Los vecinos del Raval se organizan y exponen a Rachid: señalado por ser el ‘boss’ de la droga y llevar al límite la calle d‘En Roig
Los residentes denuncian la inseguridad e insalubridad generadas por la llegada de mafias
20 enero, 2024 00:00Noticias relacionadas
Los vecinos de la calle d'En Roig, enclavada en el corazón del barrio del Raval de Barcelona, se organizan contra los narcopisos. En las últimas semanas la situación desesperada que sufren desde hace años los ha llevado a tomar la arriesgada decisión de empapelar Ciutat Vella con la imagen de Rachid, el hombre al que atribuyen el control de la venta de droga al menudeo en esta vía. “Lo hicimos con la esperanza de que alguien lo viera y quisiera investigarlo”, reconoce uno de ellos.
El estado de decrepitud en el que ha quedado sumida esta calle se debe, según los vecinos, a la llegada de varias mafias dedicadas al tráfico de sustancias estupefacientes y a la receptación de objetos robados en el centro de la ciudad. “Es frecuente ver a turistas buscando sus pertenencias por aquí, porque el GPS indica que están en el bloque que hace esquina con la calle Hospital o en el número 8 de esta vía”, el edificio en el que, según los residentes, vive el cabecilla de una de estas tramas.
Varios narcopisos
“Hay varios narcopisos, no solo en el número 8, sino también en el 20”, añade uno de los residentes, que ha pedido por escrito al Ayuntamiento de Barcelona que se practiquen registros en estas fincas. Además, señala que hace pocos meses los Mossos d’Esquadra vaciaron otra vivienda cercana utilizada para tal efecto. Los okupas abandonaron la propiedad a las bravas, pero se instalaron en otro piso vacío en la calle del Carme, perpendicular a d’En Roig.
“El barrio en general es una zona muy conflictiva, en el que siempre pasan cosas”. No obstante, la calle d’En Roig, por su morfología, es todavía más problemática porque las callejuelas que la atraviesan “hacen que sea más fácil escapar”, destaca otro de los residentes, mientras los ojos de uno de los aguadores --un hombre de confianza de quienes controlan los narcopisos-- observa atentamente desde la esquina con el rostro cubierto por una braga.
“No se puede vivir así”
Así lo confirma Isabel, una de las pocas vecinas que acceden a dar su nombre y que corrobora que los aguadores, jóvenes que se mueven velozmente en patinete por este laberinto de estrechas calles, se avisan entre ellos en cuanto detectan a un extraño, a la policía secreta o a una posible víctima. “No los ves acercarse. A mí me tiraron al suelo y me robaron todo lo que había sacado del cajero. A mi amiga la amenazaron hace dos semanas a punta de navaja. No se puede vivir así”, estalla.
Otro de los vecinos, que vive a escasos metros del presunto capo de la droga, directamente ha optado por colgar un cartel en su puerta en el que pide a los toxicómanos que no timbren. “Aquí no se vende droga. No compro cosas robadas de la calle: ni móviles ni bicicletas. Lo que buscas está en el narcopiso okupa d'En Roig 8”, señala el papel.
Insalubridad e inseguridad
La presencia de los narcopisos ha generado un peregrinaje de toxicómanos que, bajo los efectos de las sustancias, provocan peleas, ruido y protagonizan actitudes incívicas. “He llegado a encontrarme a personas defecando en mi escalera”, denuncia un comerciante. “También hay prostitución”, señalan.
Además de la inseguridad en este punto caliente de la venta de droga, la calle d’En Roig se encuentra en un estado insalubre. A la basura que se acumula en la confluencia con Picalquers, se suman las jeringuillas que los consumidores usan para pincharse en esta y en las calles adyacentes, denuncian.
Los Mossos investigan varios narcopisos
Por su parte, desde Mossos d’Esquadra confirman que tienen conocimiento de la aparición de estos carteles en Ciutat Vella. “Periódicamente se procede al vaciado de pisos por delitos relacionados con la salud pública”, recuerdan.
Así, fuentes de la policía autonómica corroboran que en la actualidad los investigadores centran sus pesquisas en varios bloques de la zona ante la sospecha de que funcionen como narcopisos, aunque sin desvelar si el número 8 d’En Roig se encuentra entre ellos.
Sin embargo, los vecinos que acceden a hablar con la prensa señalan este bloque como el epicentro de los problemas en la calle. “Tened cuidado con las preguntas, en esta calle hasta los muros tienen orejas”.