Este es el idioma más difícil de aprender para los catalanes según la inteligencia Artificial: No tiene nada en común con el catalán

Este es el idioma más difícil de aprender para los catalanes según la inteligencia Artificial: "No tiene nada en común con el catalán" CANVA

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Este es el idioma más difícil de aprender para los catalanes según la inteligencia Artificial: "No tiene nada en común con el catalán"

La IA ofrece un particular ránking en el que explica las dificultades de ciertas lenguas para los catalanohablantes

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Árabe, persa, ruso, chino, japonés… Pasear por una región tan cosmopolita como Cataluña es sinónimo de cruzarse con personas que hablan todas las lenguas del mundo.

Personas de diferentes partes del mundo se establecen en el territorio para trabajar y buscar una vida mejor. Por eso, muchos catalanes, deciden también aprender alguno de los idiomas que se hablan en su entorno (y en el mundo) para poder entenderse mejor. Problema: no todos los idiomas son fáciles de aprender.

Si bien en Cataluña se cuenta con la ventaja de ser bilingüe, hay lenguas que, ni con esas, pueden integrarse facilmente en el cerebro de un catalán. Sí es una ventaja clara a la hora de aprender otras lenguas romances como el francés, el italiano o el portugués. Sin embargo, cuando se trata de idiomas más alejados tipológicamente, esa ventaja inicial desaparece. 

Como determinar qué lengua puede ser más difícil de aprender para un catalán es siempre cuestión de con quién se encuentre uno, la solución más práctica, gracias a la tecnología, es preguntarle a la Inteligencia Artificial. Y ChatGPT ha lanzado su veredicto: si hay una lengua que destaca por su dificultad para un catalanohablante, esa es sin duda el chino mandarín.

El idioma más difícil para un catalán

Obviamente, la IA no lo pone fácil a la hora de conocer cuál de todas las lenguas puede ser más fácil. Da muchas opciones, pero si uno hace las preguntas adecuadas, la máquina se acerca a la respuesta que uno necesita.

Entre todas las lenguas del mundo, la Inteligencia Artificial asevera que aprender chino representa un auténtico reto para los catalanes, y para quienes crecen en entornos romances. Y da sus razones.

Qué hace tan difícil a chino

En primer lugar, está el tema de la escritura: el chino no se basa en un alfabeto fonético, como el catalán, sino en caracteres que representan palabras o ideas. “No hay casi nada en común con el catalán, ni a nivel fonético ni léxico”, sentencia. 

Para leer y escribir con soltura es necesario memorizar miles de estos símbolos, algo que no tiene ningún equivalente en las lenguas occidentales. Y a esto se le suma la tonalidad. 

El mandarín es una lengua tonal, lo que significa que el significado de una palabra puede cambiar radicalmente según el tono con que se pronuncie

Por ejemplo, la sílaba "ma" puede significar "mamá", "cáñamo", "caballo" o "regañar" dependiendo del tono usado. Para los catalanes, acostumbrados a una entonación prosódica (que afecta al ritmo y al acento, pero no al significado), esto representa una dificultad completamente nueva.

Tiempo para aprender

La gramática, aunque menos compleja en ciertos aspectos (sin tiempos verbales, sin plural ni género gramatical), también requiere un cambio de mentalidad. Las frases en mandarín se construyen con una lógica muy distinta, basada en el contexto, lo que obliga a pensar de forma muy diferente.

La complejidad del idioma es tal que la IA llega a decir que el chino mandarín es “una especie de Everest lingüístico para un catalanoparlante”. No es imposible, pero requiere una inversión de tiempo, constancia y motivación que pocos están dispuestos a asumir sin una razón profesional o personal de peso.

El problema del japonés

El chino, en cualquier caso, no es el único idioma que le cuesta a un catalán, es obvio. Aunque no es tonal como el mandarín, el japonés también es una lengua especialmente desafiante. 

Su sistema de escritura combina tres alfabetos distintos (hiragana, katakana y kanji), y su estructura gramatical es radicalmente diferente al catalán. El orden de la frase (sujeto-objeto-verbo), el uso de partículas gramaticales y los niveles de formalidad que modifican el vocabulario y la construcción de frases hacen que sea un idioma que exige mucha disciplina y un cambio mental profundo.

¿Y el ruso?

El tercer idioma en discordia es el ruso. Al pertenecer a la familia eslava, también se presenta como una barrera considerable, detalla la IA. El primer obstáculo, una vez más, es el alfabeto cirílico, que aunque se puede aprender relativamente rápido, requiere una adaptación inicial. 

Luego están las declinaciones: el ruso tiene seis casos gramaticales que modifican sustantivos, adjetivos y pronombres según su función en la oración. Esta flexibilidad morfológica, completamente ajena al catalán, es uno de los aspectos más complicados para quienes provienen de lenguas romances.

El idioma difícil de Europa

El podium de lenguas más difíciles para los catalanes queda así:  el chino mandarín se lleva la medalla de oro en dificultad para los catalanes, seguido de cerca por el japonés y el ruso. Pero hay lenguas europeas que les siguen.

Uno muy claro es el alemán. Resulta ligeramente más accesible que el ruso o el japonés, comparte con el catalán el uso del alfabeto latino y ciertos mecanismos gramaticales, sin embargo, se declina y los géneros gramaticales, los verbos separables y el orden verbal en oraciones subordinadas pueden resultar confusos al principio. Uno más amable sería el neerlandés, la pronunciación no es tan exigente como en el alemán, y la gramática es algo más sencilla.