Que el título no lleve a engaños a nadie. El ascenso y caída del Colón no hace referencia al mítico viajero genovés al que se le atribuye el descubrimiento de América y que, ahora, está tan cuestionado. Va directamente al corazón de la historia de Barcelona. Esa ciudad de la que queda más bien poco.

Esta semana se ha conocido que el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC) se ha hecho con una pieza que recuerda esa Barcelona vibrante, repleta de intelectuales y de arte. Esa ciudad condal que se reunía en bares, terrazas y restaurantes a charlar sobre lo profano y lo divino en el mítico Hotel Colón. El que ahora es tan solo la tienda Apple.

Ya el pasado y presente habla mucho de cómo han cambiado los tiempos. Para unos a mejor, para otros a peor. Lo cierto es que en el número 1 de Paseo de Gracia hubo una cafetería y después un hotel con el nombre de Colón en el que se reunía la élite de la burguesía catalana.

Un mural de los años 30 del siglo XX que estaba en el establecimiento lo hacía notar. Su título es La penya del Colón y su autor, el prestigioso artista novecentista Xavier Nogués. Allí quedaron refllejados los rostros de Josep Maria Xiró, Enric Casanovas, Oleguer Junyent, Joaquim Borralleras, Enric Porta, Pere Ynglada, Domingo Carles,  Joan Llongueres, Josep Dunyac, Francesc Labarta, Isidre Riera, Jaume Mercadé, Miquel Utrillo, Manuel Humbert y Alexandre de Cabanyes. Incluso se ve a un conocido camarero del hotel, Blai, que solía servir a las élites.

Lugar de encuentro de artistas

Aunque no aparecieran, en ese lugar, e incluso cuando sólo era cafetería se reunían otros genios como Lorca, Dalí, Josep Maria de Sagarra, Eduard Toda y tantos otros genios de la literatura, la pintura, la arquitectura y el mundo de la cultura en general. Un lugar de los que ya no quedan. Como tampoco ese mural.

En cambio, el MNAC ha podido recuperar la obra previa a este gran mural que fue destruido, se dice, por los socialistas durante la Guerra Civil. Se trata de un óleo sobre tela de 35 por 47 centímetros que a pesar de ser considerado un boceto, es de una calidad que impresiona.

Cuánto cuesta la obra

Adquirido por 25.000 euros, esta pieza novecentintsa encapsula la rica narrativa ligada a la vida cultural de Barcelona y recuerda esos años en que la capital catalana era el foco de la modernidad. Su trazo, sus colores y sus formas lo demuestran y el retrato de ese ambiente lo subraya.

Este círculo de intelectuales y creativos se convirtió en una tertulia de referencia, un punto de encuentro para discutir ideas y compartir proyectos. Su responsable original fue otro miembro de la alta sociedad catalana, el empresario y mecenas Lluís Plandiura, que juntaba regularmente a artistas, comerciantes, marchantes, escritores y empresarios en la planta baja del Hotel Colón para departir de todo y de nada.

Anécdotas del Colón

Aunque su trayectoria fue corta y desapareció a mediados del siglo XX, el alojamiento dejó una huella imborrable en la memoria cultural de la ciudad. Fue un escenario de numerosos eventos y anécdotas que definieron la cultura y la política barcelonesa de principios del siglo XX. Allí se juntaban herederos de tronos reales, se apodaba a generales del ejército como el General Sanjuerga, conocido realmente como General Sanjurjo.

De allí sale el mural que retrata a los burgueses, pero también una foto histórica. Cuando los socialistas lo tomaron, colgaron las fotos de Lenin y Stalin en su fachada. Una imagen que se reproduce y circula por redes sociales de forma habitual.

Hotel Colón

Todo eso y mucho más era ese hotel Colón. Ese que juntaba a la 'peña' del cuadro de Noguès y del que Lorca era asiduo en sus visitas a Barcelona. Aquel con aspecto modernista y ambiente moderno, abierto y libre antes del golpe de Estado de Franco. Porque sí, el franquismo acabó con todo eso y con el hotel.

En 1941, y tras una remodelación, el hotel pasó a ser el Banco Hispano Americano y, ahora, es conocido por alojar en sus bajos la tienda de Apple y por estar en manos de Amancio Ortega. De la época de esplendor queda ese boceto de Noguès que ha adquirido el MNAC y que se espera que sea la nueva sensación del museo.

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