evitación del conflicto. El problema es que, a veces, estas conductas tienen un impacto psicológico significativo. La persona ghosteada suele quedarse atrapada entre preguntas sin respuesta, interpretaciones propias y una incómoda sensación de rechazo.
Una práctica muy extendida
Se trata de una práctica cada vez más odiada y reconocida, pero no por ello pasa a ser menos frecuente. Según un estudio realizado en mayo de 2025 por la plataforma Unobravo, el 43% de los españoles reconoce haber sufrido ghosting, mientras que un 37% admite haberlo practicado.
Entre los solteros, estas cifras aumentan notablemente: el 60% ha sido víctima y el 53% ha sido el responsable de la desaparición. El ghosting, por tanto, no es una anécdota, sino una experiencia común en las dinámicas románticas contemporáneas.
Cataluña, amante del ghosting
Entre los jóvenes de 18 a 34 años, la práctica se dispara. Hasta un 72% de los menores de 25 años ha sido ghosteado al menos una vez, lo que sugiere una conexión directa entre la normalización del contacto digital y la facilidad para desaparecer.
Pero más allá de las cifras generales, lo que más sorprende del estudio es conocer las ciudades españolas donde más se da. Y aquí, Cataluña vuelve a liderar, pero no lo hace ninguna de sus capitales.
La ciudad catalana dónde más se ejerce
Según el citado trabajo de campo, L’Hospitalet de Llobregat es la ciudad de España donde más se practica el ghosting. Allí, un 45% de los solteros afirma haber sido víctima de esta práctica, y un 55% confiesa haberla ejercido.
A pesar de la sorpresa puede pensarse que no es tal si se tiene en cuenta que un 42% de los encuestados de la ciudad catalana cree que el ghosting es una forma aceptable de terminar una relación romántica, la tasa de aprobación más alta de toda España. Este último dato marca una diferencia cultural importante respecto a otras ciudades.
Vistas de L'Hospitalet de Llobregat desde la Torre Hesperia EUROPA PRESS
En Córdoba, por ejemplo, que ocupa el tercer puesto en frecuencia de ghosting, solo un 13% considera que es una forma válida de terminar una relación, a pesar de que el 55% ha sido víctima. En L’Hospitalet, en cambio, el ghosting no solo es frecuente, sino que goza de un cierto grado de legitimación social.
¿Pero qué tiene esta ciudad para liderar el ránking nacional del ghosting? El estudio no ofrece datos concluyentes en este sentido. Si es cierto que L’Hospitalet de Llobregat es la ciudad catalana con mayor densidad de población, una de las más altas de Europa y la segunda en número de habitantes, ¿pero eso lleva a unas peores relaciones?
Qué tiene L'Hospitalet
La ciudad se ha convertido en uno de los polos de crecimiento más destacados de Cataluña, tanto en lo residencial como en lo creativo. Su proximidad con Barcelona, el acceso a servicios y una comunidad joven e hiperconectada la convierten en un lugar ideal para nuevas formas de interacción. Pero también, según los datos, en uno donde los vínculos afectivos pueden desdibujarse con la misma rapidez con la que se generan.
En cualquier caso, el ghosting, como fenómeno, evidencia una carencia generalizada de habilidades comunicativas emocionales. La falta de herramientas para expresar desinterés, incomodidad o simplemente la voluntad de terminar una relación lleva a muchas personas a elegir el silencio como salida.
Cómo evitarlo
Frente a esta realidad, siempre surge la pregunta: ¿cómo se puede evitar ser víctimas o verdugos del ghosting? El estudio trata de dar algunas estrategias útiles para navegar el mundo de las citas con mayor claridad y respeto emocional:
- Establecer expectativas desde el inicio. Una conversación clara sobre lo que busca cada parte puede evitar malentendidos. No hace falta definir la relación en la primera cita, pero sí es útil saber si ambas partes están en la misma página.
- Reconocer las señales tempranas. Si la otra persona empieza a desaparecer poco a poco —mensajes escuetos, falta de iniciativa, evasión de planes— es probable que esté preparando su salida sin decirlo. Detectarlo a tiempo puede ayudarte a anticipar el desenlace.
- Practicar la comunicación directa. Si uno no está interesado, decirlo con respeto puede ser incómodo, pero es más honesto. El silencio prolongado no evita el daño, solo lo desplaza en el tiempo.
- Cuidar el impacto emocional. Si te han hecho ghosting, es importante no interiorizar la culpa. La ausencia de explicaciones dice más sobre la otra persona que sobre ti. Rodearse de apoyo emocional y hablarlo con alguien de confianza puede ser un primer paso para cerrar el capítulo.
- Buscar apoyo profesional si es necesario. El ghosting puede activar heridas emocionales profundas. Si el malestar persiste, la ayuda psicológica puede ofrecer herramientas para reconstruir la autoestima y aprender a relacionarse desde un lugar más seguro.
La teoría es esta. Muchos, seguramente, ya se la saben. Simplemente, es cuestión de que se lleve a cabo o que, en definitiva, se tenga un poco de eso que ahora se llama responsabilidad emocional.