Tren de Rodalies

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Vida

Está en Sabadell: esta es la estación de tren fantasma más desconocida de Barcelona

Algunos pasajeros todavía se sorprenden y se preguntan porqué los trenes pitan al pasar por allí

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Lugares abandonados, espacios encantados, bosques repletos de espíritus y brujas, castillos en los que se escuchan voces… Todos estos espacios llaman la atención de mucha gente que se acerca a ellos intrigados.

Otros puntos que despiertan curiosidad son las estaciones fantasma. Ya sea de metro o de tren. Para el centenario del metro de Barcelona, el ayuntamiento ya ha abierto estas paradas ocultas en el subsuelo de la ciudad. Pero en sus alrededores continúan los misterios.

Un misterio en la periferia de Barcelona

Cuando uno sale de la capital catalana hacia el Vallès con la red de Cercanías, más allá de contemplar los paisajes y ciudades de la periferia barcelonesa se encuentra también con una estación fantasma. Y no sólo eso, en muchas ocasiones, los trenes hacen sonar sus bocinas al cruzarla. ¿Qué hay detrás de todo esto?

Se trata de la antigua estación de Castellarnau. Una estación fantasma situada entre las estaciones de Sabadell Nord y Terrassa Est de la línea R4 de Rodalies.

Un andén particular

Para muchos pasajeros, este lugar pasa desapercibido, pero a muchos se les queda la mosca detrás de la oreja. ¿Es una estación abandonada? ¿Estuvo en funcionamiento alguna vez?

La verdad es que sí. Hace años que los trenes ya no se detienen en Castellarnau, pero la verdad es que la estación tiene algo que despierta la curiosidad. Sean sus andenes desiertos, los grafitis que decoran el edificio o las estructuras olvidadas que aún perduran como testigos de otro tiempo, lo cierto es que inquieta. En realidad, no es más que eso, una parada a la que Renfe no ve viabilidad, ni sentido. 

Dónde está

Situado cerca de la plaza de Joan Alsina, en el extremo occidental de Sabadell, este punto limítrofe con Terrassa, este lugar ha quedado relegado al olvido por otras paradas que se acercan más a ambas ciudades. Antes, en cambio, tenía bastante tráfico de viajeros.

El antiguo bajador de Castellarnau, gestionado por Adif, contaba con dos vías y andenes laterales, conectados por un paso a nivel. Aún se aprecian cuando uno mira por la ventanilla. Lo que no se ve nunca es un tren parado.

Qué hay allí

Lo que sí puede pasar es que se vea gente. Curiosos, jóvenes con ganas de huir de la ciudad o personas de paseo, se acercan varias veces hasta allí por varias razones. Cerca de la antigua estación hay varios huertos, por los que sus cuidadores pasan por la parada o cerda de ella de camino a sus tierras.

También lo hacen los senderistas que se deciden a explorar el Parque Agrario o el bosque de Can Feu. Algunos de ellos, incluso se topan con la estación casi de casualidad en sus caminatas. 

Tampoco es raro que haya personas sin hogar o jóvenes haciendo botellón o, simplemente, curioseando esta estación por las que pasa el tren a diario. Tal vez atraídos por conocer por qué pitan los trenes al pasar. ¿Hay alguien viviendo allí? ¿Es una especie de homenaje a la estación?

La explicación, como siempre, es mucho más sencilla de lo que parece. La prensa local preguntó a la propia Renfe, por este misterio y la respuesta no tardó en llegar. 

Por qué pitan los trenes

Simplemente, se hace porque los conductores siguen con el protocolo de la empresa:  es obligatorio hacer sonar la bocina ante la presencia de personas cerca de las vías o la proximidad de pasos a nivel y túneles. Y cerca del bajaador está el túnel que conecta Castellarnau con Torrebonica.

No hay más que esto. Igual que pasa con otra estación de la misma línea. Antes de llegar a Terrassa Est, por las ventanas del tren se puede apreciar otra estación clausurada: la de Torrebonica.

Castellarnau, parte de la historia del ferrocarril

Las dos estaciones están repletas de historias. Ninguna explicación lógica va a evitar que los curiosos se acerquen, que los usuarios se pregunten por ellas. Mientras, el paso del tiempo y la mano del hombre cubre con un halo más de misterio.

El manto de grafitis y pintadas que recubren sus estructuras, las hierbas secas que se ven en los andenes y las antiguas estructuras no han otra cosa que causar cierta fascinación entre los viajeros. En cualquier caso, como cualquier lugar abandonado, la estación fantasma de Castellarnau no deja ser otro lugar histórico olvidado.