24 de enero. Finalmente, esta es la fecha negra en la que se ha producido lo inevitable, a consecuencia de la inacción y falta de previsión en Cataluña. Los embalses de las cuencas internas de la comunidad han caído al 16%, límite fijado por la Generalitat para la declaración de la emergencia por sequía y puerta de entrada a nuevas restricciones al consumo del agua.
Dependencia casi absoluta de desalinizadoras y regeneración de aguas
Las reservas de agua de los embalses de las cuencas internas, aquellas que abastecen a 5,9 millones de catalanes que dependen del sistema Ter-Llobregat, se encuentran al 16% de su capacidad; dicho de otra manera, solo quedan 112 hectómetros cúbicos de agua de los 700 máximos que la red puede albergar.
Ante la falta de agua embalsada, la dependencia de Cataluña de otras fuentes infrafinanciadas como desalinizadoras y sistemas de saneamiento y regeneración es enorme para superar la actual sequía.
El peor registro desde que se tienen datos
Así las cosas, se trata del registro más bajo desde que se tienen datos, concretamente desde el año 1998. El actual es el peor episodio de falta de agua de Cataluña; el anterior se produjo durante la sequía de 2007, cuando las reservas cayeron al 21%, aún lejos de la cifra actual.
Entonces, el Govern introdujo agua contenida en barcos a través del Puerto de Barcelona. Una medida que de nada sirvió y que previsiblemente se producirá de nuevo a pesar de lo insostenible de esta medida y de estos 20 años de margen para evitar llegar a este punto.
Los pantanos agonizan
Un simple vistazo al pantano de Sau basta para darse cuenta de la gravedad de la situación. Hace meses que ha emergido el antiguo pueblo de Sant Romà de Sau, inundado cuando se construyó la presa en 1962 y que ahora se ha convertido en un punto turístico.
Tras meses de ausencia de lluvias en las cabeceras o lugares de captación de la red Ter-Llobregat, en Sau sólo prácticamente sólo quedan los lodazales. La falta de lluvias y una previsión meteorológica que indica que tampoco llegarán a corto plazo condena a este pantano a quedar prácticamente reducido a lodos, mientras los expertos recuerdan que esto inutiliza la poca agua que quede.
Operación contrarreloj para reparar fugas de agua
Las restricciones irán a más en una semana, tal y como ha avanzado Pere Aragonès, cuando se entre en el estado de riego extremo. El president incide en limitar el consumo como principal medida para evitar el gasto de agua innecesario, aunque esta realidad choca con la denuncia que se hace desde el municipalismo sobre las fugas de agua sin reparar que hay en diversos puntos del área metropolitana de Barcelona.
Reducción de presión del agua, problemas en calentadores y sin duchas en algunos gimnasios
En la primera fase de emergencia, que entrará en vigor probablemente el 1 de febrero, el consumo de agua se limitará a 200 litros por habitante y día.
Mientras tanto, el AMB ya ha empezado a reducir la presión del agua en cinco municipios metropolitanos que superan el consumo de agua. Esto lo acusarán especialmente los pisos altos cuando la medida se replique en Barcelona --no les llegará el agua-- y probablemente también dificulte el uso de calentadores, que necesitan una presión mínima para encenderse.
Además, se prohibirá llenar piscinas, el riego de campos deportivos, el lavado de las calles con agua potable ni vehículos (salvo en establecimientos específicos que cuenten con sistemas de recirculación de agua) y el uso de duchas en las playas, y los gimnasios y centros deportivos empezarán a restringir el uso de las duchas según su capacidad para ahorrar agua.