Nuevo parque contra las inundaciones de Calafell

Nuevo parque contra las inundaciones de Calafell

Vida

El parque que evita las inundaciones: así es el innovador proyecto de este pueblo de pescadores catalán

Las primeras lluvias han demostrado la eficacia de este nuevo espacio urbanístico de la Costa Dorada

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La última tragedia sucedida en Valencia a causa de la DANA ha puesto a España en alerta. La crisis climática no es una invención ni una quimera a futuro es una realidad que afecta a todos. Barcelona y Tarragona vivieron hace pocas semanas graves inundaciones y el periodo de lluvias de los próximos días pone a varas ciudades en alerta.

Ante esta situación, son muchas las poblaciones que han puesto de manifiesto la urgencia de repensar el diseño urbano para adaptarlo a las nuevas realidades. Si bien ya se ha tratado de contener varias veces el efecto del mar en las costas, ahora toca mirar hacia arriba. No hacia el cielo, sino en las riadas que pueden bajar de las montañas o en las zonas llanas de las ciudades inundables.

Una de estas localidades catalanas que se ha puesto las pilas es Calafell, un pequeño pueblo de la Costa Dorada conocido por su tradición pesquera. Este pueblo ha tomado la delantera con un proyecto innovador que trata de combinar sostenibilidad, ingeniería natural y urbanismo. 

Lo ha hecho en una de sus zonas más perjudicadas, el área de Mas Mel. En esta urbanización, que ha sido sacudida por varios incendios cercanos hace unos veranos, se está finalizando un parque de 22.000 metros cuadrados. Una construcción que promete ser un modelo para la gestión de aguas pluviales y un refugio natural para sus vecinos.

Cómo es el parque

El espacio, que antes era un terreno pedregoso y degradado, ha sido transformado atendiendo a criterios científicos y sostenibles, afirman desde el Ayuntamiento. Su objetivo principal es controlar y canalizar las avenidas de agua provocadas por lluvias intensas, un problema recurrente que afecta a la carretera C-31 y agrava las inundaciones en la zona de playa. 

El diseño del parque, realizado sin hormigón ni cemento, prioriza el drenaje natural gracias a la vegetación autóctona y a una serie de infraestructuras ecológicas que convierten el espacio en un ejemplo de ingeniería natural aplicada al urbanismo.

Balsas conectadas

Tal y como está planificado, el parque está equipado con un sistema de siete balsas de laminación de diferentes tamaños, estratégicamente distribuidas en función del desnivel del terreno. Estas balsas retienen y regulan el agua, reduciendo la fuerza de las riadas. 

Los pequeños lagos artificiales de mayor tamaño están situados en la parte superior del parque, mientras que los más pequeños actúan como receptores de los excedentes. El agua que fluye de una balsa a otra es canalizada mediante elementos naturales como estacas, pequeños saltos de agua y meandros con vegetación, que ralentizan el flujo y disminuyen su impacto.

Parque del Mas Mel

Parque del Mas Mel AYUTAMIENTO DE CALAFELL

Primeros resultados

Por ahora, el parque aún no está terminado, aunque los responsables del urbanismo del Ayuntamiento de Calafell aseveran que las lluvias recientes ya han demostrado su eficacia. Mientras otras carreteras se inundaron, las balsas y los sistemas de canalización que ya están construidos evitaron inundaciones importantes en la ladera. 

Esta primer banco de pruebas ha servido, de todos modos, para validar el planteamiento del proyecto y demostrar su capacidad para hacer frente a situaciones climáticas extremas.

Cuánto cuesta

Más allá de actuar como sistema de control de aguas pluviales, el parque de Mas Mel está especialmente pensado como espacio público para el disfrute de los vecinos y pulmón verde. Allí se van a ubicar 11.000 plantas de especies autóctonas que, además de embellecer el entorno, no requieren riego mecánico ni mantenimiento intensivo. Asimismo, se han trazado caminos sostenibles que recorren el parque, creando un espacio ideal para pasear y disfrutar del aire libre.

El proyecto, impulsado por los vecinos a través de los presupuestos participativos, ha supuesto una inversión de 1,6 millones de euros, así como la recuperación de un terreno que estaba abandonado y sin uso por parte del municipio y sus vecinos. Eso sin contar que esperan que se convierta en un ejemplo de sostenibilidad y urbanismo innovador.