Estamos en tiempos de sequía y cuesta creer e imaginar que algún día hubo una inundación tan y tan grande como la del año 1962 en Cataluña, catalogada como la mayor catástrofe hidrológica de España.
Para bien o para mal, este acontecimiento dejó una huella en la memoria colectiva de toda una sociedad, que aún sigue viva en la conciencia de muchas personas. Esta fuerza destructiva de la naturaleza causó más de 800 muertes e innumerables perdidas materiales.
Las riadas del Vallés
Las inundaciones del 25 de septiembre de 1962 fueron un punto de inflexión en la gestión de riesgos naturales de la región. Marcó un antes y un después en toda la población afectando, sobre todo, al Valles Occidental, al Vallés Oriental y al Barcelonés.
Se originó a causa de unas grandes precipitaciones que desbordaron los ríos Llobregat y Besós, así como sus afluentes en las partes más bajas, provocando una avenida torrencial de agua que causó 815 muertes y miles de heridos.
Desgraciadamente, se recuerda como la peor catástrofe hidrológica de la historia de España. Se registraron 212 mm en menos de 3 horas, con una intensidad máxima de 6 mm/min. Este episodio tuvo lugar después de una larga sequía, ya que hacía 4 meses que no llovía en algunas zonas del territorio español.
¿Qué provocó esta inundación?
En los días anteriores se produjo un fuerte calentamiento, en el que se llega a sobrepasar los 30ºC. Sobre el oeste de Europa, hubo un anticiclón asociado a un dorsal en altura. El eje de la dorsal se sitúa al oeste de Cataluña hasta el mismo día 25. El anticiclón favorece la creación de una capa de subsidencia que permitió, junto con el fuerte calentamiento, la acumulación de aire húmedo y de inestabilidad potencial en las capas bajas de la troposfera.
El 25 de septiembre, el anticiclón se retiró hacia el este, mientras que el eje de la dorsal estaba cruzando Cataluña dejando tras de si un viento del SW a 500hPa.
A lo largo de este día se produjo una advección -proceso de transporte de una propiedad atmosférica por el campo de masa- muy marcada, de aire cálido y húmedo sobre territorio catalán, lo que incrementó la inestabilidad en bajos niveles.
La precipitación acumulada en 24h fue superior a 60 mm en casi todas las cuencas internas de Cataluña, superando los 200 mm -250 mm en Martorelles- en la parte baja de las cuencas del Besós y del Llobregat -Comarcas del Vallés, del Baix Llobregat y del Barcelonés-.
Daños personales y materiales
Las poblaciones más afectadas por la riada fueron: Terrassa, Rubí, Sabadell, San Quirze del Vallés, Cerdanyola del Vallés, Ripollet, Mollet del Vallés y San Adrián del Besós.
Las pérdidas materiales fueron evaluadas en 2.650 millones de pesetas: destrucción de numerosas viviendas, puentes y otras infraestructuras hidráulicas, así como parte de la red viaria y ferroviaria e industrias.
Por ciudades, el 90% del total de pérdidas se distribuye entre Sabadell, con un 40%; Terrassa, con un 30% y Rubí, con un 20%; y el 10% restante se reparte por la cuenca del Besós y otros lugares puntuales como el Prat del Llobregat. Casi el 80% de los daños repercutió en la industria y en el comercio. En agricultura la valoración de las pérdidas en cosechas superó los 100 millones de pesetas.
Finalmente, el Vallés fue declarada zona catastrófica. Con motivo del 50º aniversario, el 25 de septiembre de 2012, se organizaron diversos actos y se recreó material para recordar este hecho.