Sebas, Raúl, Joan y Miguel alias Comeche. Estos son los cuatro taxistas que le han cantado las cuarenta al expresidente catalán prófugo de la justicia Carles Puigdemont hoy en su chalé de Waterloo (Bélgica). Los conductores se han plantado ante la villa, bautizada como casa de la república, y han esperado al líder independentista.
Cuando Puigdemont ha salido a recibirlos, acompañados de su fiel escudero, el empresario gerundense Josep Maria Jami Matamala, los cuatro conductores han departido con él y le han expuesto sus quejas. Tras ello, el ambiente se ha tornado más distendido y han invitado al expresident a dar una vuelta a la manzana a bordo de un taxi de la compañía Taxi Ecològic, una de las más reconocidas en Barcelona. Tras el periplo, el cuarteto ha tenido el honor de entrar en la villa, un chalé del que poco se conoce, salvo que es la sede de la fundación CATGlobal, mediante la cual el huido recauda fondos para la causa por la separación de Cataluña de España.
"Llevar el problema allende las fronteras"
En un comunicado, el sindicato Élite Taxi, que ha comandado la expedición aunque ayer estuviera a punto de perder el control de la huelga de taxis de Barcelona frente al sector duro, que quería continuar con el paro indefinido, ha indicado que el objetivo del desplazamiento ha sido el de "llevar nuestro problema más allá de nuestras fronteras". "Partieron con un objetivo de diálogo y solo su fe y espíritu les ha permitido conseguir ese objetivo".
¿Cómo llegaron a Waterloo? "Bien", ha indicado el cuarteto, que ha recibido el apoyo de conductores locales de taxi. "Agotados por el viaje, alguno con fiebre, en ningún momento han tenido la intención de molestar a nadie", ha agregado Élite Taxi, sindicato mayoritario --y duro-- en la Taula Tècnica del Taxi (TTT). "Puigdemont les ha recibido como catalanes y han podido dialogar", han añadido. Una fotografía ha dejado constancia del encuentro.
El Govern se 'pliega' a los taxistas
La visita-escrache de los conductores al ex Jefe del ejecutivo huido de la justicia se produce apenas dos días después de que el Govern se plegara a los intereses de los taxistas de Barcelona. El equipo de Quim Torra amplió el periodo de precontratación de los vehículos VTC, como los que usan Uber y Cabify, de 15 minutos a más de una hora si los ayuntamientos y el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) así lo establecen. Ello cierra las puertas a las dos plataformas, que ya sopesan recurrir el decreto e incluso han amenazado con irse de Barcelona.
Los cuatro taxistas --uno de ellos hace la foto-- con Carles Puigdemont (2d) en Waterloo (Bélgica) / CG
El texto se aprobará la próxima semana y abrirá la puerta a que el AMB acometa su cerrojazo contra las apps que usan VTC. El primer intento, en 2018 y en forma de doble licencia, acabó recurrido al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) y suspendido. Ahora, el ente supramunicipal tendrá a su disposición un decreto autonómico que le permitirá recortar el número de vehículos de Uber y Cabify "en función del tráfico y la congestión" lo que dificultará, cuando no hará imposible, la operativa de ambas aplicaciones.