Este 2024 Cataluña ya ha visto que los riesgos del cambio climático no son una leyenda urbana ni ninguna conspiración de la Agenda 2030. Desde que se tienen registros nunca había llovido tan poco en la comunidad autónoma. Eso ha hecho que a principios de años, la Generalitat decretara el estado de emergencia por sequía, restringiendo el uso de agua.
Tras este periodo, mayo y junio se caracterizaron por una serie de episodios de lluvias torrenciales, que por momento sumieron a la región en un caos descontrolado. Ha ayudado a recuperar las reservas de los embalses, sí, pero la virulencia ha sido de tal calibre que los temporales dejaron a muchas playas sin arena. Y este puede ser el panorama en un futuro más que próximo.
Una amenaza próxima
La entidad ecologista Greenpeace ha alertado esta semana de que la costa catalana está “en riesgo” y que en los próximos 10 años sufrirá “retrocesos importantes”. ¿Qué significa eso que “se empezará a perder playas”. Así que ya podemos empezar a despedirnos de ellas.
El informe Crisis en Toda Costa 2024. Análisis de la situación del litoral frente a los riesgos de la emergencia climática repasa los principales riesgos para los 8.000 kilómetros de litoral que tiene España. Y Cataluña sale bastante perjudicada, especialmente la zona del Maresme y el Delta del Ebro.
Un informe demoledor
La subida del nivel del mar, el aumento de la temperatura marina, la intensificación de los fenómenos meteorológicos extremos y el turismo masivo son las principales causas de peligro para las costas, advierten los ecologistas. Cataluña es un caso que destaca sobre el resto en lo negativo.
“No hay región costera”, se puede leer en el estudio, “que no esté expuesta a riesgos por exceso de urbanización e infraestructuras, contaminación, barreras artificiales (como diques, espigones, paseos marítimos o puertos deportivos), el despilfarro de recursos naturales y el encauzamiento, soterramiento y desvío de cauces fluviales”.
Un culpable claro
La mano del hombre es, pues, uno de los principales motivos por los que Cataluña puede verse obligada a decir adiós a sus playas. Y con esta despedida, el turismo y por ende la economía se van a ver muy resentidos.
Los miembros de la ONG consideran que la acción humana ha provocado “desequilibrios que se traducen en el retroceso y pérdida de las playas, y con ellas, su función de barrera protectora, lo que supone un riesgo para millones de personas residentes en el litoral”. Lo indica el informe, pero se ve a simple vista cada vez que sucede, las “playas y paseos marítimos desaparecen en cada temporal, mostrando que las medidas aplicadas hasta ahora, como contener al mar con cemento y hormigón y reponer arena artificialmente en las playas, son inservibles”.
El Maresme, en riesgo
El informe entra de lleno al detalle en diversos puntos de la Península, y en Cataluña hay zonas que pueden entrar en crisis antes de lo que ellos creen. De hecho, ya pueden verlo. “La situación es especialmente grave en la costa del Maresme” indica. Algo que se puede comprobar este mismo verano en playas como la de Ocata donde el agua ya da al paseo y no hay espacio en la arena para echar la toalla. “El aumento de la erosión, la reducción de aportaciones naturales de sedimentos y la destrucción de los ecosistemas costeros provocan, al igual que en otros puntos del Levante, que las playas prácticamente desaparezcan en invierno”, indica el informa, pero ya ha pasado en verano.
El caso más grave es el de la playa de Montgat (Barcelona), donde ha desaparecido el 90 % de su arena, según los ecologistas. Además, desmontan el mito de que los paseos marítimos protegen, los expertos aseveran que “juegan un papel muy negativo para la supervivencia de las playas al limitarlas, impidiendo que ejerzan su papel como disipadoras de la energía que viene del mar”
Otras zonas de riesgo
La subida del nivel del mar afectará muy significativamente a la costa catalana y en Barcelona, para finales de siglo, el litoral puede retroceder hasta 70 metros, ha afirmado Greenpeace.
En seis años, la entidad ha indicado que este ascenso pondrá en riesgo varias áreas de Cataluña. En la zona de Girona, el informe cita lugares tan míticos como Empuriabrava, Sant Pere Pescador, Sant Martí d'Empuries, L'Estartit, Mas Pinell, Torroella de Montgrí, Palamós, San Feliu de Guíxols, Lloret de Mar y Blanes.
En Barcelona la zona más afectada es el citado Maresme. Están en riesgo Mataró, Premià de Mar y Alella. Pero ya en la Costa Central y bajando, Sant Adrià de Besòs, La Barceloneta, Delta del Llobregat, Garraf y Vilanova i la Geltrú también están en peligro. Por lo que respecta a Tarragona, las playas al borde de su extinción son las de Calafell, Coma-ruga, Torredembarra, Cambrils, L'Ametlla de Mar y el Delta del Ebro.
El informe subraya que “el aumento en frecuencia e intensidad de los eventos meteorológicos extremos como olas de calor, sequía, lluvias torrenciales, temporales, incendios e inundaciones está pasando una elevada factura a la costa catalana”. Si a eso se le suma el incremento constante de la temperatura de mares y océanos y la pérdida de oxígeno disuelto en el agua, se disparan de forma exponencial los riesgos.
De Girona al Delta
Tanto es así que si en diez años uno puede ver como el mar borra de un plumazo las playas cerca de su casa, que teman también por su vivienda o el municipio en el que viven. Greenpeace añade que un 15% de la superficie urbanizada está situada en zona inundable, lo que “aumenta mucho el riesgo durante las lluvias torrenciales”.
A modo de ejemplo, sólo en Girona más de 15.000 viviendas están construidas en zonas inundables. Aunque las zonas donde existe el mayor riesgo de inundación son el Delta del Ebro, el tramo entre Malgrat de Mar y Blanes, zonas cercanas al Delta del Llobregat y Besòs (área metropolitana de Barcelona) y varios puntos del Alt Empordà.
Afectación económica
“En el Delta del Ebro, la erosión y el hundimiento del suelo ya estaban causando daños, pero el cambio climático lo está devorando literalmente”, confirma la organización. Además, “los temporales y la subida del nivel del mar hacen desaparecer playas kilométricas”, en esta zona. La misma que ha visto como en los últimos 15 años ha desaparecido un kilómetro y medio de costa y que “los cultivos de mejillones se están resintiendo gravemente”.
Este factor que afecta a la economía, a la producción y al trabajo ya se ve: “la producción de mejilones ha descendido de diez a tres millones de toneladas”. Y a pesar de que se ha tratado de revertir la situación, “los planes para su conservación son solo parches”, adelanta la ONG. “El Delta no sobrevivirá si no le llegan suficientes sedimentos del río Ebro”, sentencia el estudio.
El impacto del turismo
Por último, el informe pone el foco en otro de los factores que influyen en la erosión del litoral, el turismo. “Afecta severamente a la costa catalana, especialmente a Barcelona”, remarcan.
El nuevo consitorio de Collboni trata de paliar la turistificación poniendo límite a los pisos turísticos, pero advierten de que es insuficiente. “El proyecto de construcción de la séptima terminal de cruceros sigue en marcha y el ayuntamiento estima que Barcelona todavía tiene potencial para 5.000 plazas hoteleras más”, recuerdan. Eso sin contar que “megaproyectos como el Hard-Rock planeado entre Villa-Seca y Salou (Tarragona) necesitarían la misma cantidad de agua que 30.000 personas”, concluyen. Todo ello no son más que nuevos factores de riesgo que pueden acabar con la destrucción de la costa catalana tal y como la conocemos.