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El catalán, como cualquier otra lengua, tiene sus particularidades. A pesar de su convivencia y su proximidad, de tener un origen común hay diferencias claras. Tanto que no sólo hay expresiones que no se pueden traducir, sino que incluso palabras enteras que son igual de intraducibles.

El número de términos que tienen estas características es bastante elevado a la que uno se pone a indagar. Una de ellas hace referencia al miedo que puede generar algo. Miedo, asco, repelús, incluso todo a la vez, en cambio, solo basta una palabra para expresarlo.

Qué palabra es

Se trata de la palabra “angúnia”, que aunque no se puede traducir como agonía, precisamente viene de allí. El término “agonía” ya existía en latín y ha ido variando a lo largo de los años. Bueno, en castellano se ha quedado igual, aunque perdiendo el significado de lucha, aunque tenga algo de ello.

"Angúnia" no es lo mismo que agonía, ni mucho menos. La definición del diccionario indica que hace referencia al “malestar debido a una disminución de la actividad del corazón en la que se tiene la sensación de que uno puede desmayarse”. Obviamente, por eso, nadie lo usa en estos términos.

Qué significa

Normalmente, la palabra hace referencia a la generación de una incomodidad. De hecho, los catalanes dicen que ciertas cosas “li fan angúnia”, es decir, le incomodan o, si se prefieren le dan repelús. Dicho en las palabras del diccionario catalán “produce una impresión de desagrado insoportable”. Y el repelús castellano, tal vez, no es para tanto.

Si alguien ve que es demasiado parecido al repelús, he aquí la otra acepción más común y usada que separa el concepto del repeluco, aquel que hace referencia al miedo. La última definición de la palabra dice que se usa para expresar “malestar moral producido por el temor a un acontecimiento desagradable”. Y eso, en castellano poco tiene que ver con el repelús.

Cuándo se usa

Por tanto, se puede decir que la palabra "angúnia" es una de esas expresiones de difícil traducción que encapsulan un sentimiento complejo y profundamente humano. Describe una sensación de inquietud, malestar y desasosiego, una especie de angustia, si se quiere, que se manifiesta en el cuerpo y en la mente, y que no tiene un equivalente directo en castellano. 

Uno puede sentir “angúnia” al escuchar que alguien se cruje los huesos, ante un contorsionista, ante un plato que causo cierto asco, a entrar a una atracción donde pueden asustarle. Sensaciones que en castellano necesita de varios términos como "desazón", "angustia" o "malestar" o “miedo” que, si bien se acercan, no alcanzan a expresar del todo el matiz cultural y emocional que representa.

En castellano también existió

Lo más curioso de todo es que si bien en castellano no tiene traducción, se puede decir que, en su día no la necesitaba. Al menos así lo indica la Real Academia de la Lengua Española (RAE).

Tal y como se puede consultar en diccionarios antiguos, “angunia”, sin acento, también existía en castellano. Concretamente, aparecía en el Diccionario histórico de la lengua española (1960-1996), señala la RAE. Es más, tenía una versión españolizado.

En el diccionario antiguo del español se podía encontrar la versión adaptada de "angunia" escrita como “engonía”, pero una vez más, no expresaba lo mismo que la “angúnia” catalana, sino “angustias, penas”, que es como ha acabado escribiéndose. Si se decía que “humorísticamente” sí podía significar “susto”.

La palabra estaba tan aceptada que el catalán Luis Goytisolo no dudó en usar en uno de sus libros, Recuento. Allí, el escritor llega a plasmar en sus páginas la frase “Yo sí que no lo hubiera resistido, pobre de mí. Si solo de mirarlos me entra angunia.” Ahora, con los últimos diccionarios de la RAE, la “angúnia” catalana se ha quedado sin traducción.

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