Vida

La ANC está "en su punto", según La Vanguardia

Enric Juliana censura la "respuesta berroqueña del aparato del Estado". Subrayar la celeridad es la consigna nacionalista. Sostres dice que esta noche no vuelve a casa. La Assamblea convoca a las siete de la tarde

30 septiembre, 2014 09:58

La consigna en los medios de Cataluña es la celeridad con la que ha actuado "Madrid". Se subrayan con ello los aires siniestros, tramposos y previsibles de un Estado con tendencias totalitarias que habría enterrado a Montesquieu. "Van a saco" titula El Punt-Avui; "Reacción fulminante", el Ara; "Bloqueo express", El Periódico. La Vanguardiadesarrolla algo más la idea y apunta: "El TC suspende la consulta horas después del recurso". Un espectáculo, los señores magistrados corriendo por la Castellana. Revuelo de togas tras el Consejo de Ministros extraordinario. Todo de urgencia, se regodea el periodismo local.

Pudiera ser que la reacción haya sido apresurada, en fin de semana, a toda pastilla y con Herrero de Miñón protestando a la entrada del Consejo de Estado porque le habían jodido la siesta del domingo. Sin embargo votó a favor del doble recurso que se disponía a presentar el Gobierno ante el TC tras el preceptivo visto bueno del dicho Consejo. La prisa no esta reñida con la unanimidad, detalle que tiene más predicamento en la prensa de Madrid que en la de Barcelona. La suspensión cautelar da paso al primer acto de la tragicomedia: "no nos dejan votar".

Por otra parte, la Generalidad se ha tomado su tiempo a la hora de montar el referéndum: una ley de consultas preparada en semana, con cuatro votos particulares en contra del "Consell Consultiu", publicación de la ley y al cabo de diez segundos firma del decreto, votación en cuarenta días... Está claro quién tiene más prisa y porque el Estado tiene prisa. ¿O no?

La perspectiva de La Vanguardia está en la mirada de Enric Juliana: "A las ocho de la noche sonó el clarín. El toque de trompeta que todo el mundo daba por hecho, con esa vieja y pétrea seguridad hispánica en el despliegue, inapelable, de los reglamentos. La convocatoria catalana ha sido declarada ilegal, rotundamente ilegal, antes de que el órgano competente se exprese literalmente en tal sentido. España funciona así".

¿Así? ¿Cómo? ¿De bien? ¿De rápido? ¿De qué? No se engañe Juliana, la "seguridad hispánica" no existe, es una leyenda.

Continúa el periodista del diario de Godó: "Todo fue rotundo ayer en Madrid. Extremadamente rotundo, excepto unas palabras del presidente del Gobierno que dejaron entrever la disposición a una negociación política que incluya la reforma de la Constitución, después del 9 de noviembre. Tres mensajes: descalificación absoluta de la iniciativa catalana, tachada de “profundamente antidemocrática” por el propio Rajoy; celeridad y contundencia del aparato estatal, y algunos puntos suspensivos para después del 9-N. La organicidad es absoluta..."

Rotundo, extramado, absoluto... ¿Qué querrá sugerirnos el analista? El fnal de su texto es la descripción de los preparativos en el otro lado: "En Catalunya, Artur Mas no tuvo dificultad ayer para capitalizar políticamente la respuesta berroqueña del aparato del Estado. Tanta prisa y tanta rotundidad alimentan al soberanismo como corriente principal. El Partit del President sigue ocupando el centro de la escena, con ERC en el flanco, lanzando advertencias contra cualquier flexión. La Assemblea Nacional Catalana en su punto, convocando movilizaciones frente a los ayuntamientos. Y unas palabras del portavoz del Govern de la Generalitat, Francesc Homs, que no pueden pasar desapercibidas. La intención del Govern de no poner a sus funcionarios en riesgo de inhabilitación. El eslabón débil de la actual cadena de tensiones son los funcionarios de la Generalitat que pudiesen intervenir en la consulta suspendida. Para el aparato del Estado es más fácil, políticamente, castigar a los funcionarios, uno a uno, que activar el artículo 155 de la Constitución".

No queda claro el sentido de esta frase: "La Assemblea Nacional Catalana en su punto, convocando movilizaciones frente a los ayuntamientos". En su punto es una definición exacta para la carne, pero vaga para la política. ¿En su punto? ¿De ebullición?

La crónica de Juliana es, pese al punto, un panorámica absoluta, contudente y rotunda de lo que se cuece.

En la contraparte y en El Mundo, Arcadi Espada titula su artículo "Hay que". Y escribe: "El hayqueísmo es una manifiesta irresponsabilidad. Su maestro principal y venerable es el profesor Rubio Llorente que ayer dejó en La Vanguardia un texto inmortal, porque nunca vivió. Después de decir que el referéndum es malo y mala también su prohibición, el mundo fue y será una porquería ya lo sé, remata el emérito: «Lo razonable es acudir a remedios que ataquen el mal en su raíz, que disminuyan el apoyo que hoy tiene el independentismo y ofrezcan al gobierno catalán argumentos para modificar su postura.» Detrás del hay que solo hay pereza intelectual y política. Por más que lo pronuncien egregios supuestos el mandamiento sigue a ras de suelo a la pensadora Nierga, que al menos tuvo la virtud de exponer desinhibidamente su irritación y su impotencia: «¡Hablen, ustedes que pueden!» Los hayqueístas, a los que se suma los meses con erre el discípulo Francesc de Carreras, están desaprovechando la oportunidad de hacerse un nombre. Dada su profunda credencial democrática, deberían emprender un reto a su altura: el de convencer a los españoles de que tienen que renunciar a una parte de su soberanía por la paz".

Espada alude, muy probablemente, al artículo del domingo en el El País de Francesc de Carreras que terminaba así: "No sé lo que sucederá el 9 de noviembre próximo, aparte de que no se va a celebrar consulta legal alguna. Pero el Gobierno —con el mayor consenso posible— debería plantear un acuerdo para encontrar un procedimiento que permita una salida. No es cuestión de plantear una reforma constitucional, que debe hacerse con tiempo y calma, tampoco una tercera vía, sino de encontrar un punto de encuentro con la Generalitat que, por supuesto dentro de la más estricta legalidad, despeje el camino y ofrezca seguridad cara al futuro. Quebec y Escocia, por lo que se ha visto, no son malos ejemplos".

Joaquim Coll opina en El Periódico bajo el titular "Votar no es sinónimo de democracia" y dice: ¿Qué ocurriría si el 9-N se llevara a cabo? Imaginémonos por un momento que el Gobierno hubiera tolerado la consulta, como exige Artur Mas, ya que se trata, según él, tan solo de conocer la opinión de los catalanes. Pues bien, si los ciudadanos creyeran al pie de la letra que se pretende meramente consultar sin ningún valor jurídico posterior, muchos podrían no tomarse la molestia de acudir a las urnas, sobre todo los no independentistas. De lo que se deriva una contradicción flagrante entre la trascendencia innegable de lo que se pregunta y el instrumento mediante el que se convoca institucionalmente a los ciudadanos a votar. Es evidente que se trata de una argucia ante la imposibilidad legal de convocar unilateralmente un referendo por la Generalitat. Por eso, las fuerzas soberanistas explicitan que el resultado tendría igualmente efectos políticos vinculantes, con lo que el problema democrático que se plantea es enormemente grave".

Se explica Coll: "Primero, porque la tipología de la doble pregunta encadenada encierra diversas trampas. La más importante es que el primer enunciado es etéreo (¿Quiere que Catalunya sea un Estado?). No sabemos qué significa tal cosa, aunque suena más a Estado confederal o asociado que a federal. Sin embargo, su ambigüedad induce a reunir el apoyo de todos a quienes no les convence el modelo autonómico. Así como también el de los que desean pronunciarse afirmativamente sobre la única pregunta clara y relevante de la consulta (¿Quiere que ese Estado sea independiente?), pues para poder hacerlo hay que optar obligatoriamente por el sí. Segundo, porque los partidos que acordaron ese tramposo formato no aclararon cómo se contarían los votos, de manera que ERC y la ANC argumentan que la doble pregunta es eliminatoria y que solo hace falta una mayoría simple de votos emitidos en la segunda para que ese Estado sea independiente. Y, tercero, porque no se ha fijado un porcentaje mínimo de participación".

Otra hipótesis es la que apunta Salvador Sostres en El Mundo, que es la de que el 9N no haya referéndum. "Esta noche no volveré" titula para ponerse en lo peor, que no es el garrafón: "Por lo tanto, ha llegado la hora de pagar el precio. Ha llegado la hora del que el independentismo demuestre qué está dispuesto a hacer para votar "sí o sí" el próximo 9 de noviembre. Es hora de permanecer en las calles y en las plazas, es hora de decirle a tu mujer: 'Esta noche no volveré a casa'. Es la hora de demostrar con qué resistencia amamos causas y azares. Es la hora de besar a tus hijos sabiendo en qué hora cruzas la puerta de tu casa para marcharte, y sin saber si algún día volverás".

Tranquilidad. Es ironía. Sostres sostiene que no hay, que manca testosterona. También es su opinión porque bien podría ser el momento de que la mujer, con las botas puestas (para salir de casa), le diga al hombre: "¡Levanta del sofá pedazo de Homer. Ahora es la hora!". Además, eso de que "esta noche no volveré a casa" suena a excusa. Casi es mejor decir que se va a uno a por tabaco.

En el entreacto, la Generalidad mantiene activa la campaña "Tu decides", indicio de que Mas, Junqueras y las damas esteladas (Forcadell y Casals, ding-dong, la ANC llama a tu puerta) está a punto de exhibir su maestría en el deporte rural catalán de pasarse la suspensión por debajo del arco del triunfo.

En La Razón, José María Marco, adopta un aire forense y afirma: "El nacionalismo, como muchos otros problemas en la vida, no tiene solución. Lo único que dejará satisfechos a los nacionalistas es, lógicamente, la destrucción de España".

Ayer falleció Miguel Boyer, exministro de Economía del primer Gobierno de Felipe González y marido de Isabel Preysler, con quien tuvo una hija. Abel Hernández, en La Razón, dice que es "el hombre que huía de la chaqueta de pana". Los periódicos recuerdan la expropiación de Rumasa, el "que te pego leche" de Ruiz Mateos y la mansión con catorce cuartos de baño. También que rompió el carné del PSOE en los noventa, colaboró con la FAES, que abandonó por la postura de Aznar sobre la segunda guerra de Irak.

30 de septiembre. Santoral: Jerónimo, Amado, Eusebia de Marsella y Sofía.