Cataluña se acerca a la excepcionalidad por sequía tras perder el agua de dos meses a pesar de las lluvias
Las reservas, lastradas por la aridez de algunos embalses y unas precipitaciones insuficientes, se acercan al límite que devolverá las restricciones al grifo de ciudadanos y empresas
22 septiembre, 2024 18:01Noticias relacionadas
El descarado optimismo hídrico que ERC insufló antes de su salida del Govern a las puertas de las pasadas elecciones contrasta con la acuciante aridez que ya entonces mermaba algunos embalses en Cataluña. Estos lastran, aún a día de hoy, unas reservas totales que han vuelto a menguar, a pesar de las lluvias que han permitido abandonar el peor momento de la sequía y que se han ido repitiendo durante el verano y los últimos días.
Con todo, las cuencas internas se encuentran por debajo del 29%, a menos de cuatro puntos del límite que marca la vuelta a la excepcionalidad y a las restricciones en los grifos de ciudadanos y empresas, de acuerdo con el protocolo de la Generalitat y la Agència Catalana de l'Aigua (ACA).
60 hectómetros cúbicos menos
Los embalses catalanes han perdido el agua equivalente al consumo de dos meses desde su mejor registro, de finales de junio y principios de julio. Entonces, la red de pantanos de la que beben seis millones de catalanes se encontraba al 37% de su capacidad, lo que suponen 257 hectómetros cúbicos (hm3). Con la llegada del otoño, ambas cifras han caído a 28,9% y a 201 respectivamente.
El sistema Ter-Llobregat, que abastece los grifos de Barcelona y el grueso de Girona, ha experimentado la misma tendencia, al perder nueve puntos (se encuentra al 30%) y más de 50 hectómetros (acumula 187 hm3). Cabe recordar que los catalanes consumen 1 hectómetro al día, del que la mitad procede de procesos no convencionales como la desalinización o la potabilización, por lo que en ningún momento se contempla un desabastecimiento generalizado, pero sí pérdidas económicas y restricciones.
Llueve, pero la sequía empeora
Las precipitaciones de las últimas semanas han ayudado a frenar la sequía; de hecho, han mantenido las reservas durante la primera mitad de septiembre. Pero no han sido suficientes para evitar la sangría. El verano ha sido seco y las lluvias han caído de forma irregular, con mayor incidencia en el litoral y prelitoral, Cataluña central y Prepirineo y Terres de l'Ebre. Pero han sido escasas en el Pirineo occidental, Ponent y el Empordà.
Además, el importante aporte de agua que supone el deshielo ya se completó en junio, y no volverá a producirse hasta el próximo año. Así las cosas, las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) vaticinan un otoño cálido y lluvioso, pero no lo suficiente para que los embalses remonten.
Situados en el Priorat y Baix Camp en Tarragona, los embalses de Riudecanyes y de Siurana están prácticamente vacíos, por debajo del 1 y 2% respectivamente; estos están inservibles, puesto que, para poder utilizar los recursos de un pantano, es necesario mantener un volumen mínimo de agua que garantice su potabilidad. Y al norte, el 18% de reservas de Darnius Boadella no han permitido al sistema del Alt Empordà abandonar la emergencia.
Y es precisamente desde los campos tarraconenses donde el president Salvador Illa ha anunciado recientemente la movilización urgente de más de 70 millones de euros. Estos servirán para compensar las enormes pérdidas de propietarios y mejorar el abastecimiento de las importantes explotaciones agrícolas que allí se ubican.
¿Cuándo volverá Cataluña a la excepcionalidad por sequía y qué pasará?
Los documentos de la Generalitat y la ACA contemplan la declaración de la fase de excepcionalidad por sequía cuando las reservas de un sistema caigan por debajo del 25%. Cuando eso pase, el semáforo estará en amarillo y se establecerá un consumo máximo permitido por habitante y día de 230 litros, al que estarán sometidos ciudadanos, servicios, fábricas y comercios.
Así las cosas, el llenado de piscinas que no recirculen el agua volverá a estar prohibido, las fuentes ornamentales dejarán de contener agua y el riego de jardines quedará limitado al de supervivencia. Además, los catalanes solo podrán lavar su coche en establecimientos comerciales dedicados a ello ni podrán limpiar calles y mobiliario urbano con agua potable. Los agricultores, por su parte, verán reducida su dotación de agua en un 40% y las fábricas, en un 15%.
Todas estas restricciones se verán incrementadas cuando las reservas caigan al 16% y el semáforo pase al rojo, como pasó en febrero.