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Encontrar un lugar en Cataluña que no esté explotado por el turismo es casi como encontrar una aguja en un pajar. Aun así, hay alternativas, sobre todos cuando finaliza la temporada alta.

Mientras en otoño e invierno las playas se vacían y el Pirineo empieza a recibir miles de visitas, hay otros rincones que quedan más tranquilos. Ya de por sí es poco explotada, pero en otoño e invierno aún más.

Dónde está

El lugar en cuestión se encuentra en el Alt Camp (Tarragona), tierra de vinos. Allí, ubicado en el municipio de Mont-ral, no pasa desapercibido el encantador pueblo de Farena, que gracias a su belleza y orografía es uno de los destinos más atractivos (y desconocidos) para quienes buscan un turismo invernal en plena naturaleza. 

Su proximidad a las montañas de Prades no sólo lo hace perfecto para practicar senderismo y explorar algunos de los parajes más bellos y tranquilos de Tarragona, también le dan su particular forma. Calles empinadas, ambiente rústico y casas medievales se erigen en esta ladera de la sierra.

Cómo es

Llegar es fácil, entrar en él sólo es posible a pie. El acceso al casco urbano de Farena está restringido para vehículos debido a la inclinación de sus estrechas calles, algo que contribuye a la paz que se respira en cada rincón del pueblo. 

No es fácil andar por ellas si no se está preparado para hacer ejercicio, pero entrar en el pueblo es darse una oportunidad para maravillarse. Las casas del centro histórico han sido restauradas cuidadosamente para mantener el aspecto rústico y medieval. De una sola planta baja y un piso superior, estas edificaciones recrean el estilo tradicional que ha caracterizado a Farena desde sus orígenes, ofreciendo una experiencia auténtica al visitante.

Qué ver

En el corazón del pueblo se erige la iglesia románica de Sant Andreu, un tesoro arquitectónico del siglo XII y el monumento más significativo del lugar. La iglesia invita a los visitantes a subir a su campanario, desde donde se puede admirar una panorámica cautivadora del entorno.

Por último, destacar que aunque de la antigua muralla y el castillo quedan pocos vestigios, algunos de ellos aún pueden observarse en los establos de Can Vilalta, una de las construcciones históricas de Farena. Estos restos, aunque escasos, permiten al visitante conectar con la historia del pueblo.

Entorno

No todo se acaba en Farena, en cualquier caso. Muchos apasionados por la naturaleza y aficionados al senderismo saben que uno de los mayores atractivos de la localidad es el Toll de l’Olla.

Adentrándose en las montañas de Prades, el visitante aventurera puede sorprenderse al toparse con una increíble piscina natural de aguas cristalinas ubicada en el bosque, donde el río Brugent crea una poza de singular belleza junto a una cascada de 15 metros. De hecho, durante los meses de verano, Farena recibe a numerosos visitantes, atraídos por este enclave natural.

Rutas de senderismo

El recorrido hasta el Toll de l’Olla es casi fácil si se compara con las empinadas calles de Farena. Se trata de una ruta sencilla, ideal para familias, en la que se puede disfrutar del frescor de la vegetación y de un entorno que invita a relajarse y conectar con la naturaleza a través de un camino sin muchas pendientes. 

Para quienes buscan prolongar la aventura, la caminata puede continuar río arriba hasta Capafonts, un pintoresco pueblo de la zona. Por este camino, los excursionistas pueden descubrir además el paraje conocido como Les Fous, un estrecho desfiladero donde el río forma otra poza, el Toll de la Manugra, otro punto de gran belleza natural.

Cómo llegar

Para llegar a Farena desde Barcelona en coche, el trayecto dura aproximadamente una hora y cuarenta y cinco minutos, dependiendo del tráfico. El camino más directo implica ir por la autopista AP-7 en dirección sur hacia Tarragona y luego incorporarse a la salida 34 hacia Valls, siguiendo las señales hacia la C-37.

Esta vía lleva hacia la C-14, que cruza varias localidades antes de llegar a la T-704, una carretera más rural que se adentra en la comarca de Alt Camp y conduce finalmente hasta Mont-ral y, posteriormente, a Farena.