Los sanitarios han confirmado a este medio el cerrojazo de quirófanos en Cataluña por falta de enfermeras. El personal sanitario del Hospital de Mataró (Barcelona) ha corroborado la reorganización a la baja del 25% de las áreas de operaciones algunas tardes de la semana por carencia de personal de apoyo. Se reconoce de este modo una carencia laboral que los sanitarios denuncian desde hace tiempo y tras la polémica por la decisión de los gestores sanitarios catalanes de no renovara el contrato a una enfermera andaluza que criticó en redes sociales el requisito de tener el nivel C1 de catalán para presentarse al concurso de plaza.
En conversación con este medio, sanitarios de base del Hospital de Mataró han confirmado los cambios en el área de quirófanos de la ciudad asistencial. Éstos se centran en una reorganización de la unidad que implica dejar inoperativos dos de los ocho quirófanos dos tardes a las semana. Es, confirman, por falta de enfermeras, un "problema generalizado de la sanidad catalana".
El papel de la doctora Ruiz
El recorte en los tiempos de apertura de los ocho quirófanos se atribuye a la coordinadora del área, la doctora Aina Ruiz, que "hace un trabajo excelente y un encaje de bolillos" con el personal que tiene disponible para "evitar que se anulen operaciones". Hasta ahora no se han desprogramado intervenciones, constatan las mismas fuentes, algo que una portavoz del hospital defendió ayer en conversación con este medio.
Pero sí que se cierran quirófanos. Dos de ocho (25%), dos tardes a la semana. Y es por falta de enfermeras. Asimismo, se "comprimen los tiempos entre cirugía y cirugía" para sacar el máximo partido al personal disponible. Se "maximizan" los recursos humanos a la vez de que se blinda la "seguridad clínica" en todo momento.
Las intervenciones suben
Como resultado, Mataró "va por encima en actividad quirúrgica" en relación a 2022. Hay más operaciones con quirófanos cerrados. Pero es, precisan otras fuentes, por el esfuerzo extra que hace el personal, a quien se ha ofrecido compensaciones tras años poniendo de su parte para que la carencia de manos no se note en la calidad asistencial final.
Está por ver, pues, el impacto en la lista de espera quirúrgica de estas clausuras. El hospital defiene que no la habrá, cuestión que los trabajadores más críticos con la gestión por parte de la Generalitat ponen en tela de juicio.
Echan a una enfermera andaluza
El hospital de referencia del Maresme sufre el mismo problema que el resto de la sanidad catalana: la falta de enfermeras. El sindicato Satse, mayoritario en esta actividad profesional, calcula que hay que incorporar a unas 22.000 profesionales en los próximos años. El Consejo General de Enfermería rebaja esta cifra a 13.000.
La carencia de talento llega después de que el ICS, el mayor proveedor sanitario público en Cataluña, protagonizara una polémica de origen lingüística pero que tuvo impacto en la organización laboral de su equipo. Decidió echar a una enfermera de origen gaditano del Hospital Vall d'Hebron porque se quejó de que le obligasen a contar con el nivel C1 de catalán para concurrir a las convocatorias para conseguir una plaza pública.
La joven subió un vídeo a TikTok en el que lamentaba el requisito lingüístico y, tras levantar polvareda por las fromas y la forma (se filmó en horario laboral), el centro sanitario decidió que no le renovaba el contrato. En paralelo, Salud le abrió expediente, mientras que los sectores más escorados del independentismo arremetía contra ella en las redes sociales. De hecho, la profesional sanitaria se quejó de que se sentía acosada.
Denunciaron acoso
Tras ese episodio, la asociación El Defensor del Paciente salió en defensa de la sanitaria. Por su parte, el sindicato médico Simecat detectó "acoso y linchamiento" y arropó también a la profesional.
Más allá de esta polémica, Cataluña ha perdido atractivo como destino entre, por ejemplo, los médicos en formación en los últimos años. En el ejercicio en curso, Andalucía ha adelantado a la región catalana entre los 2.000 mejores MIR y se ha sumado a Madrid como territorios más elegidos. Esta realidad, junto a la carencia de profesionales que se arrastra desde hace años, ha abierto el debate sobre qué requisitos es indispensable requerir a las nuevas incorporaciones a la sanidad catalana.