La fiscalía, demoledora con un Dani Alves derrumbado: "Se consideraba impune"
El exjugador del FC Barcelona rompió a llorar al recordar el momento en el que se enteró por la prensa de que lo señalaban como autor de una agresión sexual
8 febrero, 2024 00:06Noticias relacionadas
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Dani Alves “no pudo confundirse”. Así de contundente ha sido la fiscal durante la lectura de su informe final, en el que ha señalado que el exjugador del FC Barcelona se creyó “impune” del delito de agresión sexual por el que solicita para él nueve años de prisión. De hecho, sostiene que cuando los Mossos d’Esquadra lo citaron para tomarle declaración acudió “soberanamente tranquilo”.
La acusación pública sostiene que el relato de la joven denunciante ha sido coherente desde el principio y compatible con la situación vivida, como también han corroborado los agentes de Mossos d’Esquadra, el personal de Sutton y los sanitarios y psicóloga que la asistieron en el Hospital Clínic.
La fiscalía ha incidido en que la joven, además, siempre ha reconocido que entró en el baño de forma voluntaria, aunque sin saber que era un lavabo, y que en un momento dado ella expresó “Me tengo que ir, me tengo que ir, me quiero ir”, un hecho que él no respetó. ”Por aceptar una copa no quiere decir que tuviese interés sexual”, ha incidido la fiscal, igual que, que de entrada renunciara a una indemnización y después, bajo asesoramiento, reclamara sus derechos “no quiere decir que exista un interés económico”. De hecho, la chica ni siquiera quería denunciar. Si no hubiese sido por la insistencia de sus amigas y el asesoramiento de los Mossos "se habría ido a su casa". Por eso, considera que no hubo un ánimo espurio.
“Hasta las huellas corroboran la versión de la víctima”
En cuanto a si Alves y la víctima se besaron, la fiscal ha dicho con rotundidad que la denunciante siempre ha sostenido que no, pero aunque ese fuera el caso, “si ella dijo hasta aquí, es hasta aquí”. Pero, según el ministerio público, a él le dieron igual sus súplicas. “Si tienes que golpear a una mujer, agarrarla de la mandíbula y tirarla al suelo es difícil que confundas los hechos”, ha expresado.
Según ella, las imágenes demuestran que antes de entrar juntos al baño ella se alejó de él hasta en dos ocasiones, en una de ellas apartándolo con el brazo, y que incluso llegó a agarrarse a su prima. Minutos después, cuando accedieron al baño, la zona estaba “oscura y cerrada”, lo que es compatible con que la chica creyera que aquello era el acceso a una terraza y no a un lavabo. ¿Por qué no se fue antes? Según la fiscal porque las mujeres han normalizado "sentirse incómodas" cuando se encuentran con "señores pesados" de fiesta, y no huir despavoridas. Lo normal es que se quede en algo "anecdótico", pero en ningún caso podía prever la víctima que iba a sufrir una agresión sexual.
Por eso, accedió a hablar con él en otra zona, que no estaba señalizada como lavabo.“En un reservado que vale mucho dinero, en la zona más cara y exclusiva, me cuesta creer que tengan la puerta de un baño abierta”, como manifestó uno de los amigos del futbolista. Además, añade la fiscalía, si las relaciones hubiesen sido consentidas, “¿por qué no subieron a La Suite, si tenía un sofá a disposición únicamente del Sr. Alves y fueron a un aseo asqueroso?”.
De los vestigios recuperados en el lavabo, según la acusación pública, se desprende que las huellas no coinciden con la versión de él, si no “tal cual” con lo que ella dijo. “Hasta las huellas corroboran la versión de la víctima”.
“Casi se choca de bruces con la víctima”
Una vez salieron del lavabo, la fiscalía sostiene que en menos de cinco minutos Dani Alves y su amigo Bruno ya se habían puesto las chaquetas, habían pagado la cuenta y se estaban marchando. “Para ser una relación consentida tuvieron mucha prisa en irse”.
En el pasillo, según las imágenes captadas por las cámaras, se ve a la víctima enseñándole la herida de la rodilla a su prima, visiblemente afectada. “La gente se fija en ellas, porque ella lloraba desconsolada”, ha apostillado la fiscalía. Todo el mundo menos Alves, que tuvo que esquivarla para “no darse de bruces con la víctima”. “No se rozan los brazos de milagro. La distancia era escasísima. ¿Que pudo no verla? Quizás porque tuvo mucha prisa para salir”, ha subrayado.
“No se balanceaba”
Sobre la estrategia de la defensa, que pivota sobre el consentimiento de las relaciones y el consumo de alcohol, la fiscalía ha apostillado que no se ha podido determinar cuántas copas bebió Dani Alves aquella madrugada. Aunque la defensa haya aportado un ticket de las consumiciones como prueba, no se puede deducir qué cantidad bebió él, deportista de élite, que además en ese momento jugaba en el Pumas. Pero sí tiene claro que en las imágenes “se observa en una actitud normal”.
Argumenta que a su llegada las imágenes muestran cómo saluda con normalidad a los porteros y que, en el recorrido hasta el reservado 6, primero, y 7, después, no se ve que se balancee ni que esté a punto de caerse. Pero es más, añade la fiscal, después de la presunta agresión sexual y abandonar la discoteca Sutton se le ve subir la calle Tuset completamente normal e incluso despedirse de una persona con una palmada en el hombro, “por lo que tenía el suficiente raciocinio”. “Ni en eso coincide con la versión de su mujer, Joana Sanz, porque sale correcto de la discoteca, pero cuando llega a casa se choca con todo”.
Sobre las secuelas para la víctima, ha precisado que un año después todavía sufre las consecuencias de este acto, que sigue de baja y que está “destrozada”. El hecho de que aquel día no sufriera lesiones de entidad y que no hubiese una “pelea encarnizada” no significa que las relaciones fuesen consentidas, reitera. Se basa en los datos aportados por un facultativo del Hospital Clínic, que expuso el miércoles que el 70% de las mujeres violadas que acuden a sus servicios no presentan lesiones.
“Si dijo que no, es que no”
Por su parte, la acusación particular, que se ha adherido al informe final de la defensa, ha añadido que la víctima ha mantenido un relato espontáneo desde el principio, desde la misma discoteca. “Esta declaración por sí sola ya constituye una prueba”, ha comenzado Ester García. Si la víctima obvió que hubo una felación no se trata de una omisión consciente, sino de un elemento periférico, pero su versión ha sido persistente a lo largo de todo el procedimiento. “Es imposible que una víctima de agresión sexual recuerde con detalle una secuencia perfecta y minutada”, ha insistido.
Si su defendida perreó o si frotó sus nalgas con el acusado antes de la supuesta violación es irrelevante, ha insistido la acusación particular, “si dijo que no, es que no”. “Ya no se tiene que acreditar la violencia, ya no estamos en ese debate, vale con el consentimiento”, ha recordado sobre la ley del sólo sí es sí. Aun así, la abogada ha reiterado que, según la joven, él le dio dos bofetadas y la insultó en un acto de humillación. Además, las imágenes de las cámaras de seguridad prueban que cuando salió del baño “la chica se puso a llorar, enseñando la rodilla a su prima”.
Según la acusación, en este caso no cabe ni el atenuante por consumo de alcohol ni el de reparación a la víctima (en relación al depósito de 150.000 euros) porque él mismo se presentó en una entrevista en una posición que no le ocupa, la de afectado, al decir que “sólo había sido cómplice de las ganas de la chica”. Por todo eso pide la pena máxima para este tipo de delitos, condenados con una horquilla de entre cuatro y 12 años de prisión.
La sexualización fue mutua, dice la defensa
Por su parte, la defensa ha alegado que el testimonio de la denunciante no reúne los requisitos para considerarse una prueba de cargo suficiente, sino que es contraria a las pruebas periciales y testificales. Según Inés Guardiola, su discurso ha sido “parcial, evasivo e instrumentalizado” al responder a muchas de las preguntas planteadas por la defensa con un “no lo sé” para, según ella, no caer en contradicciones.
Sostiene que las imágenes evidencian que Dani Alves y la joven bailaron pegados, que hubo contacto, y que no hay muestras de la supuesta “incomodidad” que le produjo la actitud “babosa” a la que se refirieron ella y sus acompañantes durante la vista oral. En su lugar, ha asegurado, fue ella quien acudió a buscarlo hasta en dos ocasiones y quien propició que se retomara la cercanía entre ellos. Estas imágenes, reproducidas en la última sesión, evidencian, según Guardiola, que “la sexualización del comportamiento entre denunciante y denunciado fue mutuamente aceptada”.
La lesión, compatible con una felación
Guardiola ha descrito que la joven se giró y bailó de espaldas a él, frotando sus nalgas y “realizando un sinfín de movimientos de carácter sexual” con su defendido, al que llegó a tocarle las partes íntimas. Es cierto que en un determinado momento agarra la mano de su prima, pero, según la abogada del futbolista, “para partirse de risa”. Además, sostiene que sabía perfectamente que era un exjugador del FC Barcelona, pues hasta en dos ocasiones intentó hacerle fotografías dentro del reservado.
Asimismo, sostiene que lo declarado por ella --que Alves utilizó violencia y que le hizo “mucho daño”-- “no se ha objetivado durante el juicio, pues no existe ningún vestigio físico”, no sólo en los genitales, sino tampoco en otra parte de su cuerpo. Sólo una lesión en la pierna que, como precisó un perito propuesto por Guardiola, es compatible con un “mecanismo de frotamiento que requiere de un cierto movimiento”, lo que coincidiría con el hecho de que ella le practicó, de rodillas, una felación.
Precisamente, esto es lo que sostiene Alves, que la mayor parte de la relación se basó en una felación, un detalle que la víctima omitió y que quedaría probada con el hallazgo de su ADN en la mucosa de su boca. De hecho, uno de los peritos ha explicado que este material genético no puede proceder de la saliva del futbolista, sino del líquido preseminal, teniendo en cuenta las horas transcurridas cuando se hizo el frotis con el hisopo.
“No claudiquen y cedan a la presión social”
En cualquier caso, insiste la defensa, la disconformidad de la joven “debió ser explícitamente verbalizada y exteriorizada”, porque su cliente sólo pudo inferir que quería mantener relaciones sexuales. Asimismo, ha reiterado que no ha podido probarse que el cuadro de ansiedad que sufrió la joven en los meses posteriores derivara de una agresión sexual, sino que, tal y como declaró una perito de parte, podría ser compatible con la presión mediática posterior.
Inés Guardiola ha pedido la absolución de Alves, que se ha derrumbado durante su declaración. Alternativamente pide que se le castigue solo con un año de prisión y una indemnización de 50.000 euros para la víctima, que “pudo haberse sentido avergonzada y enfadada por haber mantenido relaciones sexuales con un desconocido”, un hecho al que no estaba acostumbrada, y de ahí sus llantos en la discoteca.
Por estos hechos, Guardiola sostiene que Alves ha sido encarcelado injustamente, sin pruebas, y pide que le dejen inmediatamente en libertad. Además, ha pedido a las acusaciones 150.000 euros por el daño causado a su cliente, prácticamente arruinado por la pérdida de contratos, y ha solicitado a los magistrados que conforman el tribunal “que no cedan y claudiquen a la presión social, pues su defendido ha llegado ya condenado a la plaza del pueblo”.