La habitual tranquilidad de Montgat, pueblo costero de la comarca del Maresme (Barcelona), se truncó este viernes por la mañana. Sobre las nueve, un hombre fue ejecutado de un tiro en la cabeza mientras desayunaba en la terraza de una cafetería del municipio.
La víctima es David C., alias Bubito, un histórico estibador del Puerto de Barcelona y conocido narcotraficante de Cataluña. Bubito estaba sentado en el mismo bar donde se tomaba el café cada mañana. Lo hacía después de dejar a su hijo en el colegio, la escuela privada Hamelin Laie International.
Los ricos del Maresme
El Hamelin Laie es el colegio más pijo de Montgat. A él acuden los hijos de las familias más adineradas de buena parte de la comarca del Maresme. La mensualidad en este centro tiene un precio, dependiendo del curso, que oscila entre los 700 y los 1.300 euros por 11 pagas, servicios de comedor y actividades extraescolares aparte.
Desde el momento en que se inició el proyecto de su construcción en 2012, el centro se ha visto salpicado por polémicas de distinta índole contra su voluntad. La última de ellas es la ejecución de uno de los padres de alumnos del colegio.
Y es que el asesinato --un posible ajuste de cuentas vinculado al narcotráfico-- tuvo lugar a escasos metros de las puertas de la escuela. Rápidamente, la noticia circuló entre los familiares de los alumnos, quienes quedaron atónitos ante el crimen.
Los profesores, amenazados
El asesinato a sangre fría de este viernes y el posterior confinamiento del colegio ha escrito otra página controvertida en la escuela, construida por la familia Sas y vendida en 2022 a Nord Anglia Education. El actual propietario es una operadora de colegios privados con sede en Londres y más de 80 escuelas e internados en 30 países.
Sobre el suceso, que afecta directamente a una de las familias del centro, el colegio cerró sus filas y decretó guardar el silencio. De hecho, la dirección pidió a todos sus trabajadores que mantengan ese mutismo ante los medios de comunicación, incluso con amenazas sobre abrir investigaciones internas en caso de detectarse filtraciones.
Habituados al lujo
La habitual rutina del centro, pues, se vio interrumpida de buena mañana. Aquella donde decenas de menores bajan de coches de alta gama para entrar en el Hamelin.
Pese a que el colegio está ubicado en una zona urbanizada de clase media-alta, con casas a cuatro vientos de nueva construcción, chalets y casas pareadas, la mayoría de los alumnos de este centro viven relativamente lejos. En otros municipios y a distancias que requieren llegar al colegio en coche.
Alella y Teià
De hecho, aunque está en Montgat, muchas de las familias que traen a sus hijos aquí viven en Alella y Teià, dos pueblos cercanos, con lujosas urbanizaciones, tranquilas y fuera del foco. Dos lugares donde durante años se han instalado altos cargos del crimen organizado en Cataluña.
Como también ha influido un entorno social consistente en la transformación del Maresme en una de las comarcas-capital del cultivo de marihuana en Cataluña. Precisamente, un caso por droga en esta zona se investiga como posible trasfondo de un delito de estafa masiva y posterior colapso de Harley Davidson Barcelona.
Trato favorable del ayuntamiento
Años antes, el Hamelin ya había nacido gafado. Como adelantó Crónica Global, el Ayuntamiento de Montgat, entonces gobernado por el PSC y después por CiU, ofreció un trato favorable a la familia operadora del Hamelin Laie para la construcción del centro. En concreto, para la adjudicación del terreno, que se empezó a edificar en 2014, a 75 años y una bonificación en los impuestos municipales del 9,6%, después de una negociación en la que la empresa empezó pidiendo el 65%.
A cambio, la escuela debía construir una serie de instalaciones -que incluían un gimnasio, una piscina, un auditorio y un párking público- accesibles para todos los vecinos del pueblo y a precios asequibles, que nunca se han llevado a cabo.
Los padres, en batalla contra el colegio
Desde que el colegio se trasladó a las instalaciones de Montgat en 2015, pues abrió sus puertas inicialmente en Alella, en 1988, grupos de padres se han rebelado contra el centro en, al menos, tres ocasiones.
En abril de 2023, las familias consiguieron doblegar a Nord Anglia. El grupo educativo tuvo que retirar la obligatoriedad de firmar un contrato en el que se incluían cláusulas como que los niños “acuden al centro por su propia cuenta y riesgo” o que la institución “no se responsabiliza de cualquier lesión o incidente que pudiera generar reclamación”.
Sin embargo, los padres no han ganado todas las batallas en las que se han embarcado contra la dirección. En la fase más dura de la pandemia de Covid-19, cuando los alumnos fueron confinados, el Hamelin Laie siguió cobrando las cuotas íntegras, pese a estar ofreciendo un enseñamiento a distancia que, según los padres, no estaba funcionando correctamente. En esa ocasión, la escuela rechazó cualquier acercamiento, pese a las amenazas de algunas familias de emprender acciones legales.
Tres años más tarde, algunos de esos mismos padres denunciaron públicamente que el colegio había hinchado las facturas del servicio de comedor desde el momento en que se produjo la venta a la compañía británica.
Las familias aseguraban que los precios que se les estaban cobrando, ahora de entre 180 y 270 euros al mes, en función del curso, no coincidían ni con los costes del cátering, ni con la calidad del menú, ni con unos supuestos “servicios educativos de comedor” que, a su parecer, no se estaban dando.