La vecina que logró echar a los okupas: "Mis hijos merecen vivir sin agresiones, robos ni drogas"
La insistencia de la mujer logró que los allanadores tirasen la toalla y se marchasen del bloque, situado en el barrio de Cerdanyola de Mataró
25 enero, 2023 00:00Son muchos los vecinos que deben lidiar cada día con los okupas. Es lo que ocurre en un bloque del barrio de Cerdanyola de Mataró (Barcelona), cuyos residentes están desesperados por tener que hacer frente día sí día también a los conflictos originados por los allanadores.
Una de las afectadas explica a Crónica Global que la convivencia es insostenible, sobre todo cuando sus hijos tienen 10, 6 y 2 años. Sus pequeños han sido la razón para que decida enfrentarse a los delincuentes: "Mis hijos merecen vivir sin agresiones, robos ni drogas", expresa en declaraciones a este medio.
La insistencia de la mujer logró que tirasen la toalla y se marchasen del bloque: "Me enfrenté a ellos porque ya tuvimos un caso que nos trajo muchos problemas. Yo ya estaba cansada y no quería volver a vivir la misma pesadilla", añade. Y lamenta que los menores tengan "miedo". "No quieren salir a la calle solos ni se atreven a salir al rellano", explica la madre.
Okupas conocidos en el barrio
El último episodio tuvo lugar el pasado viernes, cuando los okupas forzaron la puerta de una de las viviendas de la segunda planta. Sobre las cuatro de la madrugada, los vecinos escucharon el ajetreo en la escalera y salieron para ver qué ocurría. Al ver a los individuos, se encararon y "se fueron corriendo, dejando la cerradura medio forzada".
Sin embargo, no se dieron por vencidos y regresaron el domingo por la noche, cuando lograron acceder al piso forzando la puerta del portal con una pata de cabra y acabaron de arrancar la puerta antiokupa que el día anterior habían dejado forzada. Según explica el portavoz de Patrulla Vecinal --uno de los grupos que coordinan y difunden información sobre la delincuencia y la okupación en las redes sociales--, los residentes de ese bloque tenían claro cuál era el objetivo: echar a unos allanadores que "ya son conocidos en el barrio por dedicarse a vender llaves" de viviendas vacías.
Robos, amenazas, drogas...
Para ello, la vecina "se quedó haciendo guardia" frente al inmueble, que cuenta con dos pisos vacíos propiedad de una entidad bancaria. "Aprovechamos un rato en el que salieron a la calle para cerrar la puerta de acceso y no se les dejó entrar de nuevo", relatan. Después, los Mossos d'Esquadra y la Policía Local procedieron a tapiar la puerta, mientras los okupas "salieron corriendo".
"Desde el ayuntamiento dicen que las okupaciones han bajado, pero en la calle se percibe lo contrario. La gente está muy cansada, más que por la okupación en sí, es por todo lo que la rodea", lamentan. Y es que los allanamientos tienen daños colaterales como robos, agresiones, amenazas, venta de droga y destrozos en las zonas comunes. "Los vecinos se sienten desprotegidos, ya que cuando llega la policía lo único que puede hacer es notificar que la okupación ha sido consumada", espetan.
Los vecinos dicen basta
No es la primera vez que los vecinos de este municipio se organizan contra los okupas. Una de las comunidades de vecinos más movilizadas contra este problema es la del barrio de Vista Alegre, que ya se ha enfrentado varias veces a los allanadores hasta lograr echarlos. Los últimos hechos ocurrieron a principios de enero en una vivienda de la ronda de la Creu de Pedra, cuando los residentes actuaron rápidamente al detectar que varios hombres querían acceder a una vivienda. El presidente de la asociación de vecinos, Antonio Castillo, convocó a los residentes a una concentración de protesta delante del inmueble.
Pero esta no era la primera vez. En febrero y en diciembre de 2022 tres jóvenes asaltaron un piso del número 42 de la calle Montal y tuvieron que salir escoltados por los agentes, a quienes ellos mismos llamaron. Así pues, los vecinos de la capital del Maresme hace tiempo que vienen dando la voz de alarma y, cansados de los graves problemas de inseguridad en los barrios, han dicho basta.