Alejado del corazón de Girona se encuentra el barrio de La Font de la Pólvora. Desde hace años, la que se considera la zona más humilde de la capital gerundense ha estado marcada por la marginalidad y los negocios ilícitos. En especial, trapicheos de droga.
Los altos y clonados edificios que componen el laberinto urbanístico de la Pólvora han ayudado a perpetrar una realidad delincuencial que ha ido pasando de generación en generación. De hecho, su propio nombre ya da una pista del polvorín en el que se convierte este suburbio cada vez que se genera cualquier conflicto.
Doble crimen la noche de San Juan
En este escenario, el pasado domingo, Juan, de 48 años, y Yoli, de 44, fueron brutalmente asesinados a tiros en el transcurso de una discusión que, por motivos que se desconocen, iniciaron dos niñas.
La policía catalana recibió el aviso cuando pasaban pocos minutos de las 11 de la noche. Sin embargo, cuando los primeros agentes llegaron al lugar de los hechos, cerca de la calle Acacia, tan sólo se encontraron a las dos víctimas mortales y a dos personas más heridas de gravedad (un menor de 14 años y una joven de 20, hijos de Juan, el patriarca fallecido). Por entonces, ya no quedaba ni rastro ni del pistolero ni de su familia.
Si bien es cierto que son hechos aislados, según aseguran fuentes policiales a Crónica Global, la sensación de inseguridad y miedo ha calado en muchos vecinos.
Familiares de ambos clanes, forzados a abandonar el barrio
Así, el ataque ha provocado el éxodo forzado de muchos de los allegados, tanto de Guillermo C. H. -el hombre que irrumpió con un fusil de asalto y disparó a bocajarro contra los miembros del clan de Los Tomates-, como de las víctimas. Miembros de ambos bandos, conscientes de las posibles represalias que podían desencadenarse tras estos hechos, y siguiendo las normas no escritas de la justicia caló, se han visto obligados a abandonar la zona y buscar un hogar lejos del barrio.
En este sentido, una joven ha explicado a esta redacción que, debido a su relación sentimental con un joven gitano del barrio -cercano al doble homicida- ha tenido que dejar su hogar y refugiarse en casa de unos familiares en Maçanet-Massanes (Girona). Una decisión, asegura, que también han tenido que tomar otros conocidos de la Font de la Pólvora, que han buscado cobijo lejos de la tensión que reina esta zona. “Tenemos miedo de lo que nos pueda pasar”, titubea la joven.
De hecho, la tensión en el barrio ha forzado, incluso, que los Mossos d’Esquadra monten un dispositivo especial permanente para evitar posibles represalias entre miembros de ambos clanes: unos temen que Guillermo C.H. vuelva al barrio, pues varios de sus más cercanos ya han advertido de que la guerra no ha acabado; y los otros tienen miedo de que su relación con el doble homicida les señale igualmente como culpables.
Junta de seguridad extraordinaria
De este modo, que el clima en La Font de la Pólvora es tenso es una obviedad, y se ve reflejado tanto con la diáspora de familiares como por el gran despliegue policial. Un dispositivo que, a propósito, se alargará las semanas que hagan falta hasta que la “normalidad” vuelva al barrio. Así lo ha manifestado el conseller de Interior en funciones, Joan Ignasi Elena, tras la junta de seguridad extraordinaria que celebró ayer jueves en el ayuntamiento de la capital gerundense.
En este sentido, el alcalde de Girona, Lluc Salellas, ha remarcado que ha tratado con el delegado del Gobierno en Cataluña, Carlos Prieto, la voluntad de "trabajar para que esta presencia de armas en la ciudad y en el conjunto del país no vaya a más y se pueda reducir". Prieto, por su lado, ha revelado que a finales de abril hubo una actuación policial en el barrio de la Font de la Pólvora en la que el presunto autor del tiroteo terminó detenido por un tema de narcotráfico.
De hecho, en una de las casas del sospechoso –que fueron saqueadas por los familiares de las víctimas— encontraron una plantación de marihuana. Delito por el que fue arrestado en abril, en el citado operativo policial.
'Los Tomates' destrozaron la casa de Guillermo
Así son las cosas, los familiares de las víctimas y los heridos, del clan de Los Tomates, destrozaron tanto la casa como los vehículos del clan de Guillermo C.H. La vivienda, sita en los bajos del número 9 de la calle Acacia, fue devastada por completo, y varias de las motocicletas de la familia ardieron en plena vía pública. Parte de las pertenencias de los huidos terminaron esparcidas por la calle.
A raíz de estos hechos, la jefatura de Mossos consideró que era necesario desplegar un dispositivo especial, con presencia de agentes de orden público de las unidades BRIMO y ARRO, así como efectivos de élite del Grupo Especial de Intervención (GEI). Es más, la policía catalana ha escoltado el velatorio de las dos víctimas mortales para evitar nuevos episodios violentos.
Guillermo pasó por Figueres
Con todo, ha pasado casi una semana y Guillermo y sus familiares más cercanos siguen en paradero desconocido. Según ha podido saber esta redacción, el presunto doble homicida pidió ayuda a unos familiares en Figueres (del clan de Los Porros), pero su enemistad manifiesta y los anteriores conflictos entre ellos fueron la base para que estos allegados desestimaran ayudar al fugitivo. A partir de ahí, los investigadores de los Mossos están tratando de reconstruir los pasos de Guillermo y los suyos que podrían haber huido a Francia o hacia Granada, donde también tienen familia.
Por ahora, los Mossos d’Esquadra han podido localizar la AK-47 con la que se perpetró el doble crimen y, horas antes de este hallazgo, en Mont-ras, en el Baix Empordà, un coche calcinado que constaba a nombre del sospechoso.
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