Barcelona, contra las toallitas húmedas
La ciudad se suma a una campaña para concienciar a la población de los problemas ambientales que causan estos residuos
20 junio, 2019 14:22La Consejería de Territorio de la Generalitat de Cataluña, en colaboración con la Dirección General de Atención Ciudadana, la Agencia Catalana del Agua y la Agencia de Residuos de Cataluña, ha promovido una campaña de sensibilización ciudadana “sobre la necesidad de gestionar de manera adecuada diversos residuos que se emplean para la higiene personal y que a menudo se tiran al inodoro provocando problemas en los sistemas de saneamiento”, explica en un comunicado el Ayuntamiento de Barcelona. El consistorio de la Ciudad Condal y el Área Metropolitana de Barcelona se han sumado a esta iniciativa que llegará a toda Cataluña durante lo que resta del año 2019 y 2020.
Esos residuos de higiene personal que protagonizan la campaña promovida por la Generalitat de Cataluña son, en su mayoría, las conocidas como toallitas húmedas, aunque no son los únicos. Algodones de limpieza facial, bastoncillos para los oídos y apósitos femeninos son algunos otros. Según la Federación Europea de Asociaciones Nacionales de Servicio de Agua (EUREAU), este tipo de desechos generan un coste adicional en los sistemas de saneamientos cifrado entre los 500 y los 1.000 millones de euros. De ahí la necesidad de concienciar a los ciudadanos de que no arrojen a los inodoros este tipo de productos con una campaña que cuenta con un presupuesto de 1'5 millones de euros y que se difundirá en diversos medios de comunicación como prensa y radio; en soportes publicitarios, como marquesinas de autobuses; y a través de organismos públicos de investigación.
Contra el ‘fatberg’
"Estamos creando un monstruo y esto no es ninguna película" es el eslogan de la campaña. “Cuando tiramos una toallita u otros residuos de higiene personal, el inodoro se los lleva como si nada. El problema está en que no vemos las consecuencias de ese gesto. Estamos creando un monstruo peligroso, pero que no vemos”, explican desde el ejecutivo municipal de Barcelona. Ese monstruo sobre el que pone el acento la campaña habita en las tuberías de los sistemas de saneamiento de las poblaciones. Se le conoce como fatberg y es una masa compacta que atasca las tuberías y que se alimenta de esos productos de higiene personal, pero también de los aceites, de las grasas y de las sustancias similares que se arrojan a los inodoros. “Por eso, el anuncio central de la campaña se plantea como un corto de ficción con un guión que presenta un monstruo que intuimos en presencia, pero al que nunca llegamos a ver”, en palabras del Ayuntamiento de Barcelona.
Las autoridades advierten de que usar el inodoro como una papelera tiene un impacto negativo muy fuerte para las ciudades, pues obstruye las tuberías y las bajantes de los edificios; en las depuradoras por el sobrecoste económico que supone la limpieza y tratamiento de tales residuos; en el medio ambiente, ya que altera los ecosistemas naturales, siendo el más perjudicado el marino; y en la economía pública, pues la inversión adicional recae en los bolsillos de los ciudadanos. “En el entorno de Barcelona, en un año las depuradoras del área metropolitana que gestiona el Área Metropolitana de Barcelona recogen 4.400 toneladas de residuos sólidos, la mayor parte de los cuales son toallitas húmedas”, según informa el consistorio barcelonés. Esto supone que cada ciudadano arroja más de un kilo y medio de este tipo de desechos al año en su inodoro.
15 toneladas en Londres
El caso más preocupante por un atasco producido por el fatberg tuvo lugar en Londres. En el año 2013, la capital de Reino Unido albergaba en sus sistemas de saneamiento una bola de grasa de quince toneladas de peso. Las autoridades municipales y los trabajadores responsables de la infraestructura de gestión de aguas residuales tardaron tres semanas en resolver la avería. A nivel nacional, la ciudad de Valencia lleva invertidos más de ocho millones de euros en la retirada de 5.000 toneladas de residuos sólidos que han provocado un atasco de dos kilómetros de longitud. De vuelta en Cataluña, la depuradora urbana Gavà Viladecans de Barcelona recogió un total de 244 toneladas de toallitas húmedas en una limpieza realizada en el año 2017.