Millet ingresa en la cárcel de Brians con el 'turbo' puesto
Primera noche en prisión de quien fuera presidente del Palau y referente de la burguesía catalana, condenado por blanqueo, apropiación y tráfico de influencias
6 febrero, 2018 00:00“Mi cliente es un hombre enfermo, con graves problemas de movilidad. Es ilógico e irracional que se plantee ni tan siquiera la mera posibilidad de que tenga intención de fugarse. ¡Como no lo haga poniendo un turbo en la silla de ruedas!”.
Así trataba de convencer al tribunal el abogado de Fèlix Millet, Abraham Castro, sobre el inexistente riesgo de fuga que, en su opinión, existía sobre este condenado por el saqueo del Palau de la Música.
El potencial económico
El tribunal que preside la magistrada Monserrat Comas piensa que el potencial económico de Millet le puede ayudar a eludir sus responsabilidades penales (una condena de nueve años por malversación, apropiación y tráfico de influencias).
Ni Comas ni el resto del tribunal se han dejado influir por la retórica del abogado.
Fiscal duro
La misma Fiscalía Anticorrupción que pactó con Millet para que tirase de la manta e incriminase a Convergència Democrática de Catalunya en la trama del Palau ahora, en la última estación del trayecto procesal de este escandaloso caso, ha desenterrado el hacha de la acusación y ha pedido a la juez su ingreso en la cárcel.
El fiscal y el tribunal comparten la opinión de que los delitos cometidos, reconocidos y acreditados por Millet y Montull son graves. Para Anticorrupción, la sentencia está muy bien armada y por ello, como cualquier ciudadano, el otrora prohombre de la ciudad, ha de entrar en la cárcel.
Primera noche
Félix Millet y Jordi Montull han dormido su primera noche en la cárcel de Brians 1, un destino que nunca pisaron por orden del juez, Juli Solaz, el que hace nueve años ordenó su detención.
Para muchos juristas esta última resolución de Comas y su tribunal ha servido para hacer justicia. Los abogados de Millet, Montull y el resto de condenados corren a presentar los recursos ante el Supremo. El caso Palau ya es historia.