Es tristemente uno de los nombres propios del 2024. Núria L., cocinera de la prisión tarraconense de Mas d'Enric, en El Catllar, murió el pasado 13 de marzo en el interior de la cárcel a manos de Iulian, un preso conflictivo que se había obsesionado con ella. Asesinada con un cuchillo en la cocina, el mismo método que el criminal --que se suicidó-- había utilizado para acabar con la vida de otra mujer en 2016 y por la que cumplía una condena de 11 años.
Núria L. tenía mediana edad. Era natural de Castelldefels, pero, desde hace ocho años, residía en Villalonga del Camp (Tarragona). Fijó su residencia en este pequeño municipio cuando fue destinada a Mas d'Enric como funcionaria, en el momento de la apertura del centro, inaugurado en 2015 por el presidente catalán Artur Mas. Con anterioridad había trabajado en el centro penitenciario de Brians 2.
Su perra, enferma
La malograda cocinera vivía ahora de alquiler en este pueblo tarraconense, a 21 kilómetros de su centro de trabajo. No tenía familia en el municipio, pero vivía con su perra, Fiona, que está enferma. Se ha hecho cargo del animal la propietaria del piso en el que residía. Villalonga guardó ayer un minuto de silencio por la memoria de esta vecina.
También hubo una concentración de un centenar de personas a las puertas de Mas d'Enric para mostrar su indignación y consternación por el asesinato de Núria. Los funcionarios guardaron más de cinco minutos de silencio, pero, cuando lo rompieron, exigieron la dimisión de la consellera de Justicia, Gemma Ubasart, allí presente "para acompañar a los trabajadores y dar el pésame a los familiares".
Piquetes en las cárceles
Con el paso de las horas, las muestras de indignación fueron a más. El jueves por la tarde, unas 200 personas se concentraron ante el Departamento de Justicia, donde lanzaron huevos y pintura, y, este viernes, las protestas se han extendido en forma de piquetes en los accesos de las cárceles catalanas. Unas protestas que afectan a la entrada y salida de los centros.
El asesinato de Núria no es un hecho aislado, pues se veía venir, según denuncian los funcionarios de prisiones. Ellos sufren, año tras año, el incremento de violencia dentro de los centros penitenciarios y sufren cada vez más agresiones, según explican y muestran los datos. Por el momento, Ubasart se reunirá con los directores de las prisiones para abordar la situación.